• Las condiciones para disfrutar el arte tienen nuevas exigencias, que se han acercado nuevos públicos a través de la virtualidad y, por esto, los repertorios deben renovarse, coinciden gestoras culturales
CIUDAD DE MÉXICO.
Son
tiempos de excepción y adaptación. En esto coinciden gestoras culturales como
Graciela de la Torre, Isabel Beteta y Lucina Jiménez, quienes dicen que “ya no
somos los mismos después del encierro”, que las condiciones para disfrutar el
arte tienen nuevas exigencias, que se han acercado nuevos públicos a
través de la virtualidad y, por esto, los repertorios deben renovarse.
De la Torre, experta en museos,
señala que con la reapertura de estos recintos se deben atender nuevas
audiencias, las generadas de manera virtual durante los seis meses de
confinamiento, que no se van a ir y están acostumbradas a una oferta
internacional.
Hemos visto otra manera de
gestionar, obligados por las circunstancias. Debemos hacer aliados estratégicos
para ofrecer contenidos más imaginativos. Se deberán no sólo reprogramar las
actividades, sino también los objetivos”, agrega quien ha dirigido museos como
el Nacional de Arte y el Universitario de Arte Contemporáneo.
Para la antropóloga cultural
Lucina Jiménez, la migración de los espectadores hacia el ciberespacio fue
significativa. “La virtualidad ha sido el hogar que habitamos para seguir
creando herramientas de reflexión social y convivencia a través de las artes.
Nos permitió asomarnos al mundo, conectarnos con muchas sociedades que estaban
viviendo lo mismo. Eso nos ayuda a encontrarnos en la diversidad artística que
somos”.
La directora del Instituto
Nacional de Bellas Artes destaca que esta emergencia sanitaria “puso en tensión
la relación de los cuerpos, y las artes escénicas fueron las más afectadas.
Debemos renovar los repertorios, pues ya no podrán estar una orquesta o una
compañía de danza o teatro completas en escena. La producción de nuevos
contenidos es el eje fundamental de nuestro quehacer. Esto nos obliga a
salirnos de la zona de confort, y a hacernos otras preguntas”.
La coreógrafa y bailarina Isabel
Beteta, quien en agosto ya programó la temporada “Danza x La Libre” con 18
funciones de solos, dúos y tríos, agrega que “este año ha puesto a prueba el
aprecio por la danza como vivencia directa y experiencia física”.
La directora concluye que “las
artes escénicas son un acto de comunión entre el espectador y el creador; el
reto es mantener este vínculo con obras pequeñas y breves”.