• El museo residencia presidencial Lázaro Cárdenas abrirá sus puertas el 19 de octubre
CIUDAD DE MÉXICO.
Cientos
de fotografías de Lázaro Cárdenas (1895-1970), algunos objetos,
apuntes de su puño y letra, una estación digital con los dos mil decretos que
emitió durante su presidencia, así como periódicos de la época y registros
sonoros, serán expuestos en el nuevo Museo Residencia Presidencial Lázaro
Cárdenas, que abrirá sus puertas el 19 de octubre, en el día que se conmemorará
medio siglo de su muerte.
La curaduría también incluirá
reproducciones de murales de Diego Rivera y, posiblemente, de Abel Quezada,
para darle vida al museo que estará dedicado al “presidente errante”, como
parte del proyecto Bosque de Chapultepec que coordina Gabriel Orozco.
En entrevista con Excélsior, el
historiador Salvador Rueda Smithers, director del Museo de Historia del
Castillo de Chapultepec, habla sobre el contenido histórico y simbólico de la
residencia, que asumirá la vocación de un espacio lúdico “para contar la
historia del primer presidente moderno de México”, el cual exigirá un esfuerzo
intelectual y de aprendizaje, pero sin cultivar el aburrimiento.
Además, en este espacio que antes
fue oficina y despacho que fue modificado durante 80 años, también se mostrará
el ocaso del personaje, con sus achaques y sus defectos.
Parece que tenía un brazo más
corto. Sobre el tema hablé con el historiador Luis Prieto, quien decía que fue
producto de una herida en la Batalla de Ocotlán, en 1923, pero cuando lo
consulté con una fuente cercana a la familia, me dijo que no era así. Pero
sabemos que él tenía un achaque físico y me gustaría reflejar eso también en
esta exposición”, comenta Rueda Smithers. “Y también me gustaría colocar una
cédula que dijera que a él también le dolían los huesos y que murió de cáncer,
como un gran porcentaje de mexicanos”.
EXTRAÑO MECANISMO
La historia de este inmueble
podría contarse así. El 30 de noviembre de 1934, hacia las 10 de la mañana, el
presidente saliente Abelardo L. Rodríguez llegó al Castillo de Chapultepec, con
Lázaro Cárdenas, el nuevo presidente quien de inmediato envió un mensaje
contundente con su programa de gobierno, una reforma agraria profunda, la
defensa de la soberanía nacional, programas educativos y, en una mínima línea,
dijo que se mudaría del Castillo de Chapultepec al Antiguo Rancho de la
Hormiga.
Aquel terreno lo había adquirido
la Secretaría de la Defensa años atrás y fue nombrado Los Pinos por don Lázaro.
Los registros indican que Los Pinos eran propiedad de un particular y que
Venustiano Carranza la expropió por utilidad pública para entregarla al
Ejército y ahí ubicar a su equipo de caballería.
Dicho predio pertenecía a la
familia Martínez del Río, quienes interpusieron un amparo y lo ganaron. Años
después, Álvaro Obregón pagó por el predio y continuó con el uso previsto. Pero
a Lázaro Cárdenas le pareció que ahí podrían vivir los presidentes y no en el
Castillo de Chapultepec, relata el historiador.
Ahora la residencia se
transformará en el museo dedicado al presidente que inició los gobiernos
sexenales, que trazó un plan sexenal y realizó giras en el Tren Olivo, al punto
en que Salvador Novo le llamó “el presidente errante”.
¿Qué se pretende con este museo?,
se le pregunta. “Se me ocurría que pudiéramos hacer una suerte de biografía
ilustrada, pensando que buena parte de los visitantes serán niños y meterles la
idea de que la historia es un mecanismo extraño y que no tiene nada de previsible”.
La intención es contar la
historia de cómo ese muchachito de 18 años que trabajaba en una imprenta en
Jiquilpan, Michoacán, se convirtió en presidente, abunda.
El museo tendrá 14 salas: La
misteriosa mecánica de la Historia, Revolución y el espíritu de la ley,
Plataforma política, Disciplina militar e inteligencia política, La
responsabilidad de la investidura, El Presidente errante, Hombre de Estado, De
cara a la Nación, México y el mundo, Ciudadano de la Revolución.
La sala 11 aún no ha sido definida
y le seguirán: una sala de audio y video, Los Pinos, residencia presidencial y
De camino al futuro.
¿Se le aplicó alguna restauración
al inmueble? “No veo que le hayan metido mucha mano. Se hicieron las
adaptaciones normales al jardín y, por supuesto que no se parece en nada a la
casa original de Los Pinos, que ya había sido muy renovada.
En realidad, se hicieron pocas adaptaciones”.