• Por covid-19, la pieza que presentó la CND en el Festival sufrió varias modificaciones
CIUDAD
DE MÉXICO.
En
su origen, Beethoven
en la intimidad.Ludwig 2.0 se diseñó para representarse en el
Palacio de Bellas Artes. Se trataba de una magistral puesta en escena, con
música en vivo, un diseño de arte y escenografía espectaculares y la
posibilidad de abrirle la puerta a coreógrafos contemporáneos experimentados para
inaugurar sendas a los bailarines de la Compañía Nacional de Danza
(CND) del INBAL y motivar a los creadores clásicos para
tratar de alejarlos de los manierismos del ballet para acercarse a lo humano y
rebasar lo etéreo para hundirse en el fondo de lo terrenal.
Concebido por Cuauhtémoc Nájera,
codirector de la CND –Elisa Carrillo vive de forma permanente en Berlín y su
posición de codirectora pareciera más bien honorífica–, el proyecto se atisbaba
como el gran evento del 2020 con su estreno en el marco del Festival Internacional
Cervantino. Como todo lo escénico, Beethoven se perfilaba para
ser uno más de los éxitos de Cuauhtémoc Nájera, quien en el pasado logró
montajes muy exitosos como Hoy no circula (1997), y Danza Rock (1998),
ambos realizados ex profeso en un intento de innovar el repertorio de la CND.
Pero como todo lo proyectado
dentro del panorama de la escena mundial, la propuesta se pospuso, modificó y
se transformó en un proyecto de video para pasar a la virtualidad y ser
trasmitido por el sitio oficial del FIC.
Resultaría ocioso entrar en la
discusión sobre la calidad del resultado. Ni todos los videoastas están
preparados para crear videodanzas, ni todos los coreógrafos conocen los
elementos tecnológicos para poder guiar a quienes hacen registros en video.
Queda claro lo anterior porque, desde hace más de 30 años, en una gran parte
del mundo están diferenciadas las carreras de los coreógrafos escénicos y los
coreógrafos para video.
Tuve la oportunidad de ver la
grabación de Contorno, de
Miguel Mancillas y de lo presencial a lo virtual, se perdió todo el sentido,
había problemas de edición para apuntalar los clímax y demás. Pero en los
momentos que se viven, en este caso y en todos los demás, insisto, no es la calidad
lo que hay que poner en la balanza. Más bien hay que aplaudir, más allá de los
resultados, el coraje de bailarines y creadores en mantenerse firmes en su
decisión de no parar el ritmo y buscar y experimentar en la búsqueda de que su
trabajo no
se pierda.
Si algunas videodanzas son
demasiado pedestres o caseras, hay que seguir intentando que no lo sean. Hoy en
día la CND ha regresado a actividades en grupos pequeños y con tapabocas. Un
acto temerario del INBAL. Sería mejor seguir en el video.