Paridad de género
Con la plena certeza de no meterme en ese muy cuestionable laberinto de la misoginia, por esta
ocasión haré referencia a un tema crucial que tiene que ver tácitamente con la paridad de género,
en donde, al inicio diré que jamás debió haber existido nada, absolutamente nada que marcara
una diferencia entre el hombre y la mujer, cuando, la única diferencia que ha existido desde
siempre es lo relacionado a la fuerza bruta, la que por cierto es aplicada a algo o contra alguien sin
racionalidad o sin consideración, incluso, sin empleo de la inteligencia o sensibilidad.
Dicho lo anterior, coincido en que la paridad de género tiene que ver con la participación y
representación equilibrada de mujeres y hombres en los puestos de poder y de toma de
decisiones en todas las esferas de la vida, tanto política, como económica y social. Por lo tanto
este elemental principio debe ser actualmente considerado como un indicador para medir la
calidad democrática de un país.
De la misma forma al existir sanas relaciones de igualdad, las sociedades crecen armónicamente. Y
por el contrario, si no se reconoce el valor de la igualdad en las mujeres o niñas, estas relaciones
se tornan injustas y no permiten el crecimiento y el desarrollo de las personas, de las sociedades,
y las naciones.
Ahora bien, debemos reconocer que es mucha más la ganancia que las pérdidas cuando la
igualdad, a través de nuevas leyes y políticas permite que más mujeres arriben, y cuando eso
sucede, tal como señalan diversos estudios se produce un impacto positivo en el tipo de políticas,
temas y soluciones de diversa índole, transitando en un piso parejo donde la igualdad de género
abre otros caminos a la lucha por otorgar derechos humanos fundamentales a millones de niñas y
mujeres.
Además, debemos congratularnos el enterarnos que los derechos de millones de niñas y mujeres
a la educación, a la salud, la identidad, el trabajo, la participación política, y fundamentalmente a
no ser agredidas, dependen justamente de la igualdad de género.
En efecto, Igualdad real a través de nuevas leyes y políticas, la paridad permite que más mujeres
lleguen y cuando eso sucede, tal como señalan diversos estudios como el realizado por el Banco
Mundial en 2014, se produce un impacto positivo en el tipo de políticas, temas y soluciones que
tienen que ver con el progreso o fracaso de un país, toda vez que paridad, significa que todas las
personas, sin distingo alguno tenemos los mismos derechos y deberes frente al Estado y la
sociedad en su conjunto.
Justamente, tras las aprobaciones realizadas por el Instituto Nacional Electoral de los criterios de
paridad para Gubernaturas, con conocimiento de causa la Consejera Norma De la Cruz afirmó que
es momento de atender la deuda histórica que se tiene con las mujeres, las cuales representan
nada menos que el 51.7 por ciento de la Lista Nominal; por lo que llamó a todos los actores
políticos a mostrar su compromiso a favor de la paridad.
Y aquí es donde pretendo hacer un paréntesis para afirmar que no dudo ni tantito que tanto los
aliancistas como los morenistas, --quienes por cierto ya hacían cuentas alegres—hoy sienten que
sobre sus espaldas ha caído un balde de agua. Y muy fría.
Y para su mayor sorpresa, debo decirles también que el propio INE estima que para hablar de una
auténtica paridad, se tendría que postular exclusivamente a mujeres en las 15 entidades que
renuevan al Ejecutivo Local el próximo año; aun cuando sin embargo, afirmó que esa institución,
actúa de forma responsable adoptando medidas históricas graduales y responsables, por lo cual,
deja abierta la posibilidad de que sean los partidos políticos quienes tomen sus propias decisiones
al respecto.
“El compromiso no puede ser meramente retórico o discursivo, es momento que el Estado
mexicano atienda no sólo la deuda histórica que tiene en el ejercicio de sus derechos político-
electorales, sino que se garantice la paridad en los cargos unipersonales como es con las
Gubernaturas y en donde la participación de las mujeres ha sido mínima”, sentencio la consejera,
añadiendo que “el lentísimo y accidentado camino del reconocimiento y el ejercicio efectivo de los
derechos políticos de las mujeres, constituye una clara manifestación de violencia política en su
contra en tanto que se les ha impedido su participación en condiciones de igualdad y equidad”.
Lo cierto es que la gran brecha de la desigualdad ha sido muy marcada, toda vez que en base a
estadísticas se ha dejado en claro que, entre 2015 y 2020, en todas las elecciones celebradas sólo
el 18 por ciento de las candidaturas fueron para mujeres, y de ellas, únicamente tres fueron
electas.
Por otro lado, hay que tomar en cuenta que la apertura de oportunidades para las mujeres tiene
poco tiempo, de ahí que hasta este 2020 aún se reducen las posibilidades de participación para
ellas, pues fue el 17 de octubre de 1953, cuando el Presidente Adolfo Ruiz Cortines promulgó las
reformas constitucionales para que las mexicanas gozaran de la ciudadanía plena, siendo en esa
fecha cuando se publicaron en el Diario Oficial de la Federación las reformas constitucionales con
modificaciones al 115 constitucional que otorgan los derechos mencionados a la mujer y ya con
esta salvedad, en las elecciones federales de 1955, ellas acudieron por primera vez a las urnas a
emitir su voto. Y fue así como en esos procesos electorales celebrados el 3 de julio de 1955, las
mujeres mexicanas por fin, pudieron hacer efectivo su voto para elegir a los candidatos que
conformarían la XLIII Legislatura del Congreso de la Unión.
Por ello, es de aceptarse el hecho del rechazo de la mujer hasta el presente año, toda vez que
debemos estimar que difícilmente una sociedad como la nuestra pudiera adaptarse a cambios
políticos-sociales en apenas 60 años cuando los países desarrollados han tardado más tiempo en
adaptarse.
Menos aun cuando las posiciones estrictas de una lectura constitucional son de un momento en el
que no existía la perspectiva de género como la que en el caso de las gubernaturas, hasta hoy se
tiene luego de que el Poder Legislativo alcanzó un consenso con una forma que estableció la
paridad en todo.
Lo cierto es que el tiempo se acorta cuando el INE exige que: cada partido político nacional y local
tendrá que determinar y hacer públicos los criterios aplicables que garanticen la paridad de género
en la selección de sus candidaturas antes del 15 de diciembre de 2020. Cuestión