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Hoy es martes, 26 de noviembre de 2024

Crean sonido con danza y embrujo; jóvenes trazan una nueva visión sonora

• Galardonados con uno de los premios de mayor prestigio en México, tres jóvenes músicos definen la nueva visión sonora de nuestro país en tiempos de pandemia

Crean sonido con danza y embrujo; jóvenes trazan una nueva visión sonora

IUDAD DE MÉXICO.

Marcados por el confinamiento que ocasionó la pandemia de covid-19 e inspirados en el mito prehispánico del Quinto Sol, las leyendas formadas en torno a las brujas y la danza de los chinelos, los jóvenes compositores Johan González Morales, Omar Arellano Osorio y Uriel Hernández Callejas ganaron el Concurso de Composición Arturo Márquez para Orquesta de Cámara 2020, considerado el certamen más importante en su tipo.

En entrevista con Excélsior, los ganadores del certamen hablaron sobre los elementos sonoros de sus obras y, aunque no se ha definido la fecha de su estreno, delinearon algunos aspectos de la nueva visión sonora de México.

 

REGISTRO SONORO DEL SOL Y LA LUNA

 

Johan González Morales es uno de los tres seleccionados por el jurado de la edición 2020.

Vía telefónica habla de Tecuciztécatl, la obra que hizo durante el confinamiento y que para concretarla echó mano de la música mexicana de concierto y del mundo prehispánico.

Estudiante de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), reconoce que hasta antes de sentarse a escribir no conocía mucho sobre música popular mexicana.

Conocía algunas obras de compositores como Carlos Chávez, Silvestre Revueltas y José Pablo Moncayo, así que pedí algunas partituras a mis compañeros y me puse a escuchar música mexicana de orquesta.

 

Me llené de música de orquesta y, entre tantas cosas que vi, encontré El ritual de Tezcatlipoca, del compositor Arturo Pantaleón, la cual fue tocada en Berlín, era mexicana, y me sorprendió que tuviera huéhuetl, teponaztli y caracoles, es una obra súper mexicana pero completamente académica.

 

Y ahí me dio la idea de crear una obra que combinara música prehispánica y huapango”, comenta.

Entonces se le ocurrió musicalizar el mito de Tecuciztécatl, utilizando palos de lluvia, maracas, güiros e instrumentos de viento que recrean la lluvia, los jaguares y el viento.

Tecuciztécatl es el dios que debía sacrificarse para convertirse en el Sol, pero en su lugar lo hizo Nanahuatzin y juntos dieron vida al Sol y la Luna.

¿Cómo imaginar el sonido de su obra?, se le cuestiona. “Suena a una combinación de danza prehispánica y huapango y para lograrlo me tardé siete meses. La realidad es que no pensé ganar, así que me di muchas libertades”.

 

ECOS DE LA TIERRA Y DEL HUEHUENCHE

 

Por su parte, Omar Arellano Osorio explica que su obra está basada en El son del chinelo y que está fundamentada en aspectos populares, “porque tomo elementos musicales de las procesiones que realiza la gente durante la Semana Santa o previo al carnaval, que es justo la conexión directa con el chinelo y esa danza del huehuenche que existió antes del chinelo”.

Asegura que su intención fue tomar esos elementos populares de corte local “y transportarlos a un lenguaje para música de concierto, aunque más que por la aspiración a que sea tocada, por una especie de legado personal”.

Arellano detalla que inició su formación musical relativamente tarde, a los 15 años,  actualmente dirige el grupo comunitario Amanecer, conformado por músicos originarios de Jiutepec, Morelos, que está dedicado al rescate de música tradicional.

¿Por qué le interesó el mundo de los chinelos?, se le pregunta. “Porque es necesario voltear a ver el sentido tradicionalista de la región. Lo que he notado es que en Morelos no existe una huella sonora fácilmente reconocible, como en el caso de Oaxaca y la obra Dios nunca muere, de Macedonio Alcalá; o como el sonido de Veracruz, que reconocemos con facilidad”.

Entonces, me di cuenta de esta situación y cuando mis amigos y maestros Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) me sugieren que me inscriba en el certamen de este año, imaginé en captar esa posibilidad”, dice el también autor de Huapanguera, obra que compuso para su alma mater.

Pese a todo, afirma que aún se encuentra en la  búsqueda de un lenguaje propio y disfruta de la música tonal.

LA OSCURA VISIÓN DE UNA LEYENDA

Uriel Hernández Callejas dice que su obra es una idea personal sobre el tema de la bruja.

Y reconoce que al inicio de ésta muchos se van a preguntar dónde está lo folclórico.

Lo que sucede es que intenté ocultarlo, así que durante los primeros minutos no se va a notar esa esencia”, advierte.

¿Cómo definiría su obra?, se le pregunta. “Es una pieza desarrollada a partir de una forma oscura en relación con las leyendas que todos los mexicanos hemos creado, porque a lo mejor nuestra abuela nos contaba algo de pequeños y nos transmitía esa sensación oscura de ese México nocturno”.

En este caso, añade, el resultado tiene influencias de la compositora francesa Lili Boulanger, “quien también hizo obras muy oscuras, dado que  su vida fue muy triste y trágica, y me inspiró mucho para esta ocasión. Así que yo no quería darle un sentido folclórico, sino algo más personal”, abunda.

Hernández explica que comenzó a estudiar música desde hace 14 años, ha sido premiado con la beca de Jóvenes Creadores en Composición y ha estrenado algunas obras con la Orquesta Sinfónica del Estado de Hidalgo.

¿Qué le hace pensar la música mexicana de concierto? “Para mí es muy importante la música folclórica, ya que admiro a muchos compositores que toman esos recursos y que les añaden su propia esencia.

Uno de ellos es el máximo de México, Arturo Márquez, aunque también existen otros, como el cubano Leo Brouwer, quien asegura  que lo más importante es que nunca olvidemos nuestras raíces, nuestra música. Diría que soy muy nacionalista y que me encanta el huapango”.

ORIGEN DEL CERTAMEN

La convocatoria original del concurso se realizó en 2014, fue impulsado por el compositor Arturo Márquez y está enfocado a la creación de obras que fusionan la música popular y tradicional mexicana, con la música académica. Por primera vez, no hay fecha de estreno para las piezas ganadoras, a causa de la pandemia.