• La sorpresiva sanción partidista a la alcaldesa Armida Castro puede agudizar división de Morena • ¿Guerra sucia morenista en la lucha por candidaturas? ¿y el respeto al género? • Mientras la alianza partidista entre PAN, PRI, PRD, PRS y Humanista avanza por candidaturas comunes
Todo parece indicar que en
Morena lejos de buscar como prioridad la unidad partidista, consiguen
exactamente lo contrario, sobre todo en este momento en el que ya se encuentra
iniciado el proceso electoral con miras a las elecciones de junio del año que
entra.
La determinación de suspender
los derechos partidistas a la alcaldesa de Los Cabos, Armida Castro, refleja
que buscar la unidad, no es ninguna prioridad en un partido que para empezar no
cuenta siquiera con una dirigencia estatal formal.
Morena está acéfalo,
literalmente descabezado.
Y por lo que se ve, no
pretenden tampoco atender el tema de género, pues ya desde ahora se busca frenar
la posible participación de la presidenta del municipio en el que se encuentra
más del 50 por ciento del padrón electoral de Baja California Sur.
Resulta por demás llamativo
que sea en estas fechas en que la comisión de honor y justicia nacional, emita
una resolución en la que suspende los derechos partidistas de Castro Guzmán
justo cuando el proceso electoral está en marcha la renovación de la dirigencia
nacional y estatal, están en puerta.
La determinación de esa
autoridad partidista señala que la suspensión de derechos partidistas es por
seis meses a partir de la fecha, lo que significa que la alcaldesa no podría
participar en actividades prácticamente de ningún tipo de su partido, por lo
menos de aquí hasta abril del año que entra, es decir hasta dos meses antes de
la elección que está programada para el 06 de junio del 2021.
Es evidente que quienes
promovieron esta medida buscan frenar al grupo político que encabeza Leonel
Cota y que en la munícipe cabeña ven a una figura que podría aspirar a cualquiera
de las posiciones que estarán en juego al interior de su partido, sobre todo
las candidaturas a la gubernatura o las diputaciones federales.
Desde luego que esta
deterinación agudiza la ya de por sí grave fricción que existe entre los grupos
políticos que convergen en Morena y que hasta ahora no han podido encontrar el
canal que les permita sintonizarse adecuadamente en torno, no solo de sus
propias siglas, sino de alguna propuesta suficientemente convincente para la
población.
Está claro que estas acciones
le abonan a la cada vez más creciente decepción ciudadana de este partido que a
nivel federal, definitivamente cada día encuentra más descontentos.
En nuestro comentario anterior
señalamos claramente que en Morena quienes despuntan por la candidatura a la
gubernatura son Víctor Castro seguido muy de cerca por Rubén Muñoz y que
incluso Alejandro Lage y Ramiro Ruiz podrían también estar en esa pelea.
Incluimos en esa lista de
morenistas a las dos mujeres más destacadas hasta ahora en el morenismo local y
son precisamente la Senadora Lucía Trasviña y por supuesto la alcaldesa Armida
Castro.
Obviamente con esta suspensión
de derechos partidistas se busca frenar las posibles pretensiones políticas a
Armida Castro que seguramente buscará la manera de sacudirse este sorpresivo
golpe que para no perder la costumbre viene precisamente desde el interior de
su propio partido.
Está claro que los morenistas
se están especializando en golpearse a sí mismo con dureza y fiereza muy al
estilo del viejo PRD que a la postre llevó a los perredistas a casi perder el
registro como partido.
Ya veremos cómo repercute esta
circunstancia que evidentemente fractura y separa aún más a los morenistas y
causa un desagradable espectáculo a la ciudadanía que seguramente tendrá
repercusiones al momento de conformar las listas de candidatos.
Mientras esto sucede con el
morenismo sudcaliforniano, el PAN, PRI, PRD, PRS y partido Humanista avanzan en
la conformación de una alianza precisamente contra Morena y sus posibles
aliados.
De seguir la actual tendencia,
la gran alianza partidista seguramente se va a consolidar mientras que los
morenistas pueden entrar en una etapa de mayor distanciamiento y agresiones
entre sí con consecuencias adversas en el resultado electoral del próximo año.
Parece que la guerra sucia ya
empezó desde dentro de este partido.
Ya veremos hasta dónde
repercute la sorpresiva y exagerada sanción a la alcaldesa cabeña que
seguramente no la dejará de brazos cruzados.
Ya veremos.