• Víctor Castro tendrá repercusiones políticas negativas ante pésimo manejo de la pandemia por el gobierno federal • AMLO emite datos dudosos de la crisis y hasta hace berrinches para modificar la Constitución para obtener un manejo discrecional al presupuesto federal • El balance concluyente de lo que signifique la actual circunstancia repercutirá inevitablemente en la presencia política de quienes representan en la entidad al gobierno federal
Definitivamente el balance
final de la actual crisis sanitaria y económica provocada por el Covid-19 será
en el ámbito político. A costa de miles de vidas, de cientos de empresas y con
ello cerca de dos millones empleos que se puedan perder, la sociedad avaluará a
las autoridades responsables de atender esta situación en el proceso electoral
del 2021.
Hasta ahora según los
especialistas, no se han tomado las decisiones adecuadas desde el gobierno que
encabeza el Presidente Andrés Manuel López Obrador, existen muchas
contradicciones respecto al manejo de la pandemia sanitaria y en el ámbito
económico, la consecuencia aún es mayor pues esta herencia que dejará la crisis
sanitaria impactará directamente en las condiciones financieras de la
ciudadanía en general.
A nivel local los representantes
del gobierno federal, seguramente resentirán en el nivel de aceptación
ciudadana, enfrentarán las consecuencias negativas del pésimo manejo nacional
de la actual crisis que hasta ayer en materia sanitaria aún se mantenía a la
alza en contagios y muertes, mientras que en lo económico nuestro país aún no
enfrenta la parte que se espera sea más adversa que hasta ahora.
En Baja California Sur, ante
la presencia de coronavirus, el representante de los programas federales,
Víctor Castro Cosío, ha mantenido un silencio y una ausencia de la toma de
decisiones que definitivamente tendrá repercusiones adversas en sus
pretensiones políticas de todos conocidas.
Castro Cosío ha dicho en
muchos lugares y a no menos número de ciudadanos, que pretende buscar a través
de Morena la candidatura de su partido a la gubernatura. La actual crisis puede
llevar al traste esta pretensión.
Por supuesto que muchos
comentarán que no parece ser el mejor momento para hablar de temas
estrictamente político y quizás tengan razón.
Pero nadie puede negar que
finalmente el balance concluyente de lo que signifique la actual crisis
repercutirá inevitablemente en la presencia política de quienes representan en
la entidad el gobierno federal y por supuesto a los representantes emanados de
Morena.
Desde luego que
inevitablemente, una vez más, será preponderante la figura política personal de
los candidatos, por encima de la pertenencia o marca partidista, pero para mala
fortuna de Castro Cosío, será muy difícil salir a la calle a decir, con el
ánimo que se hizo en el 2018, que la mejor opción es la propuesta de López
Obrador, que ha dejado en claro, sobre todo en las últimas semanas que lo que
más le importa es su propia imagen personal.
Se acaban los argumentos para
defender sin contratiempos la propuesta presidencial que a pesar de los ínfimos
apoyos que se han generado, estos no han sido suficientes pues el problema es
de proporciones inmensamente mayores a los escasos recursos aplicados por el
gobierno federal que no ha funcionado en mantener activas las empresas de todos
los tamaños y con ello sostener el empleo.
La prepotencia y soberbia de
López Obrador, por cierto, muy notorias, características coincidentemente
visibles también en su representante en la media península Castro Cosío, serán
muy difíciles de disimular luego de las consecuencias que dejará la ya de por
sí grave pandemia sanitaria y crisis económica que se han agravado ante la
pésima actitud de defensa asumida por la autoridad federal.
Mientras tanto, se manejan por
parte del mandatario nacional, datos dudosos, berrinches y hasta pretensiones
de modificar la constitución para brindarle un manejo discrecional al
presupuesto económico a través del ejecutivo federal, son características que
no podrán evadirse durante este año preelectoral que por supuesto se verán
adversamente reflejadas en las elecciones del año que entra.
La aceptación ciudadana de
López Obrador cae más rápido de lo que se esperaba y será desde ahora muy
complicado salir a defenderlo y al mismo tiempo pedir el voto ciudadano.
Desde luego que ahora mismo lo
primero es enfrentar el Coronavirus-19, que se logre evitar al máximo el
contagio y los muertos por esta enfermedad, pero si la economía no mejora y la
población sí se siente afectada en su condición laboral y de sus ingresos en
general, es muy posible que en el 2021 deje de apoyar a Morena.
Eso estará por verse.