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Hoy es sábado, 23 de noviembre de 2024

En privado

• Partidos Políticos • Desbandadas


Si tomamos en cuenta que toda acción provoca una reacción, y si en realidad pretenden marchar unidos, de ahora en adelante tanto el PAN, el PRI y el PRD, como el PRS y el Humanista, deberán caminar con pies de plomo para evitar cualquier roce que en un momento dado provoque desacuerdos y tras ello, una desbandada entre ellos.

 

Y es que se antoja muy difícil que lobos y ovejas convivan en armonía. Y más aún cuando, --como en este caso--, aún faltan ocho meses  para que se lleven a cabo las elecciones. Ocho largos meses durante los cuales esos cinco partidos antagónicos se verán obligados a compartir acuerdos, planes, y sobre todo secretos estratégicos, si es que realmente desean obtener el triunfo.

 

De igual manera todos esos partidos,  y lógicamente entre ellos mismos, deberán dejar por un lado los golpes bajos, las divisiones internas, el engaño, las simulaciones y las negociaciones en lo oscurito. Y por el contrario se verán obligados, ---al menos por esta ocasión— a dar paso a la cordura, a la sensatez y sobre todo a la honestidad.  

 

Pero sobre todas las cosas, deberán ponderar perfectamente sobre quién será el candidato a la gubernatura. Porque sin duda es lo que en estos momentos se observa como lo más importante e inquietante tanto para ellos como partidos políticos en lo particular, como para el pueblo en general que –quiérase o no-- en estos momentos permanece a la expectativa, más todavía si tomamos en cuenta que hoy por hoy, la gente se pronuncia por la gente, es decir por el candidato o la candidata,  mas no por los partidos.

 

Porque, pese a lo que pudieran opinar los dirigentes del resto de partidos políticos que se apuntan en esa coalición, habríamos de asegurar que el candidato ´para ese bloque opositor tendrá que surgir ya sea del PAN o del PRI. Simplemente porque los restantes partidos no tienen cuadros suficientes para contender.

 

De ahí que los que se apuntan con posibilidades de competir, son solamente cinco: Isidro Jordán Moyrón, Ricardo Barroso Agramont,  Francisco Pelayo Covarrubias,  Álvaro de la Peña Angulo, así como  Isaías González Cuevas. Dos del PRI, tres del PAN.

 

Y ya será al interior de cada uno de los partidos mencionados de donde, sus dirigentes deberán tener mucho tacto e inteligencia para dar el visto bueno respecto a quién será el elegido. Porque  –por supuesto— partir de allí será de donde podrían dar inicio las desbandadas,  que siempre traen consigo terribles consecuencias.

 

¿Por qué? Simplemente porque cuando no se da la elección adecuada es cuando justamente al interior de los partidos surgen los enfrentamientos;  y es cuando ---por consecuencia--- una elección se pierde irremediablemente. Casos de prueba los hay muchos, y aquí haré el recuento de algunos:

 

El caso más duro, y lo sabe todo el pueblo sudcaliforniano, fue aquel que se dio al interior del Partido Revolucionario Institucional nada menos que entre Leonel Cota,  Antonio Manríquez y José Antonio Valdivia y que a decir verdad, causó uno de los desastres más grandes en la historia de ese partido a nivel estatal.

 

Después vendría la muy aceptable irritación de Sergio Polanco, por no ser tomado en cuenta por el PRl como candidato a la presidencia municipal de La Paz, luego de haber realizado un por demás exitoso y extenuante trabajo. Sin olvidar la molestia de Felipe Prado, quien fuera considerado un excelente candidato para  la alcaldía de Mulegé, lo mismo que de Jorge Armando López para la presidencia municipal de Loreto.

 

Y ´para concluir con el tricolor, he de decir que por aquellos años también se dio la deserción de José Manuel Rojas Aguilar tras muchos años de priista navegar con la bandera del PRI Y haber obtenido un indiscutible triunfo como alcalde de Mulegé.  

 

Ahora bien, en lo que respecta al Partido Acción Nacional, también en su interior se cuecen habas, cuyos  descontentos vienen desde cuando se desplaza a Oscar Higuera para que Armando Martínez Vega siga tranquilamente con su trabajo en busca de la alcaldía de La Paz que después –claro--, ganaría.

 

Enseguida surgiría un grupo de panistas que, frente a las oficinas del CDE de ese partido protestarían lanzando consignas por las “manos sucias que se están metiendo y enlodando el proceso de selección de candidatos”, donde uno de los protagonistas sería nada menos que Herminio Corral, exdirigente del albiazul. 

 

Emergería también el descontento de Miriam Muñoz Vargas, quien subrayaría las incongruencias de ese partido por su proceder con la ideología, con la doctrina, y con todo aquello que la identificaba con el panismo, y tras ello, esta damita dijo entonces que allí les dejaría 23 años de militancia.

 

Ahora bien, en el Humanista no todo es miel sobre hojuelas, porque a decir verdad, fue este partido al que le tocó pagar el más grande precio de su novatez. Y eso se comprobó cuando intentó registrar a Armando Yee como candidato a gobernador del Estado, pues justamente oir esos tiempos en las oficinas del Instituto Estatal Electoral  no hubo cabida para tantos gritos, madrazos  y empujones, a tal grado, que fue necesaria la presencia de la policía.

 

Así es que creo sin temor a equivocarme que si en realidad desean llegar a puerto seguro, aun en medio de este mar de tempestades, los capitanes de cada embarcación –llámense dirigentes de partidos-- deben sostener firme el timón para mantener rumbo, y actuar no solamente con mucha prudencia, sino con mucha hipocresía. 

 

Porque de no ser así, los desencuentros inesperados, las indeseables desbandadas, lo mismo que las cuestionables estampidas, estarán a la vuelta de la esquina y  podrían convertirse en el pase de salida para muchos molestos desertores.

 

Entonces todo el trabajo realizado por ese bloque opositor se vendría estrepitosamente por tierra, y por consecuencia, sus integrantes estarían cada vez más lejos de la victoria y más cerca de la derrota.      Cuestión de tiempo.