• Los estudios clínicos se deben realizar rápido para que aporten pruebas sobre su eficacia, dicen expertos de la Johns Hopkins
Ciudad de México
En el desarrollo de la vacuna contra el
Covid-19 falta lo más importante: demostrar su capacidad para prevenir la
infección del virus o la enfermedad que éste provoca, así como el tiempo
efectivo de protección, afirmó Gustavo Reyes Terán, infectólogo y titular de la
Comisión Coordinadora de los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de
Alta Especialidad (CCINSHAE).
El investigador, con posgrado en
virología e inmunología, explicó que los resultados presentados el lunes acerca
de dos de los proyectos más avanzados, todavía son preliminares respecto de la
seguridad –que no causan daño– y que generaron una respuesta en el organismo.
Hace falta saber si es suficiente
para frenar al nuevo coronavirus y si alguno de los biológicos logra que dicha
respuesta surja del sistema de defensas (mediada por células), lo cual daría
una protección de largo plazo. Eso también se tendría que demostrar con otros
estudios.
Hasta ahora ha predominado la
hipótesis de que la generación de anticuerpos (proteínas) capaces de
neutralizar al virus es suficiente para la vacuna. No obstante, indicó Reyes
Terán, podría llegarse a la conclusión de que la vacuna debe inducir la respuesta
mediada por células y los anticuerpos.
La necesidad de una mayor
potencia del biológico adquiere sentido si se reconoce que la infección por el
coronavirus es compleja en extremo, porque hay evidencia de que el virus se
disemina a diversos órganos y tejidos, en los cuales provoca daños severos.
Refirió los datos de la
investigación del doctor Jon Li en la Universidad Harvard, según los cuales, la
carga viral de SARS-CoV-2 en plasma se asocia a una mayor gravedad de la
enfermedad.
Esto podría complicar los resultados
de la fase 3 de los ensayos clínicos para la vacuna, los cuales están por
iniciar para los productos que desarrollan la Universidad de Oxford en
colaboración con el laboratorio AstraZeneca y el de investigadores de Wuhan,
China, con recursos de la empresa Cansino Biologics. En ambos casos se deberán
responder esas y otras interrogantes, sostuvo el especialista.
Reyes Terán, académico nivel III
del Sistema Nacional de Investigadores, resaltó que hasta ahora ninguno de los
productos ha comprobado capacidad de prevención del coronavirus. Tampoco si
protegerá a las personas con mayor vulnerabilidad a la infección, como los
adultos mayores y quienes viven con enfermedades crónicas que aumentan su
riesgo de complicaciones graves y de muerte.
Al respecto, investigadores de la
Escuela de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins resaltaron en un
comentario publicado en The Lancet que, por lo general, estos
sectores, así como las poblaciones indígenas, no se incorporan a los ensayos
clínicos aunque son los que presentan las mayores afectaciones por Covid-19.
Acerca de la fase 3 de los
estudios clínicos, consideró que tendrían que realizarse rápido y aportar la
suficiente evidencia sobre su eficacia en los grupos poblacionales de mayor
interés, así como determinar si una sola dosis es suficiente o se requerirá la
aplicación de un refuerzo, indicaron.
También tendrían que reportar si
hay diferencias en la generación de la respuesta inmune dependiendo de la edad,
sexo y origen étnico de los receptores de la vacuna y si las mujeres
embarazadas podrían recibirla.