• Existe constancia de que le acompañaron en casi todos los lugares donde residió. Algunos de los más famosos fueron dos perros mestizos de su querido México: Calbuco y Cutaca
Pablo
Neruda fue generoso y abierto con los jóvenes, retrató del mundo sus mejores
pinceladas, y quiso por encima de todo al género humano; pero su corazón
también fue ocupado por sus perros, a quienes escribió su amor.
Nació el 12 de julio de 1904 bajo
el nombre de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, aunque a lo largo de su
carrera utilizaría el seudónimo que le dio la fama internacional: Pablo Neruda.
Nació en Parral, Chile, y a los
dos años de edad se trasladó con su familia a la ciudad de Temuco, donde entró
al Liceo de Hombres y comenzó a interesarse por la poesía.
En 1917 publicó su primer
artículo en el diario La Mañana de Temuco y en 1921 comenzó a utilizar el
seudónimo de Pablo Neruda.
Sería hasta 1924 cuando
publicaría una de sus obras más famosas ‘Veinte poemas de amor y una canción
desesperada’, donde expresaba un profundo dolor por la pérdida de una mujer.
Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.
Collar, cascabel ebrio
para tus manos suaves como las uvas.
Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.
Ellas trepan así por las paredes
húmedas.
Eres tú la culpable de este juego sangriento.
Ellas están huyendo de mi guarida
oscura.
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.
Independientemente de su trabajo
literario fue un activista político que apoyo la causa republicana en España y
Francia, fue senador en 1943, miembro del Comité Central del Partido Comunista,
precandidato a la presidencia –aunque dimitió en favor de Salvador Allende-,
cónsul honorario y embajador de Francia.
En 1949 huyó a París donde se
exilió debido a la persecución que sufrió por el artículo 'La crisis
democrática de Chile es una advertencia dramática para nuestro continente',
regresó a Chile en 1952.
En 1971 recibió el Premio Nobel
de Literatura, aunque no fue el único reconocimiento internacional que le
otorgaron: en 1962 lo nombraron académico de la Facultad de Filosofía y
Educación de la Universidad de Chile, en 1965 la Universidad de Oxford le
entregó el título de doctor honoris causa, en 1969 fue nombrado miembro
honorario de la Academia Chilena de la Lengua y en 1972 recibió el Premio
Stalin de la Paz (que después se llamaría Premio Lenin de la Paz entre los
pueblos).
El poeta escribió alrededor de 45
libros y es considerado uno de los más grandes poetas del siglo XX. Su estilo
pasó por la corriente del modernismo, la vanguardia, el surrealismo hasta
llegar al realismo socialista.
Murió en 1973 por cáncer de
próstata, aunque en 2013 sus restos fueron exhumados por el juicio de presunto
homicidio, aunque hasta el momento las investigaciones no han culminado.
Pero así como perdura su poesía
lo hace su amor por los animales.
El Mundo publicó el amor de Neruda por los
perros.
"Y es que Pablo amaba a las
mujeres y sus amigos tanto como a sus compañeros preferidos: los perros.
"Neruda convivió con muchos
perros y gatos a lo largo de su vida. Tenemos constancia de que le acompañaron
en casi todos los lugares donde residió. Algunos de los más famosos fueron dos
perros mestizos de su querido México: Calbuco y Cutaca.
"Precisamente, en su finca
de Michoacán, escribió un poema, tras la muerte de uno de ellos al que enterró
el mismo, titulado " Un perro ha muerto", en el cual confesaba que
los ojos de su perro eras más puros que los suyos. No hay frase más cierta para
describir lo que se siente cuando perro y humano se miran fijamente.
"...A Neruda no le gustaban
las correas y era feliz viéndolos sueltos, libres, sin artilugios humanos
diseñados para su control. Esa libertad era consecuencia de un deseo íntimo de
Neruda: "(...) que todo el mundo siga entrando sin llamar a las puertas de
mi casa, sin anunciarse. Como la primavera". Tal era su afán de libertad,
que cuentan que se enfadó mucho el día que le obligaron a cercar la finca que
poseía en Isla Negra.
Quizás para que la primavera
entrara también en el corazón de su gran amigo Rafael Alberti, roto y deprimido
ante las matanzas de la Guerra Civil, Neruda le regaló una perrita llamada
Niebla. La conexión y las emociones que provocaba en el poeta su relación con
la perrita debieron ser tiernas, y le proporcionaron optimismo y cierta
felicidad en medio de aquel horror: "Me acompañó como el mejor soldado,
pasando hambre y las mismas penalidades". Más adelante, Alberti le dedicó
un poema que termina así:
"(...) Niebla, mi camarada,
aunque tú no lo sabes, nos queda
todavía,
en medio de esta heroica pena
bombardeada,
la fe, que es alegría, alegría,
alegría."
"Hubo más seres peludos que
invadieron el alma y corazón de Neruda, como el perro Nyon. El día que se casó
con Maite Urrutia, en una playa en la Isla de Capri, antes de poner el anillo
en su dedo, pidió permiso a la luna. No fue invitado nadie, excepto su querido
Nyon. Según cuenta otro de sus poema, cuando Pablo y Maite bailaban felices,
borrachos en la madrugada, Nyon saltaba también y quería ser parte de aquella
alegría nocturna, enredándose entre sus pies.
"La última mirada que Neruda
intercambió con un perro ocurrió en septiembre de 1973, en su casa de Isla
Negra (Chile), cuando a punto de morir fue transportado en camilla hacia la
ambulancia. Moribundo, Chu Tuh un perro chow chow al que adoraba, se acercó
mirándole y lamió su mano por última vez.
"Quizá algún estudioso sepa
cómo le hubiera gustado a Neruda ser recordado. Mientras tanto, yo prefiero
pensar algo que expresó en el libro "Confieso que he vivido":
"Así
me gustaría quedarme siempre, frente al fuego, junto al mar, entre dos perros,
leyendo los libros que harto trabajo me costó reunirlos, fumando mis
pipas."
En su libro Cartas de amor para
Matilde Urrutia, Neruda, según publicá la Fundación Pablo Neruda: "Algunas
carecen de interés, porque son simples indicaciones para precisar citas.
Recurre en ocasiones al humor, en contadas ocasiones a lenguas extranjeras. Tal
vez en la página 70 la frase ilegible, según el transcriptor, «S’embrasse e
(ilegible)» podría ser «J’embrasse Maman». No olvidemos la pasión de ambos por
los perros que, en ocasiones, les acompañarán en sus largos viajes".