• Hace 20 años el Parque Deportivo del Seguro Social tuvo su último partido oficial de beisbol, hecho que marcó el inicio de un largo éxodo de sus dos residentes: los Diablos Rojos y los Tigres del México
CIUDAD DE MÉXICO.
Ramón Arano no pudo jugar en las Grandes Ligas,
pero nadie le quitó la sensación de ponchar a Mickey Mantle en dos ocasiones.
El encuentro entre el legendario lanzador mexicano y la gran estrella de los
Yanquis de Nueva York se dio en el Parque Deportivo del Seguro Social en 1968. Los
Diablos Rojos se preparaban para la temporada que terminaría campeón con
beisbolistas mexicanos, exclusivamente. Ésa es, hasta el momento, la única
visita a México del equipo más famoso de las Grandes Ligas.
La Catedral del beisbol mexicano vio desfilar a otras
grandes estrellas, además de Mantle. Por ese diamante pasaron en su momento
Roberto Clemente, Pete Rose, Sandy Koufax y el manager Casey Stengel. De los
mexicanos prácticamente todos, desde Beto Ávila, Héctor Espino y Vicente El
Huevo Romo hasta Fernando Valenzuela, Teodoro Higuera y Vinicio Castilla fueron
parte de la leyenda del inmueble de la colonia Narvarte.
Hoy se cumplen 20 años que vio apagar sus luces por
última vez.
El pelotero de los Yanquis, Joe Pepitone, platicaba en
español con Arano durante la práctica de bateo previo al primer duelo entre los
Diablos Rojos y los Yanquis, el 18 de marzo de 1968.
Mira, aquí tienes a quien te va a meter la pelota hasta
allá, hasta el panteón”, le dijo Pepitone, mientras que le presentaba a Mantle,
quien sonreía tímidamente al no entender la charla.
El veracruzano respondió de la mejor manera y donde mejor
lo sabía hacer, en el centro del diamante.
Dos ponches le metí a Mantle y el tercero ya no se pudo
porque no quiso seguir jugando. Fue un partido increíble, el estadio estaba a reventar
y fue la locura entre los aficionados, mucha gente se quedó afuera. Casi lloro
de la emoción”, recordó Arano en una entrevista en marzo de 2010 sobre la
victoria de 5-3 que consiguió ese día sobre los Mulos de Manhattan.
Mantle tomó revancha, dos días después, al mostrar su
poder en el inmueble capitalino a un “salivazo” de Alfredo Zurdo Ortiz.
El famoso Tres Patines, quien en otra ocasión venció a
los Indios de Cleveland con 12 ponches, vivió grandes hazañas en el coloso
capitalino. Ese año de 1968 lanzó también en el partido que le dio el título a
los Diablos Rojos.
Necesitábamos ganar a Reynosa para coronarnos. Yo, dos
días antes, había lanzado en Poza Rica, pero ese día me pidieron abrir por el
México Rojo. Fue un duelazo con Alejo Ahumada, cero-cero hasta la octava
entrada cuando llegó Paquín Estrada y pegó jonrón para ponernos en ventaja”,
relató.
En la novena entrada se me llenó la casa con dos outs.
Salió un elevado y yo le grito al catcher, que era Pilo Gaspar, que la buscara.
Por las ansias primero la pifió él y luego yo, hicimos una doble carambola y
entre los dos nos quedamos con la pelota, ese fue el último out. Cuando me di
cuenta ya traía a los aficionados encima. Perdí un zapato, la gorra nunca
apareció y el guante, menos. Los aficionados me cargaron y me querían sacar del
estadio, pero yo no me dejé y llegaron los policías a ayudarme”, recordó Arano
sobre ese memorable partido en el Parque del IMSS.
Arano fue uno de los cientos de personajes que acudieron
a despedir el Parque del IMSS aquel jueves 1 de junio de 2000. El pitcher con
mas victorias en la Liga Mexicana se subió al diamante como en los viejos
tiempos para abrir por los Diablos Rojos frente a los Tigres en el duelo de
veteranos con el que se iniciaron los festejos.
Para mí es un día histórico, pero es el peor de mi
carrera deportiva, porque se está entregando un monumento”, dijo Arano con su
inseparable puro antes de subir a lanzar por última vez en ese estadio.
