• En su día y siempre, la valía y ponderación del periodismo. Por lealtad y por necesidad voy a escribir mi propia y personal valoración, de vocación, refugio, presencia social y…querencia
Por el mes de junio de cada
año de algún tiempo para acá me he interesado en escribir temas relativos al
periodismo en torno a su fecha establecida, el 7 de junio, día de la “Libertad
de expresión”, del periodismo, del periodista, ¿tres en uno?; no, pues todo se
engloba en este concepto de Libertad de expresión, que algunas veces son en
relación a su historia y su valía, otras, de fechas conmemorativas de
específicos periodistas, también en torno a la cada vez más difícil situación
por la inseguridad en función de este oficio; y por supuesto (y en mí caso), he
presentado reflexiones y pensamientos, reconocimientos, ad hoc del periodismo
en general y del periodista en particular, en fin…
Sin embargo en los más
recientes años he venido centrando el tema de la valoración o desvaloración de
periodistas, según sea-no tanto del periodismo en sí-, sino de los pros y
contras que unos y otros tenemos, lógico, es cuestión…y sobre todo comentar
sobre ese sentimiento, EL DE SUS FRUSTRACIONES pero también de LAS SATISFACCIONES,
no necesaria o únicamente desde el punto de vista material o de recursos sino
de ese gran premio que da el concepto de suma importancia cuando se tiene
VOCACIÓN para ser y hacer periodista-periodismo digno y eficiente. Y es que…
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EN EL
VERDADERO PERIODISMO HAY SATISFACCIONES Y TAMBIÉN FRUSTRACIONES, DECEPCIONES
Así, analicemos esto: en una
real ponderación periodística el verdadero periodismo se vive, se siente, eleva
y sumerge, trasciende, pega y recibe, en fin; hay gozo y hay sufrimiento, da
muchas satisfacciones pero también frustraciones, decepciones, y quizá no en sí
por el periodismo mismo sino por el mundillo, el escenario y sus protagonistas
que en él convergen, aunque en esencia y al final final la mayor satisfacción
(que nadie te la quita) es el ejercicio periodístico del comunicador que tiende
a servir, a informar y opinar con veracidad, honestidad y realidad a la
sociedad, a la comunidad, y el sentir, vivir, el reconocimiento cotidiano de la
gente en la calle, en el Súper, en el Café, en diversos espacios, de todos
aquell@s que te leen, te oyen y/o te ven, y te lo dicen, lo expresan, y eso,
eso, es lo que cuenta! o como dijo el poeta: ¡con eso tengo bastante!. Y es que
el campo del periodismo es muy grandioso pero también complejo; es controvertido
y polémico a veces, aunque puede ser coincidente con otros pensamientos; tiene
contrapartes y desacuerdos, pero también seguidores y valoraciones favorables;
de desprecios y reproches, incomprensiones, así como de aceptación y
ponderaciones positivas, en fin…
Reconozco sin embargo que
finalmente actuamos en un campo donde se albergan particulares intereses y
específicos sentimientos, sobre todo los de la envidia, los celos, rencores y
hasta odios dentro del mismo gremio, pero se dan también esos otros
sentimientos del afecto, del reconocimiento-ese que nace, se siente-, el de
amistades verdaderas que surgen en función de la vida misma concatenadas muchas
veces en la envoltura de celofán del periodismo del cual el o esos periodistas
son, somos, los protagonistas.
Por eso es que ser periodista
verdadero es difícil, porque el periodista para serlo debe tener vocación,
voluntad, también necesita cierta preparación, suficientes capacidades en la
redacción y/o la dicción (éste, el de los medios electrónicos por ejemplo), y
sobre todo, el alma, la honestidad, el valor y LA ÉTICA para ejercerlo,
primordialmente para los que nos ven y escuchan, incluyendo los internautas
(digital).
