• Damián Ortega, director del sello Alias, publicó tres libros clave de Maples Arce, Germán List Arzubide y Arqueles Vela
CIUDAD DE MÉXICO.
Marcado
por la experimentación, la tecnología y lo fragmentario, el movimiento
estridentista, que encabezó el poeta Manuel Maples Arce, es recuperado por el
editor Damián Ortega, director del sello Alias, a partir de la publicación
facsimilar de tres libros clave para dicho movimiento vanguardista que ha sido
relegado por la historia, pese a que en sus filas también incluyó a personajes
como Ramón Alva de la Canal, Germán Cueto, Fermín Revueltas y Leopoldo Méndez.
Se trata de Andamios Interiores.
Poemas radiográficos de Manuel Maples Arce; El movimiento estridentista, de Germán
List Arzubide; y La señorita Etcétera, de Arqueles Vela, con los cuales se abre
la posibilidad de “retomar, difundir y releer un movimiento único en la
historia del arte y la literatura de México, que se convirtió en una respuesta
a la efervescencia vanguardista europea de la época”, comentó a Excélsior
Damián Ortega.
Además, explicó que este rescate
“sirve a manera de homenaje para iniciar las celebraciones por el centenario de
su aparición, signado en 1921, el cual fue lanzado a partir de consignas antiacadémicas
renovadoras y cuyas producciones se mantuvieron independientes y fuera del
entorno oficial”.
Para Ortega, el estridentismo es
un movimiento que respondió a su momento y con la lógica de lo que sucedía,
pero lo que me parece vigente e interesante de revisar es el acto de conocerlo,
porque seguramente muchos lo hemos conocido, pero muy pocos han podido leerlos
y eso podría permitir una relectura distinta”.
Este movimiento surgió en un
momento en el que la identidad mexicana se estaba replanteando, después de la
Revolución Mexicana, para determinar quiénes éramos o qué era eso de ser
mexicano. Su lectura es interesante, porque ésta se dio a través de individuos
y no de una especulación, como lo hizo Octavio Paz, al tratar de describir al
mexicano, sino a partir de la experiencia individual, íntima, amorosa y sexual
de esos poetas que hablan sobre esta nueva vida y este nuevo contexto”,
comenta.
Es interesante cómo un periodo de
autoconstrucción o de redefinición como ése, empezó esa búsqueda del autor en
el mundo y en torno a la tecnología. Este movimiento refleja un momento de
cambios radicales y sería interesante conocer los antecedentes de lo que
redefinió nuestra identidad”, advierte,
¿Qué elementos destacaría de ese
movimiento? “Que eran tachados, y con bastantes razones, de ser machistas.
También hay que entender que había un grupo muy poderoso, talentoso y
extraordinariamente culto como eran Los Contemporáneos, quienes influyeron en
autores como Paz y en el mismo Carlos Monsiváis.
Los estridentistas quedaron
relegados y fueron catalogados de provincianos, machos y torpes. Aquí también
es interesante cómo la historia juzga y es lo que prevalece. Pero también
valdría la pena releer lo que fue el evento real, las lecturas directas y no lo
que la historia ya describió y condenó”.
¿Qué destacaría de este
movimiento? “Su vitalidad, energía y la integralidad como entendieron la poesía
no sólo como literatura, sino como todo un evento y una cuestión cultural y de
acción. Eso sigue siendo de gran vigencia. Pero lo importante es ir a los
libros, a estos documentos y no leer la interpretación de lo que sucedió o las
lecturas posteriores, para no leer una visión editorializada de este
movimiento”.
En El movimiento estridentista, de
Germán List Arzubide (1898-1998) se incluye el provocador manifiesto de Manuel
Maples Arce, publicado en diciembre de 1921, donde se aprecian las ideas que
hoy podrían convocar debates por Zoom o Facebook Live.
Por ejemplo, cuando afirma que
“la verdad estética es tan sólo un estado de emoción incoercible”, que “toda
técnica de arte está destinada a llenar una función espiritual en un momento
determinado” o cuando describe su amor por la literatura de los avisos
económicos.
Pero hay otras ideas que revolotean
en este grupo. Como cuando afirman que “es necesario exaltar en todos los tonos
estridentes de nuestro diapasón propagandista, la belleza actualista de las
máquinas, de los puentes gímnicos reciamente extendidos sobre las vertientes
por músculos de acero, el humo de las fábricas, las emociones cubistas de los
grandes trasatlánticos…”.
Y que “el hombre no es un
mecanismo de relojería nivelado y sistemático, (que) la emoción sincera es una
forma de suprema arbitrariedad y desorden específico”. Sin dejar de lado su
llamado a dejar las convenciones nacionalistas: “Cosmopoliticémonos. Ya no es
posible tenerse en capítulos convencionales de arte nacional”.
Sin embargo, esas ideas van
creciendo con los meses y para la tercera parte del número del manifiesto, cuando
inicia con la siguiente consigna: “¡Muera la reacción intelectual y
momificada!”.
Al respecto, Luis Mario Schneider
(1931-1999) escribió que Maples Arce aseguraba que en ese momento sólo había
dos grupos intelectuales: la falange estridentista y la falange de los
lamecazuelas literarios.
De tal forma que, con su impulso,
intentaron hacer un aporte de fuerza espiritual a la lírica mexicana,
“urbanizar algunos gallineros literarios”, “desbandar a los totoles académicos”
y “provocar la erupción del Popocatépetl”… de manera metafórica.
Al final, el propio List Arzubide
describió con ironía el desenlace del grupo: “ahora que todo está liquidado,
entregamos nuestro grito de guerra a la miopía de los historiadores, señalando
antes lo que queremos que digan de nosotros, de nuestras vidas literarias,
porque intentamos evitar desde hoy discusiones de los académicos del año 2945”.