• Además de mantener cercanía con los melómanos, la dirección universitaria ofrece un esquema de trabajo para intérpretes y compositores que no perciben ingresos por la emergencia sanitaria, explica José Wolffer
Ciudad de México
La música es la primera trinchera cultural que se
abrió en el mundo ante el confinamiento ocasionado por la pandemia de Covid-19,
y es ahí donde se siguen gestando iniciativas innovadoras, de la mano de
compositores e intérpretes.
Esa es la idea que inspira las
líneas de trabajo de la Dirección de Música de la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM), las cuales se han enfocado a las redes sociales, no sólo para
atender al público, sino para abrir una ventana a los creadores con el fin de
que expongan sus obras y así ofrecer un esquema de trabajo a quienes no tienen
en estos momentos sus ingresos habituales, explica José Wolffer, director
general de aquella instancia.
Además de organizar trivias
sobre temas de obras conocidas de música clásica, en la cual participan los
músicos de la Orquesta Filarmónica de la UNAM (Ofunam), se han difundido
testimonios de los músicos para que el público conozca cómo enfrentan esta
circunstancia y qué hay de distinto para ellos, dado que están acostumbrados a
trabajar a solas, explicó Wolffer en entrevista con La Jornada.
Agrega que también se grabaron
algunos tutoriales para que los músicos acerquen al auditorio a ciertas obras o
para sugerir qué caminos recorrer para conocerlas.
Una de las iniciativas más
innovadoras de la Dirección de Música de la UNAM es el Laboratorio Sonoro, que
consiste en pedir a una creadora o creador que nos hable sobre su proceso,
en qué esta trabajando, el tipo de herramientas que utiliza. Es una manera de
meternos hasta la cocina de un taller sonoro, con una primera parte que es una
explicación al internauta y una segunda que es la presentación de los
conciertos, todo pensado para las redes, detalla el funcionario.
Entre los compositores que han
participado en el Laboratorio se encuentra Tania Rubio, “quien trabaja mucho
con paisajes sonoros, con el sonido de la naturaleza; nos hizo una pieza en la
que emplea sonidos de distintos pájaros y animales, e instrumentos prehispánicos
a los que tuvo acceso gracias a un equipo de arqueólogos de Morelos.
También nos acompañó Arcángel
Constantini, diseñador e inventor de máquinas que convierten imagen o luz en
sonido, y este jueves tuvimos el concierto de Juan Felipe Waller, compositor
mexicano que reside en Alemania, quien trabaja en piezas bastante particulares
para arpa. Todo ello es una manera de invitar al público a introducirse en las
manifestaciones sonoras actuales.
Wolffer dijo que la respuesta
del público ha sido muy positiva, incluso para quienes están más acostumbrados
a los repertorios sinfónicos, como el que presentaba la Ofunam en el ciclo
dedicado a Beethoven que se quedó inconcluso.
Ahora son muchos los melómanos
que buscan los Laboratorios Sonoros con buen ánimo, curiosos, para ver de qué
se trata, algunos se sorprenden para bien.
El director de Música de la
UNAM aseguró que más adelante se ofrecerán otras posibilidades de empleo a
músicos que en este momento no cuentan con su red habitual laboral y que están
en condiciones distintas, en el mejor de los casos, o precarias y complicadas.
Dos estrenos en El
Aleph
El área a cargo de José
Wolffer participará también en la edición digital del festival de arte y
ciencia El Aleph (que arranca el 21 de mayo) con dos estrenos: Islas, de
Diana Syrse, comisión encargada por Cultura UNAM al coro universitario
Staccata, en la cual la autora plantea premisas que hablan del momento en
el que estamos. Se transmitirá del 23 y 28 de mayo a las 14 horas.
El segundo estreno
es PASAsinCALLE, a cargo de la Academia de Música Antigua de la UNAM,
y Liminar (27 y 29 de mayo a las 21 horas), “proyecto pensado para
ser un comentario acerca de los procesos virales.
“A partir del bajo del
compositor barroco Frescobaldi, un ejecutante improvisa, graba con su celular y
envía, como una estafeta virtual, al siguiente músico. Éste la escucha, graba
su variación sobre el material recibido y la manda a su vez a otro compañero.
El ciclo continúa hasta que cada participante ha generado un módulo, que
corresponde al eslabón anterior en la cadena, pero a la vez es distinto y
autónomo. Al final, los módulos son puestos a disposición de un invitado, que
los ensambla según su preferencia, como si fueran Legos musicales. Es
la viralización de una idea, transformada en música”, concluye el también
director de orquesta y pianista.
Los Laboratorios Sonoros se
pueden seguir en el canal de YouTube Música UNAM los martes a las 12 horas
(video explicativo) y los jueves a las 21 horas (concierto). En las redes
sociales de Cultura UNAM se puede seguir a partir del 21 de mayo el festival El
Aleph.