• Para la poeta Carmen Ávila las mujeres deben incorporar su literatura al canon universal, pues muchos hombres carecen de las ganas y la voluntad de hacerlo
Ciudad de México. No habrá una verdadera Literatura Universal
hasta que se incluya en ella a las escritoras, afirmó ayer jueves la poeta
Carmen Ávila en la mesa de diálogo “Escrituras periféricas hechas por mujeres
mexicanas”, organizada por la Fundación Elena Poniatowska Amor.
“Somos la mitad del mundo, se quiera o no.
Entonces, ver solamente la escritura de los hombres es una visión muy parcial;
no contiene toda la visión de la humanidad. La literatura no es universal hasta
que no se incorpore la literatura de las mujeres”, expresó.
De Saltillo, Coahuila, la autora criticó la
profunda carga de sexismo en esa expresión artística y afirmó que las
escritoras deben esforzarse el doble para demostrar que la voz femenina tiene
muchas cosas que contar.
“Cómo es posible que la ciencia haya
avanzado, y el mundo también, y que en la literatura nos hayamos quedado atrás,
cuando debería ser al contrario. No pedimos privilegios ni un lugar superior,
sino equidad”.
Según Carmen Ávila, a las mujeres les
corresponde “la chamba” de incorporar su literatura al canon universal, pues en
su opinión muchos hombres carecen de las ganas y la voluntad de hacerlo.
La citada mesa formó parte del ciclo
“Descentralizar la escritura”, que la fundación Poniatowska transmite por medio
de su cuenta en Facebook. En ella participaron asimismo las poetas y narradoras
Priscila Palomares y Monserrat Acuña, originarias de Nuevo León y Querétaro, de
forma respectiva, así como la narradora y ensayista Dahlia de la Cerda, de
Aguascalientes.
De acuerdo con esta última, las escritoras
deben muchas veces “blanquear o masculinizar” su trabajo en pos de la
aceptación en los ámbitos académicos, situación de la que aseguró ha procurado
mantenerse al margen.
Monserrat Acuña consideró que uno de los
lastres de la literatura femenina es la autocensura, luego de que el ámbito
literario, determinado por la hegemonía masculina, provoca que en ocasiones las
autoras duden de su propia voz y de su calidad literaria.
La también editora destacó que la
popularización que ha tenido en tiempos recientes la postura feminista ha
traído como consecuencia que la mujer sea vista como una cuota que debe
cumplirse.
Del caso de la literatura, comentó que eso se
expresa en que las mismas autoras ocupan los espacios de siempre y sólo se les
permita hablar de su experiencia como mujeres y escritoras, aunque los
encuentros versen sobre otros temas.
Priscila Palomares reparó en que la
literatura mexicana se encuentra muy centralizada en la capital y, al igual que
sus demás alternantes, sostuvo que el país puede y debe ser contado desde las
narrativas hechas en todas sus regiones.
“Cuando hablamos de México, lo conocemos a
través de la capital, a través de una visión centralizada. Pero es muy valioso
conocer el país desde diversas historias y miradas que no sólo estén en el
centro. Hay que descentralizar la literatura”.
El ciclo Descentralizar la escritura,
moderado por Esther M. García, continuó este viernes con la participación de
las escritoras Elpidia García Delgado (Querétaro), Yelitza Ruiz (Guerrero),
Denisse Buendía (Morelos) y Nadia Contreras (Colima-Coahuila).