• Sin duda, en el Abierto de Francia he vivido los momentos más importantes de mi carrera, declaró Rafael Nadal
París. Las vidas de Rafael Nadal y Roger Federer parecen
destinadas a permanecer unidas por siempre. Los eternos rivales hoy ocupan el
mismo pedestal. A pesar de la adversidad del clima, el español tuvo un día
perfecto y consiguió su título número 13 de Roland Garros para igualar los 20
de categoría Grand
Slam que posee el suizo.
Nadal estuvo impecable y arrolló al número
uno del mundo, Novak Djokovic, por parciales de 6-0, 6-2 y 7-5 en la final del
Abierto de Francia de la era de la pandemia.
Lo que estás haciendo en esta cancha es
increíble, dijo Djokovic a Nadal durante la entrega de trofeos; no sólo
aquí en Francia, sino durante toda tu carrera has sido un gran campeón. Hoy
demostraste por qué eres el rey de la arcilla.
Cuando el español puso fin al encuentro con
un ace, cayó sobre las rodillas, sonrió y alzó los brazos. Es la cuarta ocasión
que gana su competencia favorita sin ceder un set.
La historia de amor que tengo con esta ciudad
y con este torneo es inolvidable, expresó conmovido.
A pesar de que los aficionados inmediatamente
colocaron este triunfo junto al récord de Federer, el español eludió hablar
sobre alcanzar a su némesis deportiva; sólo dijo que su atención seguía
centrada en Roland Garros.
Honestamente no es el momento para pensar
sobre el vigésimo título, declaró Nadal; Roland Garros significa todo para
mí. He pasado aquí los momentos más importantes, o la mayoría de los momentos
más trascendentes de mi carrera, no hay duda de eso.
Aproximadamente una hora después de que
terminó el partido, Federer, un hombre célebre tanto por su maestría como
tenista y por su comportamiento educado, publicó un mensaje de felicitación en
su cuenta de Instagram.
“Siempre he tenido el mayor respeto por mi
amigo Rafa como
persona y como campeón”, escribió el suizo; “como mi mayor rival durante muchos
años, creo que nos hemos impulsado mutuamente a ser mejores jugadores. Espero
que 20 sólo sea otro paso en el continuo viaje para ambos. Bien hecho, Rafa.
Lo mereces”.
Nadal, número dos en el escalafón mundial,
mejoró una foja de 100-2 en el Abierto de Francia, incluido un combinado de
26-0 en las semifinales y finales, y conquistó su cuarto título consecutivo en
París. El zurdo español, de 34 años, había tenido una racha de cuatro trofeos
en Roland Garros de 2005 a 2008, y luego de cinco seguidos de 2010 a 2014,
junto con sus cuatro títulos conseguidos en el Abierto de Estados Unidos, dos
en Wimbledon y uno en Australia.
El español igualó a Federer por primera vez.
El suizo inició sus conquistas de grandes en Wimbledon 2003, mientras que Nadal
lo hizo en Francia en 2005, pero para ese entonces ya estaba rezagado 4-0.
La derrota dejó a Djokovic con 17 títulos. Si
hubiera ganado, la clasificación del trío habría sido de 20-19-18.
Sinceramente, es un placer compartir esta
gran época del tenis juntos, comentó el español; por otra parte, han sido
batallas complicadas durante un largo tiempo.
Fue el enfrentamiento número 56 entre Nadal y
Djokovic, la mayor cantidad de encuentros entre cualquier pareja de hombres en
la era abierta, y su noveno en una final de Grand Slam, la misma
cantidad de choques entre el español y Federer.
El serbio había ganado 14 de los últimos 18
partidos contra Nadal, y lideraba 29-26 en general, incluida una victoria por
6-3, 6-2 y 6-3 en la final del Abierto de Australia celebrada en 2019.
“En Australia me mató… Hoy fue para mí”,
señaló Nadal; es parte del juego.
Condiciones adversas
Este Roland Garros otoñal, desplazado de la
primavera por la pandemia y jugado únicamente con mil espectadores al día, ha
sido el más difícil para Nadal. Durante todo el torneo expresó que las
condiciones eran las peores para su tenis, sobre todo por
el frío extremo, las nuevas pelotas, que describió como piedras, y la
falta de actividad (tres duelos en seis meses).
Todo parecía dispuesto para que el serbio
lograra su segundo grande francés después del que consiguió en 2016. Además,
tras una mañana soleada que prometía una tierra seca para el español, justo
antes del partido empezó a llover y se tuvo que cerrar el nuevo techo retráctil
de la central. Humedad, lluvia y techo, el escenario ideal para el “rey del indoor”
Djokovic.
Sin embargo, el tenis de Nadal dijo no.
Asistió a competir y quedaron de lado los elementos de la naturaleza. Enchufado
y fino de piernas, con una derecha sólida y sin casi cometer errores, el
español destrozó a un Djokovic irreconocible, sin ideas, que casi ni dio
batalla en la que fue su primera derrota en 2020 (sin contar la descalificación
en octavos del Abierto de Estados Unidos por propinar un pelotazo a una juez).
Pensaba que las condiciones me serían
favorables, dijo al respecto el serbio; “pero Rafa ha
demostrado que nos equivocábamos. Por eso es un inmenso campeón. Jugó un
partido fantástico”.
Hoy he hecho demasiadas cosas bien, dijo sin
rubor Nadal; creo que si hay que dar mérito a alguien es a mí, sin
demérito suyo. Es uno de los Roland Garros con más valor personal.