• El Halcón Peña anota de penal y nuestra selección derrota a Bélgica para así superar por primera vez una primera fase
CIUDAD DE
MÉXICO.
El belga Jean Thissen
derribó al Cabo Valdivia dentro del área y miles de aficionados mexicanos que
se asomaron al Estadio Azteca marcaron penal. Norberto Ángel Coerezza, silbante
argentino, confirmó la falta señalando hacia el manchón de los once pasos.
Valdivia quedó tendido en el césped, mientras medio equipo europeo protestaba
al silbante sudamericano, al grado de arrinconarlo dentro de la portería.
Sucedió en el minuto 14 del jueves 11 de
junio de 1970, un día especial para México y su capitán Gustavo Peña. El
capitán cobraría la falta a la izquierda del portero Christian Piot y, por vez
primera, nuestra selección pasaría a la segunda fase. Una tarde en la que las
matracas, los sombreros de palma y los cánticos de “¡México!, ¡México!” se
multiplicaron en el Estadio Azteca y luego desfilaron por avenida Reforma. ¿La cita?
El Ángel de la Independencia.
La Unión Soviética aseguró su boleto tras
vencer a El Salvador, así que el otro pase se lo pelearon México y Bélgica en
el último partido del Grupo 1. El anfitrión llegó a este juego con tres puntos,
mientras que los belgas tenían dos.
Entusiasmados por empatar ante la Unión
Soviética y vencer a El Salvador, los mexicanos llegaron a la cancha con la
intención de dar la sorpresa ante los favoritos europeos. Los visitantes
tropezaron de fea manera ante la URSS y se desquitaron con los salvadoreños.
Una victoria ante el Tri los pondría del otro lado.
México tenía otros planes. Por lo menos, fue
el planteamiento inicial del Güero Cárdenas, quien mandó a sus jugadores al
frente.
Antes de que los belgas se acoplaran a la cancha,
Javier Valdivia trató de hacer una travesura por la derecha y dentro del área,
aunque fue alcanzado por el defensor Jean Thissen en el minuto 14. Se armó el
escándalo en las tribunas, primero por la ruda acción y después por el penal
que nos mandaría a cuartos de final.
Mientras los molestos europeos seguían
discutiendo con el silbante argentino, el capitán Gustavo Peña corrió hacia la
banca para charlar unos segundos con el técnico Raúl Cárdenas. El Halcón sería
el encargado de cobrar la pena máxima.
El guardameta extranjero de apellido Piot
trató de distraer al mexicano con el número 3 en el dorso. “¡Pena!, ¡Pena!, le
gritaba. No podía pronunciar bien el nombre del Halcón.
El silencio se asomó en el Estadio Azteca. El
Halcón dio unos pasitos y mandó el esférico raso y pegado al poste izquierdo de
Christian Piot. Todos los aficionados en el Azteca se volvieron locos.
Después del penal, los belgas se lanzaron en
busca del empate. No pudieron hacer daño en la portería de Nacho Calderón,
quien conseguía su tercer partido en el Mundial sin recibir gol.