• El médico y escritor reflexiona en ‘Bitácora de mi pandemia’ sobre “el virus que nos desnudó”; el e-book tiene un prólogo del científico Antonio Lazcano
CIUDAD
DE MÉXICO.
Con
el miedo, la angustia y el desasosiego a flor de piel, la muerte rondando las
calles, la soledad del encierro al que ha obligado el letal covid-19 y la
sensación de “vivir el mismo día todos los días”, el escritor y médico Arnoldo
Kraus (1951) empezó a escribir el 19 de febrero pasado un diario sobre “el
virus que nos desnudó”.
Bitácora
de mi pandemia (Debate), publicado en formato
electrónico con prólogo del científico Antonio Lazcano, producto de varias
relecturas de autores clave y de su apuesta por las ideas, es el resultado de
la lucha anímica del narrador contra “ese enemigo minúsculo e implacable”.
Para
el profesor de la Facultad de Medicina de la UNAM, el nuevo coronavirus es
“una provocación contra la Humanidad, un desafío filosófico” que obliga a
replantear los derroteros de la vida, comenta a Excélsior en
entrevista.
El
libro es la suma de muchas reflexiones cotidianas, algunas médicas, otras
políticas, sociológicas, filosóficas y hasta poéticas. El tema central es
nuestra relación con este virus, cuya existencia en la naturaleza se conocía,
pero no se sabía lo mortal que podía ser para el ser humano.
Y
digo que nos ha desnudado, porque enfrentamos a un agente infeccioso
desconocido que sigue muy vivo a un año de su aparición, contagiando a cientos de
miles de personas y cobrando miles de vidas en todo el mundo. De los 203
países que integran la Organización de las Naciones Unidas (ONU), está
presente en 198”, dice.
El
autor de textos como Recordar a los difuntos, Decir adiós,
decirse adiós y La morada infinita. Entender
la vida, pensar la muerte concluye
que “no contamos con las armas suficientes para lidiar con el virus, con su
poder de enfermar, de matar, de devastar la economía y de desnudar a los
políticos.
Por
supuesto que no culpo a los gobiernos de la emergencia del covid-19, pero sí de
la forma en que han manejado este problema. Los estados no han cumplido con su
obligación de proteger la salud de los ciudadanos. Muchos de los muertos eran
personas sanas; al principio se decía que eran viejos y con alguna enfermedad,
pero no, los pobres han sido los más afectados. La gente reprueba la forma en
que se ha enfrentado al virus”, afirma.
El miembro del Colegio de Bioética admite que la emergencia sanitaria
hizo que cuestionara su papel como doctor. “Cuando hay pandemias, piensas qué
tanto ha progresado la medicina y qué falta. La ciencia médica ha hecho
descubrimientos maravillosos a nivel molecular y ha creado aparatos
impensables, que hace 50 años se considerarían ciencia ficción, pero ni aun así
hemos podido detener este virus”.
Por eso, agrega, siente necesidad de apostar por las ideas. “Soy
un gran admirador de la ciencia, pero las ideas también son conocimiento y
cultura. El ser humano es un ente de ideas que crea conocimiento. Si no,
continuaríamos sepultándonos.
El
mundo está enfermo, enfrenta diversas pandemias. Lo vemos en la pobreza
extrema de varios países, en las injusticias, en la falta de libertad. Cuando
hablo de ideas me gustaría ponerles como apellido libertad, justicia, equidad,
para lograr una mejor condición de vida”, indica.
SÓLO UN ALTO
Kraus detuvo su Bitácora de mi pandemia el
pasado 11 de junio. “Pero carece de final, no la termino, hago un alto.
Decidí enviarla a la editorial para no repetirme. El virus sigue vivo y cada
vez más amenazador. Continúan apilándose cadáveres, los contagios no cesan,
surgen brotes nuevos en países donde las infecciones habían disminuido y el
mundo aguarda, esperanzado, el anuncio de medicamentos y vacunas eficaces. No
estoy seguro si saldremos bien librados de esta pandemia como humanidad”.
Confiesa que, “a pesar de que soy una persona escéptica, los
primeros meses tenía esperanza, porque leíamos que la contaminación había disminuido,
que los animales salvajes regresaban a las zonas de las que se habían ido, que
los peces poblaron de nuevo los canales de Venecia.
Pero
esas ideas han ido decayendo. Ahora estamos regresando a la realidad, al tratar
de conjuntar la salud con la economía, un binomio inseparable, que no todos
los países pueden sostener. Si hay algo seguro es que estamos perdiendo la
batalla contra el virus. Pensé que el final de año sería menos malo, pero no,
me equivoqué”, señala.
Quien ha publicado, con ilustraciones del artista plástico
Vicente Rojo, la serie Apología del lápiz, Apología del libro, Apología de las cosas, Apología del polvo y Apología del papel –ya
está lista la sexta entrega, Apología de la morada–
destaca que otra desgracia de la pandemia es que no ha dejado morir con
dignidad ni hacer duelo.
Estamos
hablando todo el tiempo de cifras y cifras, esto nos enferma pero son
necesarias. Sin embargo, los números son fríos, desoladores, no tienen nombres
ni historias detrás. El ser humano es único y la vida como la vivió es
irremplazable. Con las muertes súbitas no hay forma de iniciar ni terminar el
duelo. Se queda una herida y un hueco en la gente, un gran enojo porque su ser
querido murió solo”.
El ensayista dice que se queda con varias reflexiones: los
desempleados, los nuevos pobres, los jóvenes sin futuro, la desaparición de la
escuela tradicional, los niños sin socializar, el crecimiento de la violencia
familiar.
Arnoldo Kraus se pregunta si cambiará la humanidad, si
modificarán sus derroteros los políticos o si se padecerán síndromes
emocionales o depresivos. “Hoy no es posible responder. Quizá nunca se alcance
el punto final. Por eso escribiré una segunda bitácora, para analizar todo el
2020, este año fatídico”.
Dice que prepara un nuevo libro, que reunirá los breves textos sobre
la humanidad que ha publicado en su blog Mirar los días.