• Bajo la mirada cómplice de Francisco Toledo se compiló la obra de los artistas contemporáneos más irreverentes que ya perfilan un nuevo ecosistema del arte
CIUDAD DE MÉXICO.
Un
mosaico con 57 artistas que revelan la nueva estética del arte oaxaqueño como
un paisaje renovado que se aleja de la Escuela Oaxaqueña de Pintura, imaginada
por el poeta y narrador Andrés Henestrosa, un ecosistema con nuevas técnicas
que apuestan por la experimentación.
Así lo revela el libro +50
artistas contemporáneos en Oaxaca, compilado y coordinado por el escritor y
promotor cultural Alonso Aguilar Orihuela y la historiadora del arte Paola
Ambrosio, donde destacan nombres conocidos, como Demián Flores y Dr. Lakra
(Jerónimo López Ramírez), y de otros más alejados de los reflectores, sin
elaborar un canon de artistas exitosos.
Por ejemplo, los óleos de Alberto
Aragón que atrapan el movimiento y la energía de ciertos animales o de sus
instalaciones que se aproximan a viajes oníricos. Además de las xilografías de
Irving Herrera y de César Chávez; la cerámica de alta temperatura de Adán
Paredes y Claudio Jerónimo; las fotografías de Cecilia Salcedo, agrupadas en la
serie La espina y el fruto; y las instantáneas de Vittorio D’Onofri, integradas
en la serie Los desplazados, entre muchos más, para mostrar que hay un más allá
de Francisco Toledo y Rufino Tamayo.
En entrevista con Excélsior,
Aguilar Orihuela habla sobre este ambicioso trabajo que nació en 2014 bajo la
mirada de Francisco Toledo, mientras la circulación del volumen en la Ciudad de
México coincide con los 10 meses de su fallecimiento.
Lo que notamos es que se ha creado una especie de ecosistema cultural que
difiere de la llamada Escuela Oaxaqueña de Pintura, nombrada en su momento así
por el escritor Andrés Henestrosa que sirvió para dirigir los reflectores hacia
este páramo que era Oaxaca. Ahora ya es un campo fértil, aunque hace algún
tiempo este territorio estaba fuera de los reflectores”.
¿Cuál es la idea central?, se le
pregunta al promotor cultural. “Mi premisa básica es que ha cambiado la
estética del arte en Oaxaca y cada uno de los creadores entrevistados para este
volumen forman parte del argumento que sostienen mi tesis sobre la conformación
de un ecosistema que poco a poco ha propiciado ese cambio”.
Y añade: “Este libro es la
continuación de un diálogo con otro libro que se titula Atardecer en la
maquiladora de utopías, de Robert Valerio, publicado hace varias décadas. Él
murió antes de ver todo este boom de actividades culturales, pero él destacaba
que entonces la técnica más usada era la pintura y que los temas más
acostumbrados eran las tradiciones y el paisaje onírico.
Y lo que digo ahora, en
contraste, es que la técnica más utilizada hoy es el grabado sobre madera y el
linóleo, gracias a la escuela del maestro Shinzaburō Takeda”, dice.
Lo cierto es que el libro arranca
en 1988, con la creación del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO),
creado por el maestro Toledo, y llega hasta 2020.
Lo que me interesaba con este
libro, dividido en dos tomos. era mostrar esa gran mayoría de artistas no
reconocidos masivamente, pero que tienen una obra sólida, con la calidad para
ser expuesta en lugares prestigiosos de México y el mundo”, apunta.
Así que me interesaba dar a
conocer a gente como el maestro Adán Paredes, un ceramista reconocido que
abreva de los prehispánico y construye instalaciones a partir de su trabajo”,
añade.
También recuperar la obra de
Claudio Jerónimo López, uno de los artistas que nos estamos perdiendo a nivel
nacional, quien tiene la capacidad de crear formas variadas, desde cerros,
frutas y cuerpos, hasta caparazones de tortuga y escarabajos de distintos
formatos, abunda.
También está el trabajo de ceramistas
jóvenes como Isabel Sánchez, que trabaja una serie de personajes que
se desvinculan totalmente de la estética local.
O de Byrol Jiménez, que parte del
dibujo “como un proceso de invocación de la memoria”; o del dibujo creado por
Sergio Gutiérrez, quien está interesado en la animación, el grabado y que
reconoce una relación estrecha entre grafito, boceto y arte.
Sin olvidar el trabajo de
colectivos como LaPiztola, la Guelaguetza Gráfica, Yope Project Space, La
huella gráfica y los Tlacolulokos Activos, abarcando artistas que van del
dibujo a la instalación y de la escultura en bronce a la fotografía.