Estoy sentimental y muy molesto porque no pudieron
conservarlo. Pienso que aquí mismo pudieron construir un estadio más cómodo”,
agregó.
NUEVOS DUEÑOS
El Instituto Mexicano del Seguro Social tenía la
intención de vender el inmueble desde 1985, año en el que también vivió uno de
sus episodios más tristes al funcionar como “morgue” luego del trágico
terremoto del 19 de septiembre.
Durante 15 años recibió pocos trabajos de mantenimiento y
fue poca la inversión que se le realizó, por lo que ya en muchas zonas lucía
descuidado e incluso abandonado. Lo único que se mantuvo siempre en excelentes
condiciones fue el terreno de juego.
Alfredo Harp Helú y Carlos Peralta hicieron una oferta
que no convenció al IMSS, que, por su parte, ofreció a ambos empresarios
quedarse con el inmueble en concesión durante 15 años con la promesa de
invertir para modernizarlo. Tampoco hubo un acuerdo.
En febrero de 2000 se hizo el anunció de la venta del
gran terreno ubicado en la manzana que forman el Viaducto Miguel Alemán,
Cuauhtémoc, Obrero Mundial y Xochicalco.
Oficialmente se dijo que la agencia de autos Central, que
por muchos años se ubicó en una parte externa al terreno, pagó 169 millones 67
mil 862 pesos, aunque más tarde su supo que Grupo Gigante estaba atrás de la
transacción para luego construir el centro comercial Parque Delta, inaugurado
en 2005.
El último partido oficial de beisbol en el Parque del
IMSS habría sido el sexto de la final de la temporada 1999, encuentro en el que
los Diablos se coronaron dramáticamente al superar a los Tigres el sábado 4 de
septiembre, lo que para muchos fue un digno colofón.
Las directivas de los Diablos Rojos y los Tigres se
dieron a la tarea de buscar un nuevo inmueble. Todo el hermetismo que llevaron
en una negociación con OCESA sobre el terreno del Foro Sol, les salió caro.
Comenzaron los trabajos para adecuar un diamante en la
zona en donde se realizan hasta la fecha eventos musicales. El problema fue que
lo hicieron sin los permisos correspondientes de construcción, por lo que la
Delegación Iztacalco clausuró la obra hasta que se cumpliera con el reglamento
y multó a la empresa con un millón pesos.
El inmueble no estaría listo para el arranque de la
temporada de 2000 de la LMB, debido a esta situación, por lo que ambos equipos
negociaron el uso del Parque del IMSS por unos meses más hasta el último
partido, jugado el 1 de junio.
SE NEGABA A DESPEDIRSE
Las puertas del Parque Deportivo del Seguro abrieron para
los aficionados a las 15:26 del jueves 1 de junio de 2000. Los boletos que
tenían un costo de 55 pesos se ofrecían hasta en tres veces más de su valor en
la reventa.
El juego de veteranos abrió las hostilidades a las cuatro
de la tarde y el último partido oficial arrancó a las 19:52. El primer
lanzamiento de Octavio Álvarez, pitcher de los Diablos Rojos, fue a Sergio
Gastélum, de los Tigres.
El último Grand Slam fue de Ray Martinez y el último
jonrón de Pedro Castellano, ambos de los Diablos Rojos.
La lluvia, enemiga número uno del beisbol, no podría
faltar a la cita, por lo que el partido se interrumpió por casi una hora.
A las 0:33 horas, ya del viernes 2 de junio, Gastélum,
entonces segunda base de los felinos y ahora flamante manager de los Diablos
Rojos, se ponchó para sellar el partido con victoria para el equipo escarlata
9-5.
Un grupo de mariachis ingresó al diamante para entonar
las golondrinas, mientras que varios de aficionados lloraban en las tribunas y
otros buscaban arrancar alguna butaca como recuerdo.
Muchos ingresaron al terreno de juego para llevarse
tierra o un pedazo de pasto o simplemente un pedazo de malla. Parecía que nadie
quería irse del estadio, que finalmente se fue quedando en soledad.
Al otro día se inauguró el Foro Sol, con muchas carencias
para los aficionados, que nunca lo vieron como un verdadero estadio de beisbol
durante los 14 años que cumplió con esa función.