San José del Cabo, Baja California Sur-. A pesar de que la pandemia de COVID-19 no ha terminado, las medidas de confinamiento social y el cierre de lugares sí, motivo por el cual muchos restaurantes regresaron a operar como lo marca el semáforo epidemiológico con un 30 por ciento de su capacidad, es por tal que continúan brindando el servicio a domicilio.

En el mes de mayo, Diario El Independiente publicó información sobre los altos costos que cobran de comisión algunas aplicaciones móviles de comida a domicilio con Ubereats, las cuales van hasta del 30 por ciento del valor del consumo, lo que reduce mucho las ganancias de los restauranteros por concepto de pago de comisiones a esto se suma que desde el 1 de junio entró en vigor la nueva Reforma Fiscal en la cual muchos servicios digitales pagan el IVA e ISR.

Si bien, hay aplicaciones locales que cobran comisiones más justas, muchos restauranteros, que continúan enfrentando momentos muy duros dentro de la nueva normalidad, piden a sus comensales que lo mejor es que consuman llamando directamente al restaurante para hacer el pedido, ya que el pago del repartidor muchas veces se paga directamente por parte del comensal o bien va incluido por el restaurante.

Por otro lado, se recomienda que si el restaurante únicamente entrega medio de aplicaciones móviles se busque la que es más justa en tarifas.

El problema con las apps de entrega de comida y sus altos cobros de comisiones no se limita únicamente a Baja California Sur (BCS) o México, es un fenómeno mundial, sin embargo, en lugares como Estados Unidos (EEUU), particularmente en San Francisco, California el gobierno exigió a dichas empresas poner un tope de cobro de comisiones del 15 por ciento, para hacerlo más justo para todos, algo que se ve muy lejano que suceda en BCS.

La pandemia de COVID-19 ha volcado por completo la industria de los restaurantes como la conocemos y se están haciendo grandes esfuerzos para mantenerse a flote, por lo que los restaurantes y puestos de comida piden que no se debería permitir que las apps de entrega de comida continúen las mismas prácticas injustas que implementaron en un mundo previo al Coronavirus.