• Impotencia y ocurrencias de AMLO ante estragos sanitarios y económicos del Covid-19 • Aún si condiciones para regresar a la normalidad sin poner en riesgo la vida de los ciudadanos • Trasformación del país a pasos agigantados, pero hacia atrás
Definitivamente la movilidad
normal de nuestra sociedad no podrá reactivarse este primero de junio
simplemente porque no hay condiciones. El riesgo de que los contagios por
Covid-19 aumenten es muy latente y sería muy contradictorio abrir las puertas
de todas las casas y negociaciones para acabar con el confinamiento sin poner
en riesgo la vida de los ciudadanos.
Desde luego que todos queremos
que se reactiven todos los sectores y con ello la economía del país y de
nuestra entidad, pero los números de contagiados y de fallecidos por esta
pandemia indican que aún no es el tiempo para regresar a la normalidad.
Mientras esto sucede, las
reservas económicas de empresas y ciudadanos en general literalmente ya están
tocando fondo y es por ello que ahora con más necesidad que hace dos meses, la
ciudadanía volteará a ver al gobierno federal para conocer cuál es la
estrategia que le de oxígeno a la comunidad que ya está en la desesperación.
Los ciudadanos que aún tienen
empleo no ven con claridad qué es lo que va a pasar con sus empleos y sobre las
necesidades económicas cotidianas como el pago los servicios de agua potable,
energía eléctrica y demás que en cualquier casa de clase media se utilizan y se
pagan mes tras mes.
Pero hasta ahora las opciones
que propone el gobierno federal no son muy viables.
Por eso al gobierno federal
que encabeza el mitómano Andrés Manuel López Obrador, le urge llegar a la
normalización de nuestras actividades económicas, precisamente para no tener la
presión ciudadana de que aún no ve cómo se resolverá esta situación.
La frivolidad, la indolencia y
el cinismo con que se ha manejado la pandemia y ahora la consecuencia económica
en nuestro país, golpean todos los días el bolsillo de los trabajadores y
merman la confianza ciudadana en un gobierno que llegó con una altísima
expectativa de mejorar nuestro país y que hoy demuestra justamente lo
contrario.
La impotencia evidente y las
ocurrencias ya no surten efecto.
Ya no cabe el argumento de
responsabilizar a las autoridades pasadas ni echarle la culpa a la corrupción
de sexenios pasados, pues ahora (casi como tapón de boca) el INEGI acaba de
mostrar sus mediciones que indican que la corrupción creció en la actual
administración con relación al último año de la administración pasada que
encabezó el priista Enrique Peña Nieto.
No, ya no hay excusas ni
pretextos para culpar a administraciones pasadas.
La responsabilidad es del
Presidente López Obrador que no ha podido brindar la confianza que la
ciudadanía requiere en estos momentos donde la cifra de muertos por la pandemia
ya superó los siete mil fallecidos y todos los días escuchamos que la capacidad
hospitalaria está casi al límite, sobre todo en la capital del país.
Así que por más que queramos
las condiciones para regresar a la normalidad económica aún no están dadas.
En Baja California Sur sucede
algo similar en cuanto que aún no podemos salir a la calle de manera normal.
Es sumamente necesario
quedarse en casa, no salir salvo que sea muy necesario hacerlo, para tratar de
bajar el número de contagios y evitar así que aumente el número de muertos que
ya llegó a 30.
Por supuesto una asistencia
social de los gobiernos adecuada sin que ésta se politice, será necesaria para
evitar que las zonas marginadas lleguen a punto de quedarse hasta sin comer.
Como quiera que sea, esperemos
que podamos salir adelante a pesar de la enorme dificultad que está hoy
presente en prácticamente todo el país.
Queda claro que la pandemia
sanitaria y la crisis económica actual pone en su justa medida a una
administración federal que ha dejado mucho que desear, que todos los días
acrecienta el desencanto y por supuesto una enorme decepción ciudadana.
En la media península los
estragos no son menores, aunque está claro que las autoridades estatales y
municipales han hecho su tarea y hasta ahora la comunidad percibe en general
que ha recibido apoyo a pesar de las dificultades.
Vamos a ver hasta dónde llega
la simulación del gobierno federal que de mentira en mentira nos intenta
convencer de que la situación ya mejoró cuando en realidad todos los días vemos
exactamente lo contrario.
Veremos hasta dónde llega el
cinismo oficial de una administración federal que sí ha transformado al país
pero a pasos agigantados hacia atrás.
¿No le parece así amable
lector?