• El autor de 'Examen extraordinario' habla sobre la importancia de la cultura durante la pandemia y lo que podría suceder después con el público
CIUDAD DE MÉXICO.
Si hemos podido sobrevivir a la pandemia no es sólo
por medidas sanitarias, sino por cuestiones culturales, afirmó el escritor Juan
Villoro (Ciudad de México, 1956) en entrevista por la publicación de su más
reciente libro Examen extraordinario, una compilación de 14 cuentos
con personajes llenos de inconformidad.
Por eso, me parece muy preocupante que cuando los
gobiernos hablan de medidas de emergencia, generalmente se refieran a medidas
económicas y no a medidas también culturales. Porque no tiene caso reproducir
la vida si no podemos ser sujetos integrales y eso comporta por supuesto la
gratificación que nos dan el cine, las series, la música, la pintura, la
lectura, etcétera”, expresó.
Lo cierto es que quienes hemos estado
en el encierro, abundó, “saldremos con una avidez y una curiosidad más grande
de conocimiento y lectura. No sé cuánta importancia tendrán los libros –que ya
no son tan significativos como lo fueron en otras épocas–, pero creo que
jugarán un papel determinante”, abundó el también autor de El testigo, Efectos personales y
el monólogo Conferencia
sobre la lluvia.
¿Qué opina de la crisis que vive
el sector editorial en la pandemia?, se le cuestionó. “No estoy seguro cómo ha
sido la práctica de la lectura (en la pandemia). Ciertamente la adquisición de
nuevos libros por descargas o mensajería no ha sido tan alta, pero estoy seguro
de que muchas personas que tenían libros en casa se dedicaron a leerlos o a
releerlos”.
Y agregó: “La costumbre de leer
libros electrónicos no era muy alta en México, de modo que muchas editoriales,
y lo digo por experiencia, ni siquiera tenían suficientes descargas o no habían
hecho libros que fueran descargables en su catálogo, entonces hay un rezago muy
grande”.
Sin embargo, “tengo la confianza
de que, cuando volvamos al ritmo habitual, las librerías serán centros de
reunión importantes. Mientras tanto, varias de ellas han quebrado y las
editoriales están pasando por muy mal momento. Por eso me parece significativa
la iniciativa conjunta del Fondo de Cultura Económica (FCE) y Almadía. También
me parecen fundamentales las descargas gratuitas de libros, creo que es algo a
lo que debemos contribuir todos”.
En suma, abundó el ganador de los
premios Herralde (2004), Iberoamericano José Donoso (2012), Iberoamericano de
Narrativa Manuel Rojas (2018), lo que se parecía en este momento es que “las
distintas formas de representación de la realidad, de los memes que nos
divierten a los poemas que recitamos, pasando por las canciones que cantamos o
los juegos que hacemos con mímica en casa y lo que estamos leyendo hoy,
demuestran que la cultura también es importante”.
Y se refirió a las medidas implementadas para
enfrentar el covid-19. “Me parece que las políticas de salud pública aplicadas
responden a una realidad mexicana, en donde no todo mundo se puede quedar en
casa, a diferencia del confinamiento en Francia, Italia o España. En México
tenía que ejercerse una política híbrida, porque quedarse en casa es un lujo.
La peor pandemia, lo sabemos, es la desigualdad social, el hambre, y mucha
gente si no sale a la calle no puede comer. Y en esta circunstancia se me dio
el privilegio de escribir”, confesó.
Villoro también habló sobre el
oficio narrativo en un momento en el que el tiempo es redundante. “Muchas veces
los escritores consideran que tienen el trabajo más solitario del mundo. Sin
embargo, a veces nos metemos zancadillas para alejarnos del escritorio y no
trabajar lo suficiente, pero ahora se acabaron los pretextos y he podido
trabajar mucho”.
Aunque también ha enfrentado
zozobra y hartazgo, “sobre todo, a partir del quinto mes de encierro. Me parece
que ocurre una fatiga del metal, parecida al desgaste en el
fuselaje de los aviones”, reconoció.
Así que el momento no ha sido
fácil. “Además, tuve un padecimiento menor: perdí un oído. Entonces, ahora sólo
los puedo oír del lado derecho, que tampoco es algo dramático, pero te queda un
zumbido en el cerebro llamado tinnitus, una cosa menor, pero la vulnerabilidad
del cuerpo te pone en contacto con el peligro de que en cualquier momento
suceda algo, a ti mismo o a los demás”.
¿Ha cambiado su manera de ver el
mundo? “Sí, y supongo que tendrá una repercusión en la escritura. Es momento de
un examen de conciencia y de replantear muchas cosas, como el ecocidio, y la
pandemia es una oportunidad para replantearlas. Por desgracia, el ser humano es
un especialista en oportunidades perdidas. Espero que no dejemos pasar como
colectividad esta oportunidad que ahora tenemos”.
En Examen extraordinario,
Villoro hace un examen sobre el oficio que ha ejercido a lo largo de tres
décadas y compila relatos como: Mariachi, Acapulco, ¿verdad?, Confianza, El día en que fui normal, El crepúsculo maya, Los culpables, La casa pierde y Corrección, entre
otros.
El primero es Mariachi y
critica la identidad mexicana. “El mariachi representa nuestra cultura en todo
el mundo y me parecía interesante escribir una historia de un símbolo con
crisis de identidad. Es un mariachi que está inconforme con su destino, cansado
de tocar en rancherías sin luz eléctrica, donde le pagan muy bien, pero él ya
no quiere propagar el rencor de las canciones y busca otro destino, otra vida,
nada más que al buscarlo se mete en un apuro porque sus partes íntimas, su sexo
se convierte de dominio público y su vida da un vuelco inesperado.
Siempre me ha gustado cuestionar
la identidad nacional, creo que somos uno de los países que han tenido un
ejercicio intelectual más sostenido para tratar de definir lo mexicano”,
concluyó.