• Las vestuaristas y escenógrafas aseguran que sin el apoyo del Fonca a lo largo de su carrera no habrían sobrevivido
CIUDAD DE MÉXICO.
Su
lugar es detrás de los escenarios y realizan una labor fundamental para
cualquier puesta en escena. María y Tolita Figueroa, dos mujeres mexicanas dedicadas
al arte, la primera, ilustradora de profesión y la segunda diseña vestuario y
escenografía.
Las hermanas formaron un equipo
de trabajo en 1989 y a lo largo de más de tres décadas han realizado 160
puestas en escena para ópera, danza, teatro, video, cine y multimedia.
Hijas de Gabriel Figueroa,
cinefotógrafo de la Época de Oro del cine mexicano, María y
Tolita hablan de la importancia del Fondo Nacional para la Cultura y las
Artes (Fonca) en diferentes proyectos que han llevado a cabo en toda una
vida de trabajo.
Además de la pandemia de
covid-19, que ha frenado su labor, ahora les preocupa la desaparición de apoyo
a los creadores, ya que ellas, dicen, han recibido en varias ocasiones y en
diferentes sexenios apoyos del Fonca.
Nosotras sin el Fonca, no
habríamos sobrevivido”, dice categórica Tolita. “Siempre nos apoyaron, nos
dieron las becas e impulsaron los proyectos. Nosotros tenemos muchos años
trabajando con el Fonca y estamos muy agradecidas por todo lo que nos han
permitido lograr”.
Después de recibir los apoyos
económicos para levantar sus proyectos creativos, María y Tolita retribuyeron
al Fonca dando los cursos, talleres y asesorías.
La beca sirve para echar a andar
un proyecto, los creadores entregan el proyecto y retribuyen apoyando con
clases a los jóvenes creadores”, dice María y ahora, “con la computadora se les
ha abierto un mundo a los chicos de provincia, porque es la Caja de Pandora.
Ahí está todo, sólo hay que aprender a usarlo”
Los apoyos que ha dado el Fonca a
los diferentes creadores son absolutamente apartidistas, porque el arte debe
ser así, independientemente de por quién haya votado cada creador, coinciden
las hermanas.
María y Tolita Figueroa
pertenecen al Sistema
Nacional de Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y
han trabajado con directores de la talla de Guillermo Arriaga, Guillermo del
Toro, Jesusa Rodríguez, Alejandro Jodorowsky, Benjamín Cann y Juan José Gurrola,
por mencionar sólo a algunos.
·
PRIMERAS BECAS
Nosotras pedimos una beca para
hacer una obra sobre el gran guiñol de Praga y gracias a la beca levantamos un
proyecto de Donna Giovanni (1983)
con Jesusa Rodríguez – una adaptación de Don
Giovanni, de Mozart, con un elenco
totalmente femenino– que nos permitió estar de gira con la obra
por Europa y Estados Unidos durante cuatro años, comenta Tolita.
Por su parte, María habla del
inicio de su relación con el Fonca. “En 1984 pedí la beca para hacer un archivo
de fotografías de ropa, ambientación, todo lo que puede utilizarse en vestuario
pero en archivo fotográfico- y me dieron la beca”. A la fecha ese archivo ha
seguido nutriéndose.
Nosotras la hemos pedido (la
beca) de manera individual y de manera conjunta. Tres o cuatro veces”. Después
de que un creador recibe la beca, se le da el apoyo económico para empezar a
trabajar y posteriormente se hace una labor de retribución social, dicen las
hermanas.
En el caso de María y Tolita
–quienes fueron reconocidas como las mejores vestuaristas del mundo en la
Cuadrienal de Praga en 2011–se comprometían después de recibir sus becas a ir a
los estados de la República dos veces al año, en periodos de 15 días, a dar
cursos. Aunque también hay otro tipo de retribución, como por ejemplo el
convertirse en tutor.
Son semilleros. Están las becas
de los tutores, en donde uno se compromete a ser el maestro de un grupo y te
envían a Tabasco, a Guanajuato o al estado al que te indiquen y convives una
semana completa con los alumnos. Ellos tienen que presentar un proyecto, los
tutores hacemos el acompañamiento para levantar ese proyecto y resulta ser un
ejercicio no sólo aleccionador para ambas partes, sino también muy divertido”,
comenta María.
Y Tolita señala: “Con el paso de
los años nos ha tocado toparnos con esos jóvenes y ver cómo consolidan sus
carreras. Algunos de esos muchachos nos mandan sus proyectos para que nosotros
los orientemos respecto a los elementos que deben tener o si necesitan apoyo
teórico o requieren la revisión de un estilo por completo”.
Nuestros archivos están
ordenadísimos, asegura María. “Tenemos como 160 obras documentadas. De algunas
tenemos vestuario, de otras fotos o películas. Por ejemplo, tenemos la última
cosa que hicimos con Juan José Gurrola, el dramaturgo, que fue su última puesta
en escena La
noche de un neurasténico, la ópera de Nino Rota (el que le componía
a Federico Fellini la música para sus películas), cuenta María.
Y Tolita acota: “Vinieron de la Cineteca Nacional,
aunque hemos hecho solamente siete películas, ahora ellos preparan un libro de
memorias utilizando nuestra biblioteca, claro está que tenemos muchísimo más de
artes escénicas que de cine.
Vinieron a ver el archivo y se
quedaron encantados porque está perfectamente organizado. Tenemos todo en orden
y hasta la introducción escrita que hizo José Luis Ibáñez, el guionista y
director de cine, antes de morir.