La Paz, Baja California Sur.- ¿Tuvo privilegio alguno como paciente de COVID-19 el coordinador de los programas federales en Baja California Sur (BCS), Víctor Manuel Castro Cosío?

Diario El Independiente consultó al personal del Hospital General del  Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) en El Conchalito, donde permaneció una semana.

Jaime García, uno de los jefes de enfermeros del área COVID, dijo que el funcionario federal de 66 años “no tuvo nada exclusivo” que no se dé a otros pacientes.

 “Se les da atención de calidad y calidez a los pacientes, con una carga grande de trabajo. El señor no llegó a complicarse, era fácil dialogar y saber qué requería”, dijo.

“El señor no gozó de privilegios por ser la persona que es ahorita. Resultó muy cooperador con las indicaciones que se le daban ahí dentro”, añadió también el enfermero.

Fue cuestionado sobre la actitud del funcionario, en donde respondió que al principio se le notaba “con mucha angustia”, tras haber sido hospitalizado.

“Muy asustado, pero de ahí en fuera se le fue explicando el manejo que se le iba dando, que estaba en nuestras manos y que confiaba en nosotros y adelante”, expuso.

“Es lo que tenía que suceder, estaba consciente de lo que podía llegar a pasar más adelante”, explicó el enfermero.

Luego de ser encargado del área de enfermería de COVID-19, expuso que al igual que los demás pacientes debía esperar para pasar con el médico.

“Estaba al pendiente de él, pero la verdad, creo que no había como que un trato de privilegio para alguien en una institución”, dijo el enfermero.

“Hay personal que si le pides algo, dice que ahorita pues, ni modo, todos parejos. Al enfermero que estuvo a cargo de él, yo le decía “¿Nacho qué te pasa?” no nada, voy bien me decía”, contestaba.

El enfermero dijo que todos los pacientes reciben atención adecuada, de manera personal y expuso que Víctor Castro logró encontrarse en el hospital con un amigo.

“Ayudó mucho también que le tocó de compañero otro paciente que iba de salida y salieron medio conocidos ellos, hubo la plática”, dijo el enfermero.

“Una amistad ahí dentro con otro señor de Todos Santos, que medio se conocían y que podían platicar más o menos pero no, algún privilegio no”, reiteró.

Actualmente hay problemas en el hospital por la falta de personal, ya que muchos de los trabajadores están fuera por ser de los grupos de riesgo de COVID-19.

“Como diabetes, hipertensión, son obesos, pues son factores de riesgo porque no son para nada compatibles con el virus y podrían contagiarse”, expuso.

“Pueden ser fatales para ellos, se nos reduce bastante el personal para poder entrar a hacer la rotaciones”, expuso.

Antes los trabajadores eran asignados al área COVID “cada mes y medio”; ahora, por lo menos la rotación es “cada 3 semanas”.

“Estamos 2 semanas dentro, la mayoría, algunos. Nos dan una semana de descanso y volvemos al servicio que tenemos asignado, el mío es endoscopía”, dijo.

“Pero pasan 2 semanas así, 3 semanas de descanso y al área COVID otra vez”, expuso.

En su mayoría quienes atienden el “Covitario” son jóvenes entre los 25 y 40 años; Jaime dice tener 34 años, y dice que hay algunos mayores que también voluntariamente, deciden entrar a dar el servicio.

Hizo un llamado a los sudcalifornianos a mantener las precauciones: Lavarse las manos, mantener sana distancia, evitar aglomeraciones, visitas a familiares.

“Es que lo hemos visto, cuando pasó lo del día de las madres, del padre o cuando hubo reapertura de playas, ahí a nosotros se nos saturaron los servicios”, añadió.

“Pareciera que no, pero está crítica la situación por lo menos en el ISSSTE. Esperar a que se dé de alta un paciente o fallezca para los que están en lista de espera”, dijo.

Por lo menos hay “siempre” 3 y 4 personas en el área “COVID-1”, que resulta ser un “filtro” donde se practican los estudios, para decidir si va a casa o se queda internado en el área “COVID-2”.