La Paz, Baja California Sur.- Ya desde unas calles más atrás anuncia ruidoso su presencia en una de las colonias al sur de La Paz, en una de las tantas rutas por la zona de mayor crecimiento de la ciudad, Diana Laura, El Progreso, Ayuntamiento, Camino Real…

El camión recolector y los empleados de Servicios Públicos Municipales siguen recorriendo los hogares de los paceños en busca de toneladas de basura diariamente, en medio de la pandemia de COVID-19 y ahora con el semáforo rojo, de máximo riesgo de contagio. 

Un señor de bigote, gorra, pantalón café y camisa azul grita alertando que por fin llegaron, porque por estas fechas el Ayuntamiento de La Paz ha modificado los días y horas en que pasarán, incluso ha reducido las frecuencias. 

“¡Basuraaaaaa!”, se le escucha gritar y las vecinas se preparan y sacan las bolsas pendientes o acercan las cajas. Y allá van dos de los empleados, sin cubrebocas, sin guantes, sin ningún equipo de protección a recoger todos los desechos de los hogares.

Algunas personas salen con cubrebocas a entregar en mano las últimas bolsas de basura. 

Y mientras el señor de bigote agradece una propina y el camión se aleja, vecinos se quejan también en redes sociales de que algunas rutas no se concluyen, que faltan calles, áreas en donde no pasan y tardan más de una semana en volver. 

Unos más agradecen que las visitas sean espaciadas, por aquello de los riesgos de contagio; pero  también  el riesgo de focos de infección es persistente en las colonias de La Paz y no solo durante la pandemia. 

La recolección de basura es uno de los talones de aquiles para las autoridades. Reclamos que se agudizan en medio de la crisis sanitaria. 

“Y nada que pasa en La Fuente”, dice la usuaria Jozz Paz, en el muro de Facebook de Servicios Públicos Municipales. 

“Santa Fe, dos semanas sin pasar; para hacer paros son buenos”, escribió Jesús Domínguez en la misma publicación, donde decenas de usuarios reclaman el servicio oportuno y ahora con protocolos de seguridad. 

Y es que los trabajadores,  como sea, siguen en las colonias, en rutas modificadas o ya entrada la noche cuando entonces piden “una propina para el taco”. 

Don Joaquín es vecino de la colonia El Progreso y dice que, con sus 65 años sí tiene miedo de un contagio. 

Él no quiere meterse a opinar sobre el servicio o los trabajadores, ni sobre los paros, sueldos o “grilla política”, dice, solo reclama al alcalde Rubén Muñoz, que ahora que se habla de la “nueva normalidad” que empezará para el sector de la minería y construcción, recuerden atender temas esenciales, como la protección de sus empleados en áreas tan sensibles como la recolección de basura. 

“No se debe dejar todo a la buena de Dios”, puntualizó.