Una filósofa de la ciencia explica (Parte 2 de 2). Las creencias subjetivas no son preferencias arbitrarias de un individuo son creencias que un grupo social comparte respecto a ciertos rasgos dela ciencia.
La Paz, Baja California Sur (3 de mayo, 2020) —A pesar de que los casos de COVID-19 se cuentan por millones en el mundo y miles de personas han perdido la vida por dicha enfermedad en el país, la ciudadanía se resiste a reconocer una realidad como esta y sus efectos. Quizá la filosofía tiene la respuesta.
Diario El Independiente Entrevistó a la Dra. Mónica Ramírez Solís catedrática de la Universidad Autónoma de Baja California Sur.
En la primera parte de ésta entrevista, la, filósofa y especialista en ciencia, tecnología y comunidades del conocimiento expuso que la forma en que las comunidades reconocen sus creencias como válidas varía dependiendo precisamente del tipo de comunidad y su acceso a oportunidades educativas en general, en particular para el pensamiento crítico.
Finalmente planteó que es indeseable la coerción para controlar a la población cuando se resiste a creer en cosas como la existencia del virus que provoca el COVID-19.
Diario El Independiente: A nivel de comunidades del conocimiento ¿Negar lo que a todas luces parece una realidad científica es un fenómeno es común?
Mónica Ramírez: Si te refieres con tu pregunta, a que haya quien se resiste a creer dentro de las comunidades de conocimiento, diría que siempre hay quien juega el papel de escéptico, y que la duda es parte del proceso en el conocimiento, así como el error y la misma opinión, pero la idea es ir hacia adelante, en progreso para determinar el conocimiento en cuestión.
En una comunidad científica, se pasa al siguiente nivel rápidamente, porque los que son parte de una comunidad, segundo, al interior de una comunidad las creencias que se pueden tener son en el sentido fuerte, digamos que ahí podemos distinguir también entre creencias objetivas y subjetivas, según León Olivé nos explica.
La ciencia está constituida por una diversidad de elementos, por conocimientos generados, acumulados, y transmitidos. Las prácticas científicas están condicionadas y orientadas por creencias objetivas acerca de la propia ciencia, pero también hay prácticas científicas condicionadas y orientadas por las creencias subjetivas de los científicos.
Las creencias objetivas de la ciencia son creencias que pueden tener los científicos y también, los gestores de la ciencia o el público en general. Por ejemplo, “la ciencia requiere financiamiento”. O, en el caso del COVID-19, “las estadísticas parten de los hechos, de un número de personas enfermas, con ciertos síntomas”.
Representación y comprender la ciencia, requiere que en las discusiones y controversias sobre la ciencia haya un buen número de creencias objetivas sobre la ciencia.
En muchas ocasiones las prácticas científicas están condicionas y orientadas, y ponen de manifiesto creencias subjetivas acerca de la ciencia, las cuales también tienen un impacto público. Las creencias subjetivas, se dividen entre las que son constitutivas de ciertos aspectos de la ciencia y las que son puramente ideológicas.
Las creencias subjetivas no son preferencias arbitrarias de un individuo (como la creencia en sentido débil de Villoro), son creencias que un grupo social comparte respecto a ciertos rasgos de la ciencia.
Por ejemplo, la creencia de corte positivista, de que la actividad científica principal es la búsqueda de la verdad.
O en el caso del COVID-19, una creencia subjetiva sería creer que el uso de cubre bocas es necesario solo si estas enfermo. Cuando son creencias subjetivas en sentido ideológico, tendría que ver por ejemplo con lo que se piensa respecto a la relación de ciencia y política.
En las ciencias hay razones objetivamente suficientes, criterios, métodos, y estándares que determinan un hecho científicamente, y finalmente al interior de una comunidad de conocimiento, sobre todo científica, las creencias individuales se diluyen en las del grupo por razón de la objetividad.
DI ¿En la primera parte de esta entrevista planteabas que no es deseable la coerción para que las comunidades asuman una posición activa frente a temas como la salud pública ¿Cuál sería una alternativa?
MR: La alternativa en la que yo pienso es a largo plazo, quizá a mediano, pero tiene que ver con la educación en distintos sentidos y niveles, de diferentes formas. La filosofía es una respuesta, fíjate que en una reciente evaluación con mis estudiantes de la Prepa Morelos, me dio mucho gusto leer en una gran cantidad de trabajos frases como: “es una lástima que no todos estudien filosofía” o “la filosofía me ayuda a entender muchas cosas, entre ellas, que debemos pensar en los demás”; pero bueno, es una población muy chica la que tiene acceso, y aunque desde la universidad y en lo individual como tú mismo, se hacen esfuerzos para ir a la calle, para llegar a otros sectores de la sociedad, pues no es suficiente. El asunto es de políticas públicas, se trata, a final de cuentas, de una relación conocimiento-poder, la cual es fascinantemente compleja.
En una sociedad del riesgo como le llaman algunos autores a esta era del poder tecnológico, es indispensable el desarrollo de una cultura científica y tecnológica, lo que significa que además de los científicos, tecnólogos, los gobernantes, empresarios, y demás sectores de la sociedad toda, deben tener conocimiento de lo que es y lo que pasa en el desarrollo de la ciencia y la tecnología, para que con ello se promueva una verdadera participación ciudadana que vigile y promueva ese desarrollo hacia la solución de problemas locales o regionales. Con una cultura científica y tecnológica quizá no existiría tanta resistencia para aceptar que el COVID-19 es real y debemos seguir las recomendaciones de las autoridades y expertos en salud.