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Hoy es lunes, 25 de noviembre de 2024

Lo derecho es lo decente

• Lo correcto y la responsabilidad de la política


Muy buenos días estimable lector, gracias, muchas gracias por continuar prefiriendo este su Diario El Independiente.

 

Inicio esta columna comentando a Usted; La política debe estar presidida por la ética, y los objetivos de los partidos políticos, pongámosle PRI, PAN, MORENA, etc., como organizaciones políticas, se vinculan directamente con el mandato constitucional que, atribuyendo a los partidos políticos el carácter de organismos de interés público, les impone las obligaciones de promover la participación ciudadana en la vida democrática del País y contribuir a que los ciudadanos accedan al ejercicio del poder. Por tratarse de organizaciones que afilian libre e individualmente a los ciudadanos, debe entenderse que llevan a cabo una acción política de elevadas finalidades y que como tal, las acciones que realicen deben estar revestidas de los más elevados principios de la ética política.

 

Pero si bien ese actuar debe responder a los principios éticos, nunca deben perderse de vista que son los hombres, las mujeres y no las instituciones quienes violan, con sus inadecuadas conductas, las reglas de la convivencia civilizada, vulneran las virtudes que deben cumplir en su actuar político y con sus conductas llegan al extremo de cometer delitos que dañan el cuerpo social del que forman parte, y que en ocasiones excede en su valoración externa de los hechos que se atribuyen a las instituciones, más que a los hombres y mujeres que los cometen.

 

Desde los textos de Aristóteles se afirma la necesidad de que las formas de conducta moral, no incurran en el vicio, la incontinencia, la bestialidad y la brutalidad, y que las virtudes intelectuales deben ser elementos fundamentales del quehacer político, a fin de que no haya excesos ni defectos en el actuar de los ciudadanos. Los códigos de ética partidista de los partidos antes mencionados, tienen por objeto el establecimiento de las bases y principios que deben regir entre los militantes, los dirigentes de partidos, y quienes ocupen cargos de elección popular o lo mismo sean servidores públicos en los poderes del Estado Mexicano; así mismo, imponen a sus miembros como compromisos ineludibles la lealtad y el cumplimiento de los documentos básicos y las plataformas electorales, ratificadas a través del voto popular que nos otorga la ciudadanía, y que se cumplan en programas de gobierno.

 

Pero no basta con los textos de Aristóteles, también es indispensable tener precisión en las reglas que determinan las faltas, los vicios contrarios a las virtudes exigidas, las incontinencias vulneradoras de la temperatura y del equilibrio, y el exceso de las conductas abusivas que pueden convertirse en brutales violaciones de los más elevados principios que rigen la vida de la comunidad; por citar un ejemplo el caso de “LOZOYA”, Ex Director de PEMEX.

 

Concluyendo: la sociedad actual, más informada, con mayor nivel de educación, recibe los mensajes cítricos del actuar de las mujeres y los hombres, cuya vida se desenvuelve en el difícil campo de la actividad política y que por tanto, tienen sus conductas a la vista de la propia comunidad a la que deben servir en el ejercicio de la actividad que pretenden desempeñar. Pero es importante considerar que el tiempo exige reajuste en las instituciones y en las normas, de acuerdo con la realidad actual del País y del mundo.