Rusia alista un nuevo programa espacial para explorar el planeta Venus. Durante 1961 y 1984 la entonces URSS mandó varias sondas sin mucho éxito.
RUSIA.
El Instituto Ruso de Investigación Espacial planea un nuevo programa para explorar Venus, con el envío de al menos tres dispositivos científicos, y sus primeras etapas podrían presentarse el próximo año.
Así lo reveló recientemente el director del instituto Lev Zelenty. “Existe la idea de hacer no un proyecto separado, sino un programa que incluya varias misiones. Creo que podremos hablar públicamente sobre sus principales características el próximo año”.
Una expedición inicial se denomina ‘Venera-D’, cuyo lanzamiento está programado para fines de la década de 2020. En dos o tres años, es posible el lanzamiento de la segunda y luego la tercera, a mediados de los 2030.
Este nombre fue utilizado por la ex Unión Soviética (URSS) entre 1961 y 1984 para denominar a una serie de sondas espaciales, las que buscaron recopilar información sobre el segundo planeta de nuestro sistema solar.
Zeleny dijo que las negociaciones con los socios estadounidenses en el proyecto están agendadas para octubre, pero por la pandemia de COVID-19, podrían cambiar o realizarse en formato remoto.
Los envíos que realizó la URSS, al planeta con una atmósfera de temperatura estimada en casi 500 grados Celsius, han sido considerados como importantes para prevenir un posible desastre de efecto invernadero en la Tierra.
La Agencia Espacial Japonesa (JAXA) y la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio estadounidense (NASA), han considerado los estudios sobre la evolución de su clima para estimar los efectos de un intensísimo efecto invernadero en nuestro planeta.
Venus actualmente recibe casi el doble de la radiación solar que la Tiera. Esto pudo haber evaporado la existencia de agua, en caso de que existiera alguna vez, lo que envió el hidrógeno al espacio y atrapo una acumulación de dióxido de carbono en su atmósfera. A su vez, creó un continuo efecto invernadero y desemboco en el alto nivel de toxicidad que hay en su capa de gas.