• El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, habla sobre las lecciones de la pandemia, las pruebas, la vacuna, el documento de los ex secretarios de Salud y la falta de “generosidad humana” de los adversarios de la 4T.
Ciudad de México. La estrategia para hacer frente a la pandemia
de Covid-19 es técnicamente la correcta, pero ha estado sujeta a un sabotaje
constante por parte de grupos políticos, económicos y sociales, a causa del
cual se han hecho ajustes tácticos, como ya no presentar predicciones sobre la
cantidad de enfermos y muertos que habrá en el país, afirma Hugo López-Gatell,
subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud y responsable del plan
contra el nuevo coronavirus.
El funcionario no se arrepiente de las
decisiones adoptadas y reconoce que una parte de la elevada cifra de decesos
–se rebasaron 70 mil el fin de semana pasado– se debe a que aunque hay
disponibilidad de camas, el país carece de especialistas en el manejo de
enfermos críticos y se tuvo que habilitar a médicos generales.
En entrevista con La Jornada,
advierte de un nuevo riesgo: que por la prisa de tener una vacuna contra el
Covid-19 se pretenda adoptar alguno de los biológicos que se encuentran en
ensayos clínicos de fase 3, antes de comprobar su eficacia y sobre todo que no
causarán daño a las personas.
Recuerda la experiencia de la vacuna contra
el dengue en 2015: México fue el primero en el mundo en autorizar el registro
sanitario. Por el respaldo que tuvo de la Fundación Slim y las autoridades de
la Secretaría de Salud, estuvo a punto de ser incluida en el esquema universal
de vacunación, a pesar de que existía evidencia de que puede causar daño.
–¿Cuáles son las lecciones de la pandemia?
–Muchas, y sabemos que son temporales, porque
el Covid-19 es un blanco móvil. En enero se pensaba que el virus sería parecido
al de la influenza y no fue así. También la importancia de actuar con base en
la evidencia científica y no por presiones políticas ni de aspiraciones de
quedar bien con la sociedad.
–Si pudiera regresar el tiempo, ¿qué
cambiaría de lo hecho hasta ahora?
–Algunas cosas, pero si y sólo si hubiera
condiciones propicias como una actitud comprometida de los actores políticos y
económicos y algunos medios de comunicación; sin embargo, no han estado
dispuestos a trabajar con visión de país y mantenernos en la esfera técnica. De
manera inocente pensé que habría generosidad humana, pero se han pasado
saboteando el esfuerzo del gobierno y la sociedad para controlar la pandemia.
–¿En la pandemia ha habido dinero extra para
las entidades que no firmaron los acuerdos de adhesión al Instituto de Salud
para el Bienestar (Insabi)?
–Sí, parte de los 40 mil millones de pesos
que se tomaron del antiguo Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos. Los
recursos se usaron para la reconversión, remodelación de hospitales y compra de
equipos, incluso en esos estados, porque la pandemia es un asunto de interés
nacional.
–Pero no están de acuerdo con la estrategia.
–No, como los ex secretarios de Salud que
proponen hacer pruebas.
–Dicen que los países que han tenido éxito en
el control de la pandemia han hecho pruebas.
–Así es –dice el subsecretario en relación
con el documento que presentaron el pasado miércoles los ex funcionarios–.
Esperaba un documento técnico con bibliografía científica, y sobre las pruebas,
la evidencia. La realidad es que no hay nada que indique con claridad la
relación entre el número de pruebas y la calidad del control de los contagios.
En México, el Insabi ha pagado las pruebas de
los estados. Eso no dicen los gobernadores y tampoco que no hacen más porque su
laboratorio estatal llegó al tope y no están dispuestos a pagar salarios de
personal y comprar equipo.
Pruebas suficientes
–¿Han faltado pruebas para la vigilancia
centinela?
–Nunca nos hemos quedado sin pruebas. La
vigilancia centinela funciona, pero es un pedacito de todo lo que se realiza.
Están las 475 unidades monitoras y 26 mil de la red de infecciones
respiratorias que nos da un panorama nacional.