• Obliga al Estado a la gratuidad en esa enseñanza para todo mexicano. Se incluye a las universidades, los tecnológicos y las normales
Por unanimidad, el Senado aprobó la nueva Ley General de Educación
Superior, que obliga al Estado mexicano a garantizar el derecho gratuito de
todos a la instrucción universitaria, lo que se concretará a partir de 2022 y
será de forma gradual.
El dictamen
tuvo más de 30 cambios en el pleno, propuestos a última hora, entre ellos el
referido al periodo de transición de un año que tendrá la legislación antes de
comenzar a operar, debido a la crisis financiera provocada por la pandemia de
Covid-19, lo que impide que todas las universidades públicas puedan dejar de cobrar
cuotas al mismo tiempo.
Al presentar
el dictamen ante el pleno, el presidente de la Comisión de Educación, el
morenista Rubén Rocha Moya, destacó que la nueva norma regula tres subsistemas:
universidades, tecnológicos y normales, incluidas las rurales. También trata de
la evaluación y del respeto a la automomía universitaria, ya que se
estableció en el dictamen que para hacer alguna modificación al estatus de
cualquier universidad se deberá realizar una consulta pública con la comunidad
estudiantil, y con ello se garantiza que ni los congresos estatales ni los
gobernadores quieran atentar contra la autonomía de las casas de estudios
estatales.
Rocha Moya
detalló que también se establecen las atribuciones que tienen la Federación y
los estados, así como aquellas que son concurrentes, además de los fines y las
políticas públicas para efecto de fortalecer a la educación superior.
Asimismo,
introduce el tema de género, el respeto a una vida de entero equilibrio en las
universidades y, sobre todo, de espacios en donde esté ausente por
completo la violencia contra las mujeres.
Contribución
al desarrollo
El
presidente de la Comisión de Estudios Legislativos, el priísta Manuel Añorve, a
nombre de esa instancia legislativa destacó en el pleno que esta ley
establece las bases para dar cumplimiento a la obligación del Estado mexicano a
garantizar el ejercicio del derecho a la educación superior. También se
contribuye al desarrollo social, cultural, científico, tecnológico,
humanistico, productivo y económico del país.
En la citada
norma se establecen los criterios para el financiamiento corespondiente al
servicio público de educación superior y se regula la participación de los
sectores público, social y privado.
De manera
breve, Añorve hizo un rápido recuento del contenido: se garantiza la autonomía;
se reconoce la educación superior como un derecho necesario y su impartición
como un servicio público garantizado por el Estado; se reitera la
obligatoriedad de la educación superior, y para ello se garantiza su acceso y permanencia;
se prioriza la comunidad estudiantil, cuyos intereses y necesidades son el
centro del sistema nacional de enseñanza superior.
Se reitera
la gratuidad de la educación; se garantizan las libertades de cátedra, y se
establece la creación de las instancias para prevenir la violencia sexual y de
género en las instalaciones de las instituciones de educación superior.
En el nuevo
ordenamiento se establecen criterios para el financiamiento a la educación
pública, la obligación de las instituciones privadas de destinar 5 por ciento
de su matrícula a becas de estudiantes sin recursos y frena a las llamadas
universidades patito, ya que para brindar el servicio deben contar con el
reconocimiento de validez oficial por parte de la autoridad educativa correspondiente.
Aníbal
Ostoa, senador de Morena, resaltó en el pleno que el hecho de incluir a las
normales rurales en el Subsistema de Educación Superior e Instituciones de
Formación Docente no es más que una respuesta a los gobiernos
conservadores y neoliberales que perversamente cerraron la mitad de las
escuelas normales rurales e insistían en su cierre definitivo de las 16
existentes.
También, en
el artículo 43 de la norma recién aprobada por el Senado se establece
que el Estado reconoce la importancia y coadyuvará a garantizar que las
instituciones de educación superior se constituyan como espacios libres de todo
tipo y modalidad de violencia, en específico la de género, y de discriminación
hacia las mujeres, para garantizar el acceso pleno al derecho a la enseñanza
superior, entre otros cambios.