• En el encuentro virtual, apuntó, ante miles de internautas conectados, que "el miedo a la muerte, por mucho que vivamos en el siglo de las grandes luchas tecnológicas, sigue siendo ese oscuro y pequeño animal de presa que llevamos escondido"
Ciudad de México. La pandemia por Covid-19 nos alteró la idea
de futuro evolutivo, y de la noche a la mañana nos vemos colocados en una
dimensión desconocida. Un virus quitó de nuestras manos algo muy preciado: la
idea del futuro bajo control, dijo el escritor Sergio Ramírez durante su
participación en el Festival Alfonsino ¡Reyes se queda en casa!
Organizado
por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), el encuentro cultural se
realiza de manera virtual desde Monterrey, a través de las redes sociales de
esa casa de estudios.
El
Premio Cervantes nicaragüense insistió en que tememos no poder hacer a
nuestra medida el futuro. La incertidumbre, el primer fruto de las pestes,
junto con la inseguridad, se introduce en nuestras vidas, de modo que nuestra
primera aspiración de futuro debe ser vivir en un mundo que no rebaje sus
parámetros éticos como garantía, y que, por el contrario, los aumente.
Ante
miles de internautas que se conectaron para escucharlo, el autor
añadió: Aspiremos a que, como fruto de la crisis, la humanidad sea más
humana y no desprecie en el porvenir los valores de solidaridad y entrega que
tanto han florecido estos meses de incertidumbre, temor y angustia.
El
autor de Margarita,
está linda la mar citó
una frase del Quijote, de Miguel de Cervantes: Sábete, Sancho, que no es
un hombre más que otro si no hace más que otro. Todas estas borrascas que nos
suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos
bien las cosas; porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de
aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca.
Sergio
Ramírez consideró, a manera de metáfora, que estamos dentro de una película de
catástrofes, y no hay que perder de vista que el miedo a la muerte, por
mucho que vivamos en el siglo de las grandes luchas tecnológicas, sigue siendo
ese oscuro y pequeño animal de presa que llevamos escondido, dispuesto a saltar
a la menor incitación.
En
esta cinta que cada quien protagoniza, continuó, “no habrá un corte de escena
de la noche de terror hacia el alba limpia de amenazas; más bien deberemos
acostumbrarnos a convivir con el enemigo invisible, cuidándonos de su acecho y
buscando mantenerlo a raya, sabiendo que está entre nosotros.
“Estamos
viviendo en una de esas novelas pesimistas de futuro, en la que nos metimos de
la noche a la mañana, como dentro de El
diario de la criada, de Margaret Atwood, donde,
de repente, tras un golpe de Estado, el orden social cambia las relaciones del
ciudadano frente a la autoridad, una dictadura ideológica y puritana; o como
dentro de la serie Black
Mirror: realidades paralelas que parecen
estar ocurriendo en un futuro inmediato pero que están sucediendo ahora mismo.”