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LO QUE
VIENE ENSEGUIDA ES ALGO PARTICULAR, PROPIO, QUE QUIZÁ SE ACEPTE, O SE CRITIQUE
Pues bien, con este subtítulo
me voy a referir a mí mismo, que quizá no debiera, digo así porque pudiera
trastocar una regla o norma periodística (que se dice que un periodista no debe
de hablar, decir, escribir, sobre sí mismo, que no procede; que este oficio
está para decir, escribir, sobre los demás…¿será?. Esto lo leí ayer del
periodista español Gervasio Sánchez que en conferencia añadió: “…no me gustan
los periodistas que hablan más de lo que les pasa a ellos que de las
situaciones que publican. Cuanto más en contacto se trabaja con el sufrimiento,
más debe huir el periodista del protagonismo. El periodista que habla de sí
mismo traiciona a las víctimas y reduce el espacio de las historias que
importan”. (¿)…
Órale, sin embargo, digo yo,
en fechas como ésta de ponderación al periodista, ¿cómo no compartir nuestro
sentir, sí, ese sentimiento tan humano como serían sus satisfacciones, algún
reconocimiento recibido; o decepciones, frustraciones, como les decía, y
compartir aquello, no en forma sistemática, claro que no, pero sí como
referente personal en torno a eventos alusivos al periodismo y periodistas,
sobre todo con episodios o experiencias que inclusive le sirvan o consideren
sus propios colegas, autoridades y sobre todo sus lectores y/o
teleradioescuchas, que son quienes debe juzgarnos…, digo.
Por eso es que les voy a
narrar lo siguiente (que desde el año anterior lo iba a externar, pero desistí,
precisamente porque a lo mejor no debía)…Así entonces en resumen diré esto…
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AQUÍ, MI PROPIA
Y PERSONAL VALORACIÓN, VOCACIÓN, PRESENCIA SOCIAL Y…QUERENCIA
Quiero aclarar que no se trata
de ninguna autoalabanza (ya me viera, estúpido fuera) sino que debo partir de
mí mismo para rendirle auténtica y verdaderamente un reconocimiento y un profundo
homenaje AL PERIODISMO en sí mismo como tal, primero, y luego al propio, al
nuestro, sí, a esta inmensa, importante, trascendente, profesión que profesamos
muchos (que también oficio le llaman); que hoy lo estoy personalizando porque
así necesito hacerlo ya que, en mi caso, este oficio-profesión ME HIZO SER Y
ESTAR, me hizo además tener el justo RESPETO, respetabilidad (mismo que yo doy
igual); y acoto: nuestro PERIODISMO me dio imagen y presencia en la sociedad,
que junto con el magisterio, si bien no me dieron riquezas materiales en
abundancia pero sí el reconocimiento vívido y vivido más allá de diplomas y
“reconocimientos” empapelados; y sobre todo esas palabras que me llegan no sólo
a los oídos sino al corazón y a mi conciencia por parte de esas personitas que
me lo dicen de voz o de mensajes digitales, etc. (como ya escribí líneas
arriba). Ah, y un refugio con remanso de paz, o de tormenta…
Así pues acoto también que
este tema lo personalizo porque tiene, arrastra, un, mí, sentimiento específico
de valoración en el sentido de que GRACIAS A NUESTRO PERIODISMO (y no solo el
hecho de ser periodista, no, sino al concepto periodismo), que por ser y hacer
periodismo-periodista, soy algo y alguien…en el entorno social, ciudadano,
familiar, de amistades, donde me he desenvuelto parte de mi vida, y lo
manifiestan, si no, pocos se ocuparían de mi persona aunque haya sido maestro
(así es la vida), que más allá de legislaturas, agrupaciones, clubes, partidos,
etc. así lo constato, independientemente de mi magisterio-también muy valorado
de mi parte-de grandes valores y enseñanzas como profesión, y ser “el” profesor
(no uno más) donde tuve logros y satisfacciones como reconocimientos oficiales
y en especial de alumnos y padres de familia, hasta la fecha. Sin embargo la
catapulta final reconozco que fue EL PERIODISMO pues le dio sentido e imagen,
reconocimiento y valores a mi vida.
Satisfacciones, sí, frustraciones
también; reconocimientos, sí, decepciones, también; premiaciones justas, sí,
engaños “lineales”, también, en fin…justicias, sí, pero injusticias
también…Buenos días.