• Oaxaca es la región más vibrante de nuestro país en términos culturales gracias al impulso que el maestro le dio con la creación de museos, bibliotecas, centros educativos y culturales
Ciudad de México
Hoy se cumple un año de la partida de Francisco
Toledo, el maestro oaxaqueño querido y admirado por propios y extraños, quien
nos dejó un legado inconmensurable en su extraordinaria y profusa creación
artística y con su incansable labor filantrópica, de mecenazgo, promoción
cultural y activismo social a lo largo de más de cinco décadas.
Oaxaca es la región más
vibrante de nuestro país en términos culturales gracias al impulso que el
maestro le dio con la creación de museos, bibliotecas, centros educativos y
culturales y un sinfín de proyectos dirigidos a la concientización del medio
ambiente, la preservación de la identidad por medio de las lenguas autóctonas y
el rescate de las tradiciones. El maestro, como cariñosamente se le llama en su
terruño, ha dejado un hueco insustituible y qué mejor manera de honrar su
memoria que con la difusión de su legado, producto del incesante trabajo
apasionado de toda una vida.
CaSa, espacio de confluencia
de tradición y vanguardia
El Centro de las Artes de San
Agustín (CaSa) abrió sus puertas en la localidad de San Agustín Etla en 2006 y
en la actualidad ha alcanzado el reconocimiento internacional por ser el primer
centro de arte ecológico en América Latina y por su programa académico de
talleres multidisciplinarios único en su género. Su director, Daniel Brena, nos
comparte los logros y retos conseguidos tras la partida del maestro:
–Considero que uno de los
logros más relevantes en este año es la ampliación y consolidación de los Premios
CaSa, cuya primera convocatoria tuvo lugar en 2011 por iniciativa del maestro
Toledo con el fin de difundir la creación literaria en lengua zapoteca. Desde
entonces se ha llevado a cabo ininterrumpidamente, y hace tres años comenzamos
a trabajar con los gobiernos de Guerrero y Puebla con la idea de rebasar las
fronteras geográficas y unirnos en la difusión de nuestro lenguaje común: el
mixteco.
“Al año siguiente, el maestro
decidió acelerar el proceso y renunció a su Beca Nacional de Creadores para
dirigir los fondos a la incorporación de más lenguas: la mixe, la triqui y la
ombeayiüts. Ahí nos quedamos el año pasado y, para nuestra sorpresa, hemos
recibido el apoyo de más aliados, y este año pudimos lanzar otra convocatoria
que incluye los idiomas chatino, chinanteco y mazateco. Con estos ocho premios
se consolida uno de los sueños del maestro, y estoy seguro de que estaría muy
emocionado.
“Algo muy importante de
señalar es que se trata de una convocatoria en creación literaria creada por un
artista visual, y además del premio monetario de 30 mil pesos, el ganador
recibía una obra gráfica del maestro. Ahora hemos invitado a otros artistas
oaxaqueños a sumarse y donar una pieza para cada categoría: contamos con la
participación de Sergio Hernández, Joel Merino, Eddie Martínez, Filogonio
Velasco Naxin, Demián Flores e Israel Montes; la familia Toledo seguirá
aportando trabajo del maestro. Es extraordinaria la respuesta que hemos tenido
de los creadores y de las instituciones.
–Esto no es fortuito.
Francisco dedicó su vida, su energía, su talento y sus recursos a formar y
sensibilizar conciencias y es tiempo de cosechar los frutos.
–En febrero también dimos a
conocer el Premio Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO)-CaSa Emiliano
Cruz, en alianza con Amigos del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO),
con el fin de reconocer a las personas que trabajan de manera independiente a
favor de las lenguas indígenas. Emiliano Cruz fue un joven zapoteco de San
Bartolomé Loxicha, que desafortunadamente murió hace unos años, pero trabajó
fuertemente en la documentación y promoción de su lengua. En su honor
premiaremos cada año a un promotor destacado. También hemos lanzado la
convocatoria al Premio CaSa Infantil de Cuento, dirigido a niños y niñas de
siete a 11 años hablantes de las lenguas originarias, cuya remuneración no es
monetaria, sino que consiste en un acervo de libros por el valor de 50 mil
pesos, que el ganador podrá donar personalmente a la institución que él elija.
Esta iniciativa da seguimiento a lo que el maestro nos recalcaba continuamente:
los premios no han de ser para nosotros, sino para la comunidad.
–Ahí su espíritu filantrópico.
Es una bella manera de motivar a los niños a compartir con la comunidad. ¿Se
hacen publicaciones de las obras ganadoras?
–El maestro coordinó en 2017
una antología de los premios de poesía 2011-2015 y se hizo una presentación muy
bonita en el Palacio de Bellas Artes, donde, por cierto, participó un grupo
de rap en zapoteco. Ahora seguimos trabajando en la recopilación de las
siguientes antologías que quedaron pendientes.