• Contraproducente resultó la maniobra de retirar los derechos partidistas a la alcaldesa de Los Cabos Armida Castro por un burdo fuego “amigo”, que culminó con la suma solidaria del alcalde de la Paz Rubén Muñoz • La nueva presidencia de Morena que encabezará el desesperado Alberto Rentería podría ser impugnada • Insiste Mario Delgado, representado en BCS por Ramiro Ruíz, en que será el nuevo presidente del CEN morenista
Mientras que el proceso
electoral federal avanza en la entidad, Morena está sumido cada día más en un
remolino de divisiones y confrontaciones internas que auguran consecuencias
nada positivas para sus militantes y aspirantes a los diversos puestos de
elección popular.
La calculada maniobra de
retirar los derechos partidistas a la alcaldesa de Los Cabos Armida Castro por
un burdo fuego “amigo”, que culminó el pasado sábado con la suma solidaria a su
causa del alcalde de la Paz Rubén Muñoz, ha resultado muy contraproducente para
quienes quizás calcularon que la acción debilitaría la actividad política de la
presidenta municipal de Los Cabos, sin lugar a duda una de las mujeres más
destacadas al interior de Morena.
Por el contrario, el mansaje
de combatividad política enviado a la sociedad y sobre todo a sus propios
compañeros de partido, de Armida Castro y Rubén Muñoz, fricciona aún más a los
grupos que respaldan las respectivas propuestas de quienes aspiran a la
candidatura al gobierno de Baja California Sur.
Al mismo tiempo de manera
desesperada y sorpresiva, los consejeros estatales morenistas controlados por
Alberto Rentería, autorizaron de una manera muy cuestionable que el también
dirigente del sindicato de trabajadores gastronómicos, regresar a la
presidencia estatal de este partido, esto a pesar de que existe una instrucción
concreta por oficio de la actual dirigencia nacional de evitar este tipo de
movimientos hasta que no se decida la nueva presidencia nacional.
Obviamente es muy factible que
este nuevo periodo de Rentería Santana en la dirigencia de Morena, sea
impugnado precisamente por estar viciada de nulidad y por obedecer básicamente
a los tiempos electorales y como reacción a la medida tomada por los alcaldes
de los ayuntamientos más grandes e influyentes en todos los sentidos en la media
península.
Por su parte el PT trata de
condicionar su suma a la alianza con Morena al ponderar la figura del
desacreditado diputado federal Alfredo Porras para condicionar su apoyo al aún
delegado de la Secretaría de Bienestar Víctor Castro y quien a partir del día
31 de este mes, dejará de formar parte de la nómina del gobierno federal
precisamente para disputar abiertamente la candidatura de su partido al
gobierno estatal.
Por supuesto nadie puede
perder de vista que todo estos sucede en la entidad con el partido en el poder
federal, que encabeza tres de las cinco alcaldías de la media península y
cuando existe una férrea lucha por la dirigencia nacional donde Mario Delgado,
cuya representación estatal está encabezada por el diputado Ramiro Ruiz, se
enfrenta en una tercera encuesta con Porfirio Muñoz Ledo.
De los resultados de este
proceso, seguramente habrá repercusiones con los morenistas sudcalifornianos
que no esperaron que se resolviera el tema de la dirigencia nacional pues a
partir de esta situación habrá que observar cómo se desenvuelven el mismo
Ramiro Ruíz y Alejandro Lage quienes también se han mencionado como aspirantes
a figurar en la lista por la candidatura morenista a la gubernatura.
Está claro que hay tres
grandes rutas que tendrá que recorrer el Morena de hoy, la definición de la
dirigencia nacional super conflictuada, la ratificación o impugnación de la
desesperada llegada de Alberto Rentería a la presidencia estatal del organismo
y por supuesto la nominación de las diversas candidaturas, principalmente la de
la gubernatura.
El calendario electoral
definitivamente marca una aceleración en la toma de decisiones de cada partido,
por lo que antes de concluir este mes se espera conocer los nombres de quienes
serán los abanderados de los principales organismos políticos.
Veremos cómo termina esta
competencia política morenista que parece más una contienda pugilista donde el
que tenga más aguante y resistencia puede llegar al final de la carrera, misma
que registra un verdadero desgaste interno que quedará marcado en la historia
de este convulsionado partido.