• Alejandra de la Paz Nájera, habla sobre las dificultades que este recinto ha enfrentado en los últimos meses, provocando ajustes, ahorros y recortes de personal a causa del cierre que causó el covid-19
CIUDAD DE MÉXICO.
Un museo sin público carece de
sentido porque ese espacio no es un repositorio de objetos valiosos que
queremos acumular o preservar por alguna razón en particular. En realidad, el
museo sólo tiene sentido cuando el espacio y los objetos que resguardamos
cobran vida ante un público que los aprecia y valora”, afirma Alejandra de la
Paz Nájera, directora del Museo Franz Mayer.
En este contexto, explica que a
cuatro meses de que iniciara la contingencia por covid-19, “el museo guarda
una enorme sensación de pérdida, en el cual no está la parte más importante: el
visitante.
Claro que el museo se ha ido
transformando de una manera veloz, a lo largo su historia, y ha pasado de ser
un espacio de conservación de objetos valiosos, históricos y artísticos,
materiales, inmateriales y científicos, a ser una institución centrada en sus
públicos y visitantes”.
En entrevista con Excélsior, la
directora del Museo Franz Mayer habla sobre las dificultades que este recinto
ha enfrentado en los últimos meses, provocando ajustes, ahorros y recortes de
personal a causa del cierre que causó el covid-19, desde el 17 de marzo.
Reconoció que en este momento operan bajo un esquema “prácticamente de
bancarrota”, habló sobre los aprendizajes y adelantó qué exposiciones tendrá el
museo en cuanto las autoridades sanitarias permitan su reapertura.
Asegura que el museo reabrirá con
la muestra Maestros del grabado europeo, que sólo abrió durante un mes, con 96 obras
de artistas como Alberto Durero, Rembrandt, Pieter Brueghel, Lucas van Leyden,
Lucas Cranach, Anton van Dyck, entre otros; y luego inaugurarán tres
exposiciones más: el World
Press Photo 2020, la muestra El Otro. Un proyecto de Frida Escobedo, de la mano con Mextrópoli y Azul añil, que contó con apoyo del Museo Textil de Oaxaca.
¿Cómo les ha afectado el
confinamiento?, se le preguntó. “Ha sido una situación totalmente ajena al
espíritu bajo el cual trabajan los museos, con esa posibilidad de transmitir un
mensaje, un conocimiento y detonar preguntas, curiosidad e imaginación en sus
públicos. Ha sido un shock el que, de pronto, todo lo que uno busca y para lo
que uno trabaja se rompe de una manera tan brusca”.
Por eso es importante que
recuperemos el entusiasmo por regresar a los museos y que, en la medida que se
controle la pandemia, pensemos en que los museos nos necesitan mucho, porque
realmente somos los públicos los que les damos su sentido y su misión”,
explica.
¿Registraron pérdidas? “Hemos
enfrentado una fuerte pérdida porque sólo estuvimos abiertos dos meses y medio
de 2020. Cerramos el 17 de marzo y perdimos los ingresos de cuatro meses
fuertes”.
¿Cómo lo han resuelto? “Hemos
enfocado los recortes hacia nuestros programas y gastos estimados para el año,
sin poner en entredicho la conservación del inmueble o de nuestras colecciones.
Estamos haciendo un esfuerzo
enorme de ahorro y buscamos alternativas con empresas y patrocinadores que se
puedan sumar a la tarea de reabrir el museo”.
¿Hubo reducciones de personal?
“Sí ha habido algunas reducciones, pero limitadas, pese al impacto financiero
que han significado más de cuatro meses de cierre, con gente que estaba de
manera temporal. Sin embargo, nos hemos enfocado en gastos y en cómo optimizar
recursos. Es una situación en la que ninguna institución cultural o artística
puede fructificar en términos de los resultados que le tiene que dar a los
públicos bajo un esquema prácticamente de bancarrota”.
¿A cuánto ascienden las pérdidas?
“No quisiera comentar un monto porque los ingresos son variables, pero hablamos
de que más del 50 por ciento de los ingresos no están garantizados”.
Alejandra de la Paz también
lamenta que el Franz Mayer haya cumplido 34 años de existencia bajo una
situación inédita y compleja.
Los museos están padeciendo un
momento complejo en términos de sus proyectos creativos, su desarrollo
profesional y, obviamente, en términos financieros. Sin embargo, queremos hacer
hincapié en que los museos siguen ahí, que el Franz Mayer está aquí y nos estamos
preparando para el posible reencuentro con nuestros públicos”, destaca.
¿Qué enseñanzas ha dejado la
pandemia? “Hay varios temas. Primero, mantener en operación un mecanismo para
el resguardo de la colección. Otro punto es que el Franz Mayer no se había
caracterizado por ser un espacio volcado a las plataformas digitales, y debimos
darle velocidad a eso para alcanzar a otros colegas, lo cual será una manera
complementaria de trabajo en el futuro”.
Además, en cuanto al problema
financiero, éste nos obligará a trabajar de una manera más cercana entre
instituciones y dar un vuelco a nuestras colecciones para sortear los momentos
en que estos presupuestos impidan exposiciones con curadurías externas”,
reconoce.
¿Considera que la experiencia
virtual sustituirá a la visita de un museo? “Ése es otro gran aprendizaje y,
aunque lo digital es un gran acompañamiento, no puede sustituir la presencia
del público en el museo. La presencia digital no sustituirá nunca a la
experiencia vivencial ni a esa transformación que uno experimenta cuando está
frente al objeto, a la exposición o la pieza artística”.
¿Está lista para reabrir? “¡Ya
estamos listos! Ya hemos hecho un análisis para que seamos un espacio seguro
para trabajadores,
colaboradores y visitantes; hicimos los pedidos de todo lo que
vamos a necesitar, desde barreras de acrílico, tapetes de desinfección,
dispensadores de gel antibacterial, la empresa que hará la desinfección
continua y la señalética para guardar distancia. Y aunque el museo goza de una
ventilación natural continua, mantendremos un aforo limitado de entre 30 y 60
por ciento, según el semáforo”, concluye.