• Piccato (San Francisco, Córdoba, 1963) explica que el texto trata de retratar esta tensión en la historia del siglo XX en México entre la infamia de la impunidad y de la violencia, y la búsqueda de la verdad por los ciudadanos que tratan de entender quién cometió los crímenes y por qué
Ciudad de México. La exclusión de las mujeres del sistema
judicial desde el siglo XX hace que éste sea menos socialmente legítimo,
porque está en manos de un grupo de hombres violentos, lo cual fomenta el
escepticismo hacia la justicia, menciona el historiador Pablo Piccato, autor
del libro Historia
nacional de la infamia: crimen, verdad y justicia en México.
Piccato (San Francisco, Córdoba, 1963)
explica a La
Jornada que el texto trata de retratar esta tensión en la
historia del siglo XX en México entre la infamia de la impunidad y de la violencia,
y la búsqueda de la verdad por los ciudadanos que tratan de entender quién
cometió los crímenes y por qué, y para ello recurren a la prensa y la ficción
policiaca.
Esa búsqueda no ocurre a través de las
instituciones del Estado, sino en la nota roja, en conocimientos empíricos. En
México siempre ha habido este impulso para entender lo que pasó y quién es
responsable del crimen. Ahora hablamos de ese impulso en términos del derecho a
la verdad y los derechos humanos en general.
Relata que un hallazgo en su investigación es
que en la literatura policiaca de mediados del siglo XX, que era muy
popular, se trataba de detectives y no policías; eran aficionados, periodistas,
arqueólogos, como Rafael Bernal. Esa ficción me ayudó a entender el escepticismo
de los ciudadanos hacia los policías y la justicia.
Influencia de María Elvira Bermúdez
El investigador destaca que hubo una autora
importante para el género policiaco: María Elvira Bermúdez. “Seguía
estrictamente las reglas del género. Escribía libros que seguían los modelos de
Agatha Christie y otros autores del género. No era una escritora feminista,
aunque tiene una novela de misterio en la que todos los personajes son mujeres.
Su influencia mayor es que hizo antologías,
escribió ensayos sobre el género policiaco, ayudó a muchos escritores a
entenderlo. Es una autora muy interesante por esta situación paradójica: es una
escritora que incursionó en un género dominado casi enteramente por hombres, y
lo hizo con cierto éxito en su época.
El libro, coeditado en español por el Centro
de Investigación y Docencia Económicas y el sello Grano de Sal, llevó a Piccato
20 años de trabajo con algunas interrupciones.
El profesor de la Universidad de Columbia
refiere que en los años 20 del siglo pasado en la Ciudad de México, los
crímenes más serios se juzgaban frente a un jurado, un espacio público donde
iban muchas personas, a veces los transmitían por la radio, los periódicos
transcribían los testimonios y los discursos de los abogados. Se volvió una
especie de foro donde se discutían temas que tenían ver con justicia, crimen y
género, refiere el especialista.
Hubo varios casos muy famosos de mujeres que
mataron a hombres; fueron acusadas de homicidio y salieron absueltas a pesar de
que toda la evidencia apuntaban a que lo habían hecho en algunos casos hasta
con premeditación. Encontré que había esa idea de que las mujeres tenían
derecho a la violencia para proteger su honor y su integridad.
Investigación y prácticas violentas
Destaca que fue un momento muy
interesante, porque después del 1929 se eliminaron los jurados en México, el
proceso judicial se volvió más o menos lo que ya conocemos ahora: algo que
ocurre en una oficina, nunca sabes cuándo empieza o cuándo acaba, no es nada
transparente. Y ese papel de las mujeres desaparece totalmente porque las
acusadas ya no tienen forma de expresar su punto de vista.
Entonces, a mediados del siglo XX, la
investigación policiaca incluye prácticas violentas, como la tortura y una
especie de relación de los policías con los criminales que tiende a excluir a
las mujeres del proceso. Básicamente, para averiguar la verdad el crimen, hay
que ser hombre y estar dispuestos a la violencia; entonces, eso excluye más a
las mujeres del discurso y la discusión sobre el crimen.
Pablo Piccato sostiene que su libro tiene un
juego con Historia
universal de la infamia, de Jorge Luis Borges. “A través del
título propongo que hay una especie de infamia sobre México, esta idea de que
es un país violento donde a nadie le importa el crimen, donde existe completa
impunidad. La infamia como reputación.
Al mismo tiempo, siguiendo este juego con
Borges, es la idea de que la infamia es una superficie y lo opuesto de la
infamia es la verdad. Si tú conoces la verdad, no se trata de una reputación,
sino de descubrir lo que está del otro lado de ella. Es una doble historia de
infamia, pero también de la búsqueda de la verdad que está detrás de esas
infamias.
Historia nacional de la infamia: crimen,
verdad y justicia en México se
presentó el 3 de noviembre a las 19 horas a través del Facebook de Cafebrería
El Péndulo, con los comentarios de Elisa Speckman, Gustavo Fondevilla, Iván
Farías y el autor.