• “El pueblo mexicano fue muy cariñoso con Brasil, y digo con Brasil porque soy brasileño y ellos me trataron a mí y a nuestra selección maravillosamente”
Ciudad de México. A 50 años de que la selección de
Brasil, liderada por Pelé, ganó su tercera Copa del Mundo (de las cinco que
tiene hoy en día) en México 70, O Rei confesó que nuestro país es el lugar donde
jugó que recuerda con más cariño.
De todos los viajes de mi carrera, todo el
mundo me pregunta, ¿cuál es el mejor, en cuál te divertiste más? Un país que no
puedo olvidar por el cariño, por la atención que me dieron y por cómo me
trataron, hasta el día de hoy, digo nuevamente, fue México, mencionó el ex
astro brasileño en un mensaje compartido ayer por Marcelo Ebrard, secretario de
Relaciones Exteriores.
Recordó además que aquella selección, que
ganó el título el 21 de junio de 1970 tras vencer 4-1 a Italia en la final y
que contaba con figuras como Jairzinho y Carlos Alberto, fue bien recibida por
la afición tricolor desde el momento en que llegó al país.
El pueblo mexicano fue muy cariñoso con
Brasil, y digo con Brasil porque soy brasileño y ellos me trataron a mí y a
nuestra selección maravillosamente. Olvidando el futbol, éramos bien recibidos
en cualquier lugar al que íbamos y después con el premio que Dios nos dio de
ser campeones del Mundo en México, a la afición mexicana le agradezco de
corazón todo el cariño y toda la atención, agregó.
En tanto, Roberto Rivellino, uno de los
mejores volantes de la historia y pieza clave de la Verdeamarela que
conquistó el Mundial de México 70, se sigue deshaciendo en elogios con
el maravilloso gol de Carlos Alberto, una joya de juego en equipo que
le dio la estocada a Italia en la final.
Esa selección, que para muchos es la mejor de
todos los tiempos, merecía terminar de esa forma, haciendo un gol
maravilloso con la participación de casi todo el equipo, aseguró Rivellino, de
74 años, en un breve video enviado a la agencia de noticias AFP desde su casa
en Vinhedo, São Paulo.
Faltaban cinco minutos para que Brasil ganara
su tercera Copa Mundial. Italia estaba aturdida por el futbol-espectáculo de
la Canarinha,
que estaba 3-1 arriba con el cabezazo en suspensión de Pelé,
el disparo de Gerson y el gol de habilidad de Jairzinho (los italianos habían
descontado por medio de Boninsegna).
El balón arrancó en la defensa y avanzó con
hábiles pases, entre ellos uno de Rivellino por la izquierda, hasta que le
llegó a Pelé al
borde del área grande y lo cedió a su derecha: Carlos Alberto, que venía con
carrera, perforó con el empeine el arco de Albertosi.
Dios fue generoso con esa selección, nos
premió con el último gol de nuestro capitán, porque ocho o nueve jugadores de
Brasil tocaron el balón, mostró lo colectiva que era esa representación, agregó
el ex astro, ya sin su ondulada cabellera y con un bigote menos tupido que el
que lucía en su juventud, cuando deslumbraba con sus regates eléctricos y su
zurda de oro.
Rivellino, una de las fuentes de inspiración
de Diego Armando Maradona, solía jugar de volante o de extremo, y tenía un
remate tan potente que terminó recibiendo el apodo de Patada
atómica. Entre 1965 y su retiro en 1981, vistió los colores del
Corinthians, el Fluminense y el saudita Al-Hilal, pero alcanzó fama mundial en
la Seleçao,
donde debutó con 19 años y sumó 92 partidos y 26 goles.
Indico además que el de 1970 fue, sin lugar a
duda, el mejor de los tres Mundiales que disputó, por el ambiente de
concentración, por los partidos en sí, y por la conquista del
título. La Copa del 70 fue especial, fue una selección que hasta hoy es
considerada como la mejor de todos los tiempos. Tuvimos momentos maravillosos
en México. El pueblo abrazó tanto a esa selección, que cuando jugamos en Guadalajara
la semifinal (victoria 3-1 contra Uruguay), en la avenida que llegaba al
estadio Jalisco, los hinchas paraban nuestro autobús, vibrando con nosotros,
relató el hoy dueño de una escuela de futbol con su nombre y comentarista
televisivo.