• El caricaturista Joaquín Salvador Lavado Tejón, creador de Mafalda, murió a los 88 años en Mendoza, Argentina
CIUDAD DE MÉXICO.
Un
filósofo que dibujaba, un desencantado con espacio para la esperanza, un
contestatario que permite ver al mundo de otra manera, un gran humanista, un
hombre profundo que tocaban temas de fondo. Así era Joaquín Salvador Lavado Tejón
(1932-2020), mejor conocido como Quino, quien murió ayer a los
88 años en su natal Mendoza (Argentina) debido a las secuelas de “un accidente
cerebrovascular”.
Los caricaturistas José Palomo,
Bernardo Fernández Bef, Helioflores y Rafael Barajas, El Fisgón, definen
al humorista sudamericano, el creador de la icónica Mafalda,
como un sabio de lo cotidiano y reconocen su influencia en la obra de distintas
generaciones de artistas gráficos latinoamericanos.
Gracias, maestro” fue la frase
más repetida ayer en las redes sociales Facebook y Twitter, tanto por artistas
como por los lectores que seguían redescubriendo a Mafalda, la niña de seis
años sabia y respondona, que odia la sopa y no soporta la injusticia, la
guerra, la violencia o el racismo, cuyas ideas siguen vigentes a pesar de que
Quino desarrolló estas historias entre 1964 y 1973.
La provincia de Mendoza decretó duelo por su
fallecimiento; pero, debido a las restricciones sanitarias por la pandemia, no
se realizarán homenajes oficiales. Una escultura de Mafalda y sus compañeros lo
honra en el barrio de San Telmo, en Buenos Aires, a donde varias personas se
acercaron para depositar ramos de flores.
Los libros del premio Príncipe de Asturias de
Comunicación y Humanidades 2014, informó Penguin Random House, grupo al
que pertenece el sello Lumen, que publica su obra en México y España, han
vendido más de 20 millones de copias en todo el mundo y se han traducido a por
lo menos 26 idiomas.
Quino no tuvo hijos; estuvo casado desde 1960 con
Alicia Colombo, quien falleció en 2017. Y parecería que, para partir, esperó a
que su Mafalda cumpliera 56 años el martes pasado, pues la primera tira
apareció en la revista Primera Plana el 29
de septiembre de 1964.
Él es terriblemente desesperanzado, desencantado,
pero al mismo tiempo siempre hay un rayo, un dejo de esperanza en el trabajo de
Quino. Eso lo hace muy luminoso”, afirma en entrevista Bef.
Piensa que el historietista tuvo
dos temas concretos como fuente infinita de ideas. “La estupidez humana y la
mezquindad, a través de todas sus formas, la envidia, la avaricia, la vanidad, la
lujuria. Su humor es bastante negro, pero al final hay un gran amor por lo
humano, eso me parece muy valioso”.
Agrega que Mafalda sigue vigente
porque es una obra sapiencial. “Es un repositorio de sabiduría. La tira me ha
funcionado como los salmos a las personas religiosas. Acudes a ella y
encuentras reflexiones profundas y lucidez, con el encanto de estar en clave de
humor. Es irrepetible, porque nació en un momento específico, quizá el último
en que se creía que el mundo podría ser mejor”.
Dice que la renuncia de Quino al
éxito de Mafalda habla de su entereza. “Él hubiera podido hacerla 50 años más,
pero decide dejarla porque descubre que ceñirse a estos personajes lo iba a
limitar creativamente. Exploró caminos y por eso su obra no está olvidada”.