• El director del Museo del Juguete Antiguo Mexicano alerta sobre el futuro de espacios culturales privados
CIUDAD DE MÉXICO.
“Falta
un análisis más profundo y real de la situación financiera que viven los museos
de la Ciudad de México, debido a que los recintos públicos, que dependen de
instituciones como el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) o
de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, tienen su nómina asegurada
y pase lo que pase seguirán funcionando, lo cual no ocurrirá con los museos
privados, que carecen de patrocinios oficiales”, afirma Roberto Shimizu Kaneko,
director del Museo del Juguete Antiguo Mexicano.
Por esta razón, dice Roberto
Shimizu a Excélsior, lamenta las medidas tomadas por el
gobierno como parte del confinamiento total, propiciando el cierre de espacios
que difícilmente sobrevivirán por sus propios medios, sin preocuparse por su
operación, mantenimiento o financiamiento. “Es claro que los museos privados no
podríamos resistir tanto tiempo cerrados y si las colecciones se llegaran a
perder o a embodegar, perderían su binomio cultural”.
Reconoce que “este museo, ubicado
en la colonia Doctores, nunca aceptó el concepto de confinamiento total
implementado con prepotencia y falsedad por parte de las autoridades. Y el
tiempo nos ha dado la razón, porque primero afirmaron que el pico de la
pandemia sería en mayo, después en junio o julio, y ahora que podríamos estar
así hasta octubre, incluso ir a dos o tres años con este problema en los
hombros”, asevera el titular del recinto que ha resultado afectado por el
cierre después del covid-19.
De acuerdo con cálculos
moderados, el titular afirma que en casi cuatro meses de confinamiento ha
dejado de generar un millón de pesos por concepto de entradas más otros
ingresos por concepto de tienda del museo, pese a lo cual ninguna autoridad
cultural o capitalina se ha preocupado por el
bienestar de esta colección.
No estoy de acuerdo en que sólo
hablen de los museos públicos. Por ejemplo, hablan con el director del
Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y ahí el único problema es
la espera del protocolo sanitario. Pero para nosotros el problema es mayor,
debido al mantenimiento de la colección y si ésta se llegara a cerrar, con lo
cual se perdería un acervo cultural y un patrimonio irrepetible”.
¿Cómo ha operado el museo durante
el covid-19?, se le cuestionó. “Desde el principio lo vi como un problema mitad
economía y mitad salud. El museo ha estado cerrado, pero ha trabajado en su
orden y preparando nuevas exposiciones temporales, catalogándolo y haciendo una
limpieza fuerte en la bodega. No coincido con la posición oficial de que el
patrón tiene que cerrar y pagar… Porque, si no hay ingresos ¿cómo podemos
pagar?”.
¿Qué panorama visualiza? “Hicimos
una lista de museos cerrados y lo que ocurre es que la gran mayoría son
públicos y tienen la nómina asegurada, pero nosotros no. Entonces tenemos qué
ver qué sacamos o qué vendemos. Pienso que ha faltado liderazgo de las
autoridades de cultura (federales y locales), de quienes entiendo que no sabían
lo que venía”.
Y añadió: “Considero que ésta es
la colección de juguetes más grande del mundo, la cual es manejable y ha
conformado un archivo con objetos de la cultura popular mexicana, porque es un
museo que se ha encargado de formar la más importante colección de la banqueta,
de la calle, que es un patrimonio cultural y un legado para futuras
generaciones. Aquí está bien resguardado, catalogado y, en el futuro,
trataremos de seguir enriqueciendo el acervo, porque con esta pandemia mucho de
esto se va a perder más rápido”.
PANORAMA
PAVOROSO
Para Shimizu Kaneko, es posible
que esta pandemia propicie la desaparición de teatros y museos –como sucedió
recientemente con el Foto Museo Cuatro Caminos de Pedro Meyer–, pero lo
importante será rescatar lo que se pueda de este momento inédito.
Considero que la mayoría de
museos existentes no corren el riesgo de cerrar, sino de que sus objetos
caduquen en bodegas o se deteriore el patrimonio cultural de México. Así que,
cuando esta pesadilla termine, vamos a ver si nosotros logramos que los
mexicanos entiendan que todos estos objetos son la memoria y que los recuerdos
alimentan la inteligencia”.
Sin embargo, en este caso
“queremos seguir siendo uno de los espacios más interesantes de México, pero
necesitaremos más novedades y que el espacio sea más atractivo. Por ahora ya
tenemos lista una serie de exhibiciones temporales, por ejemplo, una muestra
sobre la iconografía de los impresos durante el México nacionalista. Lo que
necesitamos es que pronto se abran los museos”.
Pensamos que las autoridades ya
deberían abrir los museos. Mi principal problema es tratar de conservar el
museo en sí, porque si yo no puedo con el proyecto… se perdería. El problema es
conservarlo y tratar de mantenerlo a flote con lo básico y crear una sinergia
para el momento de arranque después de la pandemia. Museos como éste vivimos de
la asistencia del público y por ahora hay un panorama pavoroso. A mí no me pasa
nada, porque podemos guardar las cosas en cajas y se van a una bodega, pero se
perdería todo su contexto”.
El Museo del Juguete Antiguo
Mexicano, ubicado en Doctor Olvera No. 15, en la colonia Doctores. Su
presupuesto anual es de cuatro a cinco millones de pesos y su colección es
vista como un recorrido por la cultura popular mexicana del siglo XX. De
momento, opera con seis trabajadores, tres de oficina y tres de mantenimiento,
y su manutención corre a cuenta de su propio dueño, pese a que carece de fondos
gubernamentales.
Los recursos los aporto yo desde
otros ingresos, pero la realidad es que ya estamos en las últimas y urge que
haya una reapertura, porque se nos están agotando los recursos”, concluye.