• El gasto dará prioridad a atender la emergencia por el coronavirus, buscará soportar la recuperación económica y reforzar la red social que atiende a los más vulnerables
Ciudad de México. El Presupuesto de Egresos de la Federación
(PEF) 2021, que asciende a 6 billones 295 mil millones de pesos –188 mil
millones más que el vigente–, se propone balanceado y sensible para
enfrentar las dos crisis simultáneas, la sanitaria y económica, que vive
el país, sostiene la Secretaría de Hacienda en el proyecto entregado este
martes a la Cámara de Diputados.
En este contexto, el gasto dará prioridad a
atender la emergencia por el coronavirus, buscará soportar la recuperación
económica y reforzar la red social que atiende a los más vulnerables,
manteniendo la política de austeridad y de combate a la corrupción.
Con ello se prevé atender como prioridad tres
objetivos de política pública: ampliar y fortalecer las capacidades del sistema
de salud; promover una reactivación rápida y sostenida del empleo y de la
actividad económica, y continuar reduciendo la desigualdad.
El gasto corriente se plantea en 2.4 billones
de pesos y los principales incrementos que el Ejecutivo federal propone a la
Cámara de Diputados se encuentran en salud, educación, bienestar y turismo.
En contraste, se disminuye el gasto
federalizado, al que se aplica un recorte de 100 mil millones de pesos, y de 60
mil millones en las participaciones a estados y municipios. La Oficina de la
Presidencia tendrá una disminución de 113 millones de pesos respecto de lo
autorizado para este año; Gobernación, de 91 millones; Relaciones Exteriores,
de 602 millones; la Secretaría del Trabajo, de 5 mil 61 millones; Hacienda, de
3 mil 428 millones, y Energía, de 447 millones.
Como parte de las prioridades del gobierno
federal, la Secretaría de Salud tendrá un incremento de 16 mil 588 millones;
Educación, 11 mil 764 millones; Marina, más de mil 919 millones, y Bienestar,
más de 8 mil 13 millones.
Respecto del impulso económico a la política
de carácter social, el proyecto plantea que el regreso a la nueva
normalidad debe ir acompañado de la convicción de profundizar en los cambios ya
iniciados por el gobierno y avanzar en la construcción de un estado de
bienestar que permita reducir el impacto de los factores externos en la
economía nacional y las condiciones de vida de la población.
Señala que se propone reordenar las políticas
públicas y la asignación de los recursos asociados a éstas, con objeto de
reflejar un equilibrio entre las necesidades de la población y de la economía.
La expectativa gubernamental es que el
próximo año continuará la reactivación iniciada en el segundo semestre de 2020,
a medida que las unidades económicas se adapten al nuevo entorno y que la
contención del coronavirus en México y en el exterior permita la recuperación
paulatina de la capacidad productiva instalada.
También se espera que el tratado comercial
México-Estados Unidos-Canadá potencie al sector integrado a la economía global
y a la inversión estratégica en el país, sustentado en políticas activas de
atracción de empresas.
Otra de las perspectivas se finca en que la
inversión pública y privada en infraestructura impulsen la generación de
empleos y tengan efectos sobre otros sectores, además de que el sector
financiero mantenga el flujo adecuado de recursos hacia hogares, empresas y
proyectos productivos.