Este 2020 no solo es el año de coronavirus, también los incendios han golpeado fuertemente al planeta; este es un breve recuento de ellos.
ESTADOS UNIDOS.
Al igual que en Estados Unidos, donde hay incendios en el oeste, varios países se han visto devastados recientemente por incendios atribuidos al impacto del calentamiento global, pero también a focos de corta y quema que escapan a todo control.
Entre enero y agosto, los incendios forestales afectaron 121.318 km2 en Brasil, de los cuales 34.373 km2 en la región amazónica y 18.646 km2 en el Pantanal, el mayor humedal del planeta, según el INPE, un organismo gubernamental.
Los incendios comienzan cada año en junio/julio, con la estación seca, y duran hasta octubre. Se deben principalmente a focos de corta y quema tradicionales que, a menudo, se vuelven fuera de control, como este año en el Pantanal debido a una sequía excepcional.
También está en juego la eliminación de los restos de tala de árboles del año anterior, sobre todo en la Amazonia, donde prácticamente todos los incendios son ilegales.
El delta del río argentino Paraná, uno de los más potentes y ricos en biodiversidad del mundo, ha sido azotado por una terrible sequía y, desde principios de año, se ha visto afectado por incendios sin precedentes.
En total, los incendios afectaron a 11 de las 23 provincias argentinas, destruyendo unas 120.000 hectáreas.
Según el ministerio de Medio Ambiente, 95% de los incendios forestales son provocados por el hombre con colillas de cigarrillos mal apagadas, fogatas, o bien por corta y quema en terrenos baldíos. La falta de precipitaciones, las altas temperaturas, la baja humedad o los fuertes vientos contribuyen a su propagación.
Entre finales de 2019 y principios de 2020, los incendios forestales causaron estragos en una zona de Australia muy afectada por la sequía, cobrándose unas 30 vidas y desplazando o causando la muerte de casi 3.000 millones de animales.
Se trata de los incendios forestales más extensos y largos de la historia moderna del país.
Según los científicos, su gravedad se debe al impacto del calentamiento global.
Este verano el servicio de protección aérea de los bosques ha combatido, al menos, 197 incendios en el territorio ruso, en más de 43.000 hectáreas, principalmente en la región de Yakutia.
Otras 380.000 hectáreas se vieron devastadas en Siberia, ya que la política gubernamental consiste en no combatirlos si se producen en zonas demasiado aisladas, como los inmensos bosques deshabitados.
Según el servicio europeo Copernicus sobre el cambio climático, los gigantescos incendios de este verano en Siberia se vieron favorecidos por temperaturas récord superiores a las normales de temporada en más de 5 grados C, así como por suelos menos húmedos de lo normal.
Indonesia, donde grandes incendios devastaron en 2019 los bosques de las islas de Sumatra y Borneo (1,6 millones de hectáreas destruidas), generando humos tóxicos y emanaciones de gases de efecto invernadero masivas, desplegó este año decenas de miles de personas y aviones bombarderos de agua contra los primeros fuegos.
Los incendios suelen desencadenarse al preparar parcelas para la agricultura, como las plantaciones de aceite de palma, pero a menudo escapan a todo control.