• Hay alternativas seguras ante el "nocivo" glifosato. En 10 años se importaron 485 mil toneladas; sólo en 2019, cinco empresas trajeron 86,449
Ciudad
de México
En la pasada década, México autorizó la importación de al
menos 485 mil toneladas de glifosato. Tan solo en 2019, ingresaron al país 86
mil 449 toneladas que fueron importadas por cinco compañías, que representan 84
por ciento del mercado mexicano de herbicidas, de acuerdo con la Secretaría del
Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). Hay un uso irracional de
herbicidas, y tenemos que proponer alternativas seguras para los cultivos,
porque las hay, sostuvo Ricardo Ortiz Conde, director general de Gestión
Integral de Materiales y Actividades Riesgosas de la Semarnat.
En un webinario organizado por la dependencia, en el
que agricultores de diversas regiones de México y Latinoamérica expusieron que
han sustituido el uso de herbicidas químicos como el glifosato por sistemas de
cultivo no centrados en los monocultivos agroindustriales, Ortiz Conde señaló
que en el país más de 30 cultivos utilizan herbicidas con base en glifosato y
la Cofepris tiene 164 registros sanitarios vigentes para esta sustancia. Datos
de este año, agregó, indican que el principal uso que se da a los herbicidas en
México está en los procesos de presiembra y mantenimiento de huertos.
El 35 por ciento del glifosato se usa en el
maíz, 14 por ciento en los cítricos, mientras que cultivos como el algodón, el
aguacate, el nopal y la caña, usan menos de 5 por ciento o el 1 por
ciento. Es falso que en todos los cultivos se use glifosato. Hay unos
pocos que lo emplean mucho, pero en la mayoría el uso es muy bajo, expuso.
Señaló que existe evidencia científica de que
se trata de una sustancia nociva para la salud y el medio ambiente, consideró
que la estrategia de la Semarnat para la prohibición del uso de glifosato es un
hito en la generación de políticas públicas en el país.
Fernando Bejarano González, de la Red de
Acción sobre Plaguicidas y Alternativas en México (Rapam), señaló que la acción
del Estado para poner límites al mercado de herbicidas representa un gran
reto, porque el marco jurídico está diseñado para que el mercado tome las
decisiones. Las cúpulas empresariales han desatado una ofensiva malinformando
respecto a que no hay alternativas al glifosato y que prohibirlo representa una
tragedia para la agricultura nacional. Hay productores comerciales que han
dejado de usarlo con éxito.
Gisela Illescas Palma, de la
cooperativa Campesinos en la lucha, de Veracruz, e integrante de la Red de
Agroecología Alimentaria, señaló que la agricultura libre de herbicidas como el
glifosato les ha permitido la preservación del territorio, el fortalecimiento
de servicios ambientales y el desarrollo económico de las familias productoras.