• El infierno en la tierra
Desde la negativa de
oportunidades para el pueblo de parte de los gobiernos, pasando por los
inconsistentes programas contra el consumo de drogas, hasta la falta de
estrategias y de inteligencia de los mismos gobiernos, los convierte en
los únicos responsables del gran poderío que hasta hoy ha alcanzado el narco,
en cualquier parte del mundo.
Sin embargo, haciendo
referencia concretamente a nuestro país, habría que decir que el poder
del narco lo engrandecen aún más las empresas televisivas, desde donde
con sus series cargadas de pasión y violencia sobre narcos, hacen saber a los
niños y a los jóvenes sobre el señorío, el lujo, el dinero, las mujeres, y el
gran poder que se puede alcanzar.
Es decir, con la anuencia y
complicidad de los gobiernos, las televisoras crean monstruos que después se
asustan con ellos. Y enseguida quieren enmendar sus errores con ridículos spots
sobre: “di no a las drogas”. Pero para las televisoras lo más importante
ha sido alcanzar audiencia, sin importarles el gran daño que causan.
Y es justamente a partir de
allí que muchos niños y jóvenes nacidos en la extrema pobreza señalan:
“prefiero un año de lujos que toda la vida en la pobreza”. Y he ahí los resultados
negativos. Y he ahí el fracaso de los gobiernos que debieran ser más
inflexibles con las empresas televisivas y prohibirles este tipo de series.
Pero sucede todo lo contrario.
Y aun cuando el narco despliega de manera pública su poder de armamento,
pareciera que desde las esferas del poder minimizan los hechos como si se
tratara de un simple desfile escolar.
Es de suponerse que (por culpa
de los gobiernos) el gran poder del narco proviene desde varios sexenios
atrás. Recuérdese que nada menos en los tiempos de Luis Echeverría
Álvarez, En el libro “Los Caciques”, de Carlos Loret de Mola, el líder cañero
Jesús González Gortázar señaló a Rubén Zuno Arce (el cuñado incómodo del
presidente) como socio de los narcos sinaloenses Miguel Ángel Félix Gallardo,
Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo.
Entonces, todo es por culpa de
lo gobiernos, como lo fue en su momento culpa de Felipe Calderón cuando
que la cifra de muertos y desaparecidos creciera exponencialmente,
provocando --por su ineficiente quehacer-- que las heridas de México se
hicieran más profundas se tornarán incurables y que sangraran profusamente.
En síntesis, los errores de
Calderón, son los mismos que han cometido todos los gobiernos por la falta de
oportunidades para el pueblo, así como la falta de estrategias y la falta de
inteligencia cuando se trata de hacerle la guerra al narco.
·
¿Por qué?
Porque precisamente fue Felipe
Calderón el que movió el panal de las avispas y justamente es derivado de todo
eso que hoy vivamos el infierno en la tierra.
Y no es para menos, cuando
sabemos que tan criminal es el que provoca la guerra como el que la acepta y
más aún cuando en medio de ese fuego cruzado está el pueblo.
No olvidemos que un
presidente, como lo fue Felipe Calderón, se convierte en comandante supremo. Y
hay quienes, como él, que acusan total desconocimiento de las acciones a
emprender en estos casos, como también desconocimiento de las leyes al
conducirlo a pensar y en su caso a decretar que los delincuentes eran el enemigo
que había que aniquilar.
En síntesis, antes de
proceder, jamás pensó en siquiera medir la fuerza y el alcance de los
cárteles. Y por tanto nunca pudo considerar las consecuencias de sus
actos. Y fue por eso que los resultados fueron cruentos y nada positivos. Por
el contrario, allí está el beneficio de la duda respecto a actos de corrupción
en el caso de quien ostentaba el poder para derrocar a los narcos: Genaro
García Luna.
Por todo lo anterior creo que,
en estos momentos hace bien Andrés Manuel López Obrador en no irse de bruces y
dejar que canten las sirenas, muy a pesar de que sus adversarios pudieran
acusarlo de la existencia de un gobierno débil.
Pero no importa. Porque ante
todo hay un gran conglomerado social que espera respuestas. Y sabe López
Obrador que las respuestas no se darán en base a una letalidad a nivel de
guerra como la quieren hacer los narcos.
Y sobre todo, debe tomar muy
en cuenta aquella vieja sentencia de Sun Tzu quien fuera un general, estratega
militar y filósofo de la antigua China. A quien tradicionalmente se le
considera como el autor de El arte de la guerra: “Si utilizas al enemigo para
derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas”.
No dejarlos crecer, además de
provocar la guerra entre ellos mismos, son estrategias que ha utilizado
el gobierno de México y han dado resultados.
Sin embargo, si tomamos en
cuenta que el poder económico, es lo que ha permitido que los grupos
delincuenciales tengan las mejores “herramientas” para enfrentar a sus oponentes
y al propio gobierno, falta entonces que el gobierno endurezca sus leyes al
respecto y les quite el poder económico.
Y es que la letalidad a nivel
de guerra, con fusiles, ametralladoras de grueso calibre, armamento automático
y antiaéreo, como son el AK-47, el R-15, lanzacohetes, lanzagranadas 40
milímetros, ametralladoras, lanza cohetes y fusiles calibre 50 que estos son
antiaéreos y obviamente también en contra del blindaje, que son parte de la
dotación de armas a nivel de guerra que tienen en este momento los narcos, todo
ello reconocido por el general Luis Cresencio Sandoval González, secretario de
la Defensa Nacional, (Sedena) (según la conferencia de prensa del 31 de
octubre), es altamente preocupante.
Ahora bien, si las operaciones
“Receptor Abierto” y “Rápido y Furioso”, que ha registrado la entrada ilegal de
200 mil armas anualmente por las dos fronteras a territorio mexicano, según
investigaciones de los gobiernos de México y Estados Unidos, no han dado
resultado, es tiempo de implementar un programa más estricto y más confiable.
Cuestión de tiempo.