• Los pasados jueves y viernes, se llevó a cabo un encuentro en El Colegio Nacional dedicado al autor estadunidense
Ciudad de México. Ray Bradbury es uno de esos escritores
que no puede ser encasillado sólo en un género, en este caso el de ciencia
ficción. Del escritor, pensador, poeta, guionista y dramaturgo hay que rescatar
y poner en circulación toda su obra, porque fue realmente un personaje que
nos enseña a soñar con los ojos abiertos de manera permanente, y esa es su
principal enseñanza: su apuesta por la imaginación, expresa el escritor Vicente
Quirarte, quien coordinó el encuentro Ray Bradbury en El Colegio Nacional, el 20 y 21
de agosto, para conmemorar el centenario de su nacimiento que se cumple hoy.
Hay que leerlo con el mismo asombro, con
el mismo agradecimiento que tuvimos en nuestra adolescencia. Todos los que
participamos en el coloquio empezaron leyendo a Bradbury mucho muy jóvenes. Su
obra es un excelente combustible para las primeras lecturas, porque enciende la
imaginación de los jóvenes lectores y los obliga a leer, a buscar más, añade
Quirarte en entrevista telefónica.
Y este combustible para la imaginación es
ideal para el momento y el mundo en el que estamos viviendo, porque es
justamente lo que nos advirtió Bradbury sobre lo que nos esperaba en el futuro,
y ya está aquí, y tenemos que poseer la capacidad humanista para entenderlo y
para disfrutarlo, no para que sea nuestro enemigo.
En este caso, la frase de la novela Fahrenheit
451 “se presta mucho para lo que estamos viviendo al decir:
‘cuando lleguemos a la ciudad’. Todos queremos salir de este encierro en el que
nos tiene el enemigo invisible. Todos queremos gozar de la ciudad que hemos
merecido, que hemos construido; por supuesto, todos queremos esa vida, pero
creo que este encierro nos va a enseñar a ser más justos y más humanos.
“Y eso es lo que hace la literatura,
precisamente lo que dice Bradbury en Fahrenheit 451: que los hombres leen libros y su
misión es recordar. Esa es la tarea y eso es lo que tenemos que hacer: recordar
siempre para que las cosas no sucedan siempre de la misma manera.”
Aunque su obra fue escrita hace varias
décadas, supo vaticinar lo que vivimos hoy: los viajes a Marte, las televisiones
planas, los cajeros automáticos, la gente caminando con audífonos todo el
tiempo en una enajenación absoluta.
Él ya advertía sobre los peligros del
progreso, y no pensaba que éste fuera benéfico para la humanidad. Era un
defensor de la lectura y del libro: Promueve el entusiasmo para la tarea
creativa. Eso es lo que examinamos: la relación que existe entre la imaginación
y la ciencia.
En el coloquio participaron “hombres y
mujeres de ciencia, astrónomos, neurocientíficos, lingüistas, humanistas, lo
cual le otorgó al encuentro una dimensión diferente; por ejemplo, que la
astrónoma Susana Lizano hablara de Crónicas marcianas y la exploración reciente de
Marte, es lo que sucede con la realidad tangible cuando se comprueba. Podemos
comprobar que a lo mejor no existe la vida que Bradbury predijo, pero eso no
impedirá la comprobación científica y que uno siga soñando con los ojos
abiertos, imaginando todo lo que nos enseñó Ray Bradbury”.
Extraordinario constructor de frases maestras
La imaginación, entonces, es el motor “que
mueve y provoca los verdaderos cambios en todos los órdenes. La imaginación es
el oxígeno que necesitamos para continuar viviendo; esa es la gran enseñanza de
Bradbury.
“Es un escritor, un pensador y un poeta. Un
gran autor, porque aparte de que escribió muchos versos hay que leer su prosa:
se lee y se vuelve a leer porque hay frases maestras, son de una construcción
poética extraordinaria. Por eso es que un escritor como Borges lo admiró tanto
y escribió: ‘¿Qué ha hecho este hombre de Illinois?, me pregunto al cerrar las
páginas de su libro, para que me pueblen de terror y de soledad’.
Eso es lo que hace la gran literatura:
poblarnos de preguntas y no de respuestas. La gran literatura, el gran arte,
nos deja con una serie de preguntas y de dudas que nos obligan a reflexionar
sobre nuestra condición, y la hacen por supuesto más grande.
Participaron en el coloquio el lingüista Luis
Fernando Lara, el escritor Francisco Segovia, el biólogo Antonio Lazcano, el
geofísico Jaime Urrutia Fucugauchi, la astrónoma Susana Lizano, el
neurofisiólogo Pablo Rudomin, el astrónomo Luis Felipe Rodríguez Jorge, el
matemático José Antonio de la Peña, el escritor Juan Villoro y la escritora
Gabriela Frías, quien compartió una entrevista con Sam Weller, biógrafo de Bradbury.
El encuentro puede consultarse en la
siguiente liga: https://www.youtube.com/user/elcolegionacionalmx