• Después del confinamiento por covid-19, el tenor mexicano retomará sus actividades en austria, italia, españa y alemania
CIUDAD DE MÉXICO.
Acuatro
meses de que el tenor mexicano Javier Camarena (Xalapa, 1976) hiciera un
alto obligado en su carrera a causa del covid-19,
retomará sus presentaciones en Austria, Italia, España y Alemania en tres
semanas y, de paso, reflexiona sobre el público y la importancia de un
escenario para música clásica, el formato digital y la dirección de su carrera.
Yo creo que un teatro sin público
es un teatro mutilado”, ya que en esos recintos de mármol y concreto hay algo
más que el encuentro entre público y artista. “En esa caja de resonancia la voz
es un instrumento que aspira a regalar belleza y lo más importante está en el
espíritu humano. Digamos que la ópera es un ritual similar al cine y a un
partido en vivo de Michael Jordan”, dice en entrevista con Excélsior.
Su primera función después del confinamiento
será el 10 de julio, acompañado del pianista Enrico Maria Cacciari, para
interpretar arias de Gaetano Donizetti, Vincenzo Bellini, Giuseppe Verdi y
Edouard Lalo, en la Zurich Opera House; y adelanta que en 2021 tendrá una gira amplia por México.
La Zurich Opera House tiene un
aforo de mil 800 personas, pero en esta ocasión sólo estará abierto para 300.
De inicio, sabemos que tendremos medidas de seguridad en cuanto a la distancia
y que estaremos bastante holgados de espacio, que será un programa no tan
extenso sin pausa, y sí será un poquito complicado el retorno de las
actividades”, detalla.
Por otro lado, Camarena habla
sobre algunas de las reflexiones que hizo durante esta pausa obligada. Por
ejemplo, sobre la ópera en vivo y las transmisiones en video. “Hay una analogía
que me gusta hacer. Cuando vas al cine a ver una película, asistes porque has
mirado algunos avances de la cinta o te gusta el actor, la actriz, el director
y sabes que está interesante. Así que te preparas, sales de casa, llevas tus
palomitas, tu snack y te sientas con gente que participa en ese
espacio para disfrutar”, explica.
Ahí te contagiarás de risa y
escuchas a gente conmoviéndose a la par de ti, participando de este colectivo.
Y en la ópera es igual. Te preparas porque conoces la ópera, al cantante o te
gusta el estilo de compositor. Y si es tu primera vez, indagas sobre la trama y
haces tu propio tráiler y, desde que llegas al Palacio de Bellas
Artes, aprecias la belleza; entras al recinto, ves el alfombrado con esa luz
cálida, llegas a tu lugar, escuchas que la orquesta afina sus instrumentos y
este ritual le da forma a la ópera o a un recital”, abunda.
Y aunque destaca el poder de las
transmisiones por internet, afirma que nunca será lo mismo. “No importa qué tan
buena sea la transmisión ni qué tanto contenido extra puedas hallar en éstas,
pues jamás se comparará con vivir la experiencia de participar en un evento en
vivo”, afirma.
No sería lo mismo ver jugar a
Michael Jordan desde el televisor, en casa, que en el estadio de los Bulls u
observar a Lionel Messi en el estadio. Lo emocionante es participar del
colectivo, aunque internet seguirá siendo una herramienta importante. Pero por
mucho que lo podamos utilizar… difícilmente podrá sustituir la emoción de estar
en vivo en los teatros”.
Camarena también anuncia que
entre el 20 y el 30 de septiembre tendrá cuatro funciones de La hija del regimiento,
de Donizetti, en la Staatsoper de Viena, donde no se ha presentado desde hace
cinco años. Y destacó su debut en el Festival Donizetti, de Italia, así como su
paso por el Teatro Real de Madrid,
Entre noviembre y diciembre
debutará como cantante de ópera en el Festival Donizetti de la ciudad de
Bérgamo, Italia. “Allá debutaré con la ópera Marino Faliero, de
Donizetti, que es difícil y poco conocida, así que es uno de los compromisos
que más me emociona”; y le seguirá su presentación en el Teatro Real de Madrid,
para el 15 de enero de 2021, con una función de arias; y su debut en el Palau
de la Música Catalana, de Barcelona.
Destacaría mi debut en la
ópera Lakmé de
Delibes, con la Deutsche Oper Berlin, con un rol (Gérald) que va en la
dirección en la que quiero mover mi carrera en los próximos años, es decir, del
repertorio francés”. Además de su retorno al Metropolitan Opera de Nueva York,
como Gualtiero, en la ópera Il Pirata; y su presentación en 2021 en la semana
Mozart, dirigida y coordinada por Rolando Villazón.
¿Qué reflexión haría sobre el
confinamiento de los últimos meses? “A estas alturas, la idea de estar en un
escenario me emociona mucho. Ya tengo ganas de volver. Tengo muchas ganas de
cantar, pero lejos de la adrenalina normal que uno puede tener al presentarse
en un escenario, creo que está también esa otra adrenalina extra y de saber que
vamos a estar bien, porque los teatros van a actuar en consecuencia de las
disposiciones necesarias para este tipo de espectáculos”.
¿Cómo observa el regreso a la
actividad? “Es complicado no preocuparme, porque obviamente pienso en mi
familia, en mi voz y en estar bien en todo sentido, porque soy quien sostiene a
mi familia económicamente. Pero quiero grabar una cosa en mi cabeza, el hecho
de que la música y los teatros de ópera sean el estandarte que mucha gente siga
para regresar a nuestra cotidianidad. Eso es algo que me llena de orgullo y
esperanza.
Ojalá que mucha gente lo vea de
esta manera porque la vida sigue y no ha sido la primera pandemia por la que ha
atravesado la humanidad, sino que ha habido muchas catástrofes, desastres y
siempre hemos sabido salir adelante. Y pensar en un teatro vacío me hace pensar
que vamos a necesitar al público, a toda esa gente que pudo acompañarnos o a la
que acompañamos durante este distanciamiento social… los vamos a necesitar en
el teatro”, concluye.