• El encuentro, que se realizará desde hoy y hasta el 22 de noviembre, le da espacio a propuestas jóvenes y experimenta las diferentes técnicas de este espectáculo
CIUDAD DE MÉXICO.
Con
el montaje de Fausto, un cuento del demonio, El hombre elefante, La repugnante
historia de Clotario Demoniax y El fandango del inframundo arrancará hoy la
primera edición del Festival de Títeres Alma de Madera de la Ciudad de México,
que se llevará a cabo de forma presencial en escenarios como el Teatro Sergio
Magaña, el Centro Nacional de las Artes (Cenart) y el Teatro Lola Cueto,
informó Andrea Cruz Meléndez, directora del encuentro que concluirá el 22 de
noviembre.
Organizado por la compañía
Teatrapos, este encuentro recupera el espíritu del Festival de Títeres Mireya
Cueto, extinto en 2014, aunque sabemos que es difícil mantener este tipo de
espacios, pero desde hace unos años queríamos configurar un festival que le
diera espacio a propuestas jóvenes, con un espacio de proyección y
experimentación con las diferentes técnicas de títeres”, aseguró en entrevista
con Excélsior.
El programa se divide en tres
partes. “El primero es el de maestros titiriteros, que contará con la puesta de
La repugnante historia de Clotario Demoniax, de la compañía El Tinglado, y
Fausto, un cuento del demonio, del maestro Manuel Márquez. Son obras que tienen
muchos años presentándose en México y en el extranjero. Son icónicas e
imprescindibles para personas que se van acercando por primera vez a este
trabajo”.
El segundo ciclo, dijo, incluye a
jóvenes titiriteros con nuevas propuestas, quienes llevan pocos años de
presentarse y se caracterizan por experimentar o combinar con otros lenguajes.
Por ejemplo, algunos usan combate escénico, sones y fandangos, música en vivo,
poesía y teatro de papel”.
Y un tercer ciclo que es más
académico y está dedicado a compañías que van iniciando y quieren presentar una
muestra de su trabajo, en la cual también podrán obtener algunas herramientas o
técnicas que no han adquirido.
¿Cómo se financia el festival y
qué sucederá si las condiciones sanitarias de la CDMX se modifican en los
siguientes días?, se le preguntó. “El festival es financiado por el Fonca y es
apoyado por el Centro Cultural España, el Cenart, el Teatro Lola Cueto y el
Sistema de Teatros de la Ciudad de México. En caso de que no hubiera una
reprogramación física, nuestra propuesta sería hacerlo vía steaming. Nos
gustaría mantener así las fechas, pero si el semáforo cambia, podríamos irnos a
una propuesta virtual, donde las funciones se realicen a puerta cerrada y su
transmisión sería desde redes sociales”.
Y agregó: “La idea es que no se
posponga hasta el año que entra. Creemos que es importante volver a los teatros
de manera segura para todos, pero sí estamos emocionados con la idea de que el
público pueda presenciar teatro en vivo”.
¿La edición será anual? “Será
bianual, así que la siguiente edición está programada para 2022.
Para Andrea Cruz, el títere tiene
una fuerza y un significado único que se relaciona con nuestra infancia y el
poder que existe en la ficción y la realidad.
El títere es como nuestro primer
juguete. Además, porque desde pequeños creemos tener la intuición de animar
objetos inanimados, de generar herramientas para nuestra imaginación y hacerla
crecer a través del juego, es decir, cuando animamos muñecos –que es nuestro
primer títere o juguete– y nos gusta pensar que los títeres nos recuerdan a esa
primera etapa de nuestra infancia, donde todos jugábamos con algún objeto y que
para nosotros era real, creíble y nos mantenía inmersos”.
Además, sin importar la técnica o
el discurso, pensamos que el público regresa con nosotros a ese momento en el
que se adentraba en una ficción para creer que los objetos pueden tener vida”,
detalló.
Aunado a esto, “creemos que el
títere, como objeto, tiene una fuerza totémica, casi de ritual que nos acerca a
los principios del teatro y del convivio. Nos parece que son dos fuerzas
contrapuestas en un espectáculo en el que podemos hacer catarsis de otras
maneras a la disciplina teatral.
Y nos gusta pensar que el juego
es una herramienta por la que se puede entrar al títere. Si bien no todas las
obras son comedias ni plantean el mismo tipo de historias, estas propuestas nos
adentran a un juego, porque el juego es imaginar, es darle vida a algo que no
la tiene, pero que nos hace creer en fuerzas más poderosas que lo humano”.
La pieza está ubicada en el año
de 1890 y está inspirada en los viejos teatros de juguete que reunían a la
familia y amigos para recrear historias en las salas de las casonas
victorianas. “El hombre elefante es un unipersonal de teatro en miniatura para
espacios no convencionales que relata la historia de un hombre que sufrió una
terrible enfermedad, la cual deformó su cara y cuerpo, y que hasta nuestros
días no ha podido ser descifrada por lo que aún se conoce con dicho nombre.
La siguiente función está programada para el
jueves 12 de noviembre, a las 19:00 horas, en el Teatro Sergio Magaña (Calle
Sor Juana Inés de la Cruz 114, Santa María la Ribera), la cual está basada en
la mitología nórdica, se ubica en Asgard y utiliza el combate escénico,
máscaras y títeres de gran formato para hablar sobre la violencia, la ausencia
paterna y el sentido de pertenencia.