• Según el escritor Gonzalo Lizardo, la mejor manera de hablar de la vida es hacerlo mediante libros, películas, canciones, el arte en general
Ciudad de México. Según el escritor Gonzalo
Lizardo, la mejor manera de hablar de la vida es hacerlo mediante libros,
películas, canciones, el arte en general, porque a través de ellos podemos
referir experiencias que no son nuestras pero que compartimos.
“El arte no está peleado con la vida, como
mucha gente dice. Es lugar común decir que la realidad supera a a ficción, pero
la ficción ordena la realidad, la predice, le da forma, la hace comprensible”,
aseguró.
El narrador, ensayista e investigador
literario zacatecano (Fresnillo, 1965) presentó este jueves su más reciente
libro, El
grafópata o el mal de la escritura, en el cual reúne una serie de
ensayos en torno a la relación entre el arte y la vida a partir de esa
enfermedad benigna que en su opinión es la creación literaria.
En esta colección de textos sobre literatura,
música y cine, el autor comparte lo que ha aprovechado y aprendido de sus
lecturas y relecturas de autores como Joyce, Borges y López Velarde; en la
escucha atenta de temas que van desde Cri-Cri hasta Brian Eno y Arvo Pärt; y lo
visto en filmes de cineastas referenciales como Buñuel y Tarkovsky.
La presentación consistió en una mesa redonda
transmitida por las redes sociales de Ediciones Era, sello editor del volumen,
en la cual participaron también los escritores Ana García Bergua y Luis Jorge
Boone.
Para García Bergua, esta obra de Gonzalo
Lizardo, disponible actualmente sólo en formato electrónico, es una evocación
a El
grafógrafo, de Salvador Elizondo, debido a esa obsesión por la
escritura, de la escritura per se de la cual no puede salirse.
Definió que se trata de un libro en el que
todo gira muy borgianamente alrededor del tema de la escritura y cuenta con una
serie muy variada de dispositivos literarios, pues no sólo está conformado por ensayos,
sino también por un decálogo del narrador y aforismos.
“Tiene un tono muy especial –señaló--, porque
son textos escritos, armados y ordenados en sentidos muy diversos, pero a la
vez muy unidos por ese afán por la escritura, lo que ésta oculta y las cosas
que hay en ella, además de que está estructurado como un artefacto”.
De acuerdo con Luis Jorge Boone, El grafópata
o el mal de la escritura es un trabajo sobre la dualidad y la
otredad, debido a que los ensayos hablan de la doble naturaleza de todo y una
realidad inestable, pero también sobre la comunión.
“La literatura y los libros ordenan nuestra
vida aunque no queramos ni nos demos cuenta; y si nos damos cuenta, lo hacen de
una manera que está más allá de la voluntad”, dijo.
“De eso se trata este libro. El grafópata,
como lo dice el autor, es aquél que está herido por la creación, por el arte de
la literatura (...) Es una enfermedad que consiste en una continuidad y una
circularidad, una correspondencia entre vida y escritura”.
Gonzalo Lizardo precisó que este conjunto de
ensayos no es producto de un acto voluntario, sino de un proceso en el que fue
descubriendo con el paso del tiempo qué es la grafopatía.
“No es un libro de tesis, porque no trato de
demostrar algo que ya sabía, sino que se trató de descubrir a lo largo de los
años un concepto que de alguna manera definía lo que yo hacía”, destacó.
“Lo que yo hacía era producto de una especie
de pasión, no es un acto de la voluntad, sino un acto que uno padece (...)
Cuando pensé en el mal de la escritura no quería decir que era algo maligno,
una enfermedad ni una patología, sino una condición”.