• Alejandro Encinas, subsecretario de Gobernación, presentó la política pública de verdad y memoria que incluye un ajuste a efemérides
Ciudad de México
En la presentación de la política pública de
verdad y memoria se informó que se buscará retirar de sitios públicos el nombre
de los perpetradores de la represión durante el periodo 1960-1980; se
multiplicarán los lugares de memoria histórica - donde se cometieron las
atrocidades- y se revisarán 8 mil cajas con miles de documentos construidos por
la policía política en aquella época.
“No puede ser que sigamos teniendo en Puerto
Vallarta un aeropuerto ‘Gustavo Díaz Ordaz’ o de otras gentes que cometieron
estos actos criminales contra mexicanas y mexicanos”, señaló Alejandro Encinas,
subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la secretaría de
Gobernación.
Desde el Archivo General de la Nación,
antigua cárcel de Lecumberri, informó que también se ajustarán las efemérides,
y se incluirán en la curricula de la educación básica y media el respeto a los
derechos humanos.
También - añadió Encinas- se busca impulsar
proyectos editoriales de verdad y memoria para contribuir a la reconstrucción
de justicia "y saldar la deuda con este pasado infame en la historia de
nuestro país, con el fin de que estos hechos no se vuelvan a
repetir".
Con la presencia de funcionarios federales y
de la Ciudad de México – encabezados por la jefa de gobierno, Claudia
Sheinbaumm y la fiscal Ernestina Godoy- familiares de víctimas y algunas de las
propias víctimas de la llamada guerra sucia recibieron los expedientes en los
cuales la policía política de la época los consignó como criminales.
Muchos de ellos fueron detenidos y/o
desaparecidos hace medio siglo y se desconoce su paradero.
En la lista se encuentran, por citar a
quienes recibieron hoy de manera presencial las cajas con documentos, Lourdes
Rodríguez, detenida en 1971.
En tanto, Alfredo y Georgina Tecla recibieron
los expedientes de sus familiares; de la misma manera, Judith Galarza, Natalia
Toledo y Luis Fernando Granados, este último hijo del periodista Miguel Angel
Granados Chapa, vigilado por su labor.
Alejandra Cartagena López subió a presidium
para recibir los expedientes de su madre Leticia Galarza, desaparecida desde
1978, y de su padre David Jiménez Sarmiento, muerto en un enfrentamiento en
1976; ambos militantes de la Liga 23 de septiembre.
Igualmente Consuelo Solís Morales recibió, de
manos de la jefa de gobierno de la Ciudad de México, el expediente del profesor
Genaro Vázquez Rojas, muerto en 1972 en el contexto de la contrainsurgencia
hacia la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria de la cual el profesor fue
fundador.
Genaro Vázquez fue egresado de la escuela
normal de Ayotzinapa y encabezó luchas democráticas en Guerrero en las décadas
1950 y 1960.
El propio Encinas recibió el archivo del
expediente que le construyó la Dirección Federal de Seguridad cuando era militante
del Partido Comunista Mexicano.
Félix Santana, director de Estrategia para
los Derechos Humanos de la secretaría de Gobernación, precisó que las acciones
del actual gobierno “no buscarán comprar silencios ni construir olvidos como
sucedió con otras administraciones”.
Precisó que el desafío es amplio porque se
requiere analizar y digitalizar más de 4 mil cajas de la extinta Dirección
Federal de Seguridad; 3 mil de la dirección de investigaciones políticas, y 486
cajas del ejército mexicano.
Por ahora, indicó, el Archivo General de la
Nación tiene un avance en 2 mil 900 legajos que ya pueden ser consultados por
víctimas y familiares.
De manera adicional se formará un “archivo de
la palabra” para contrarrestar la información oficial y contribuir a no volver
a repetir esa época.