• Edison Lanza, relator especial de la CIDH para la libertad de expresión, alertó que “la crisis de violencia contra los periodistas en México no ha sido desactivada”, como lo demuestra el reciente asesinato de Jorge Armenta
Ciudad
de México
Durante la contingencia sanitaria por la
pandemia de Covid-19, las agresiones contra periodistas no han cesado en
México, e incluso en algunos casos se han incrementado, debido a la labor informativa
que realizan los comunicadores sobre los diversos aspectos de la enfermedad, lo
cual debilita la democracia del país y el derecho de las personas a saber,
alertaron los participantes en un foro virtual sobre el tema.
Durante la segunda sesión del seminario
digital “Pandemia, democracia y derechos humanos: proteger la libertad de
expresión e informar en tiempos de pandemia”, diversos funcionarios, académicos
y periodistas resaltaron las condiciones adversas que enfrentan los reporteros
para hacer su trabajo, ya sea por la precariedad en la que de por sí laboran o
por la presión y amenazas de diversos sectores.
Jorge Ruiz, director del Mecanismo de
Protección de Periodistas y Defensores de Derechos Humanos, señaló que desde el
inicio de la emergencia sanitaria, dicho organismo ha identificado que al menos
44 comunicadores han sido amenazados o agredidos.
Asimismo, dijo que en lo que va de 2020 ha
habido 193 casos de ataques contra periodistas y defensores, y aunque esa cifra
representa una baja de 38 por ciento con respecto al mismo periodo de 2019, en
ese entonces el país no estaba semi-paralizado como hoy.
“La violencia generalizada en algunas zonas
del país contra los periodistas no paró […] en regiones que son focos rojos, la
violencia contra periodistas sigue prevaleciendo y no permitió echar mano de
una serie de acciones” para proteger a ese gremio, lamentó Ruiz, quien señaló
que el Mecanismo está en un proceso de “reconfiguración”.
Por su parte, Adriana Ramírez, responsable
del programa de libertad de expresión y género del colectivo Comunicación e
Información de la Mujer (Cimac), apuntó que desde la declaratoria de la fase
uno de la emergencia sanitaria existen al menos 54 casos de agresiones contra
periodistas (24 hombres, 22 mujeres y 8 instalaciones de medios informativos).
En ese mismo periodo, fueron asesinados los periodistas María Elena Ferral y
Jorge Armenta.
De acuerdo con la especialista, los atentados
contra periodistas en tiempos de pandemia se suman a diversas formas de
violencia estructural contra los comunicadores, entre ellos la precariedad
laboral que muchos de ellos sufren, el acoso, las amenazas, el robo de
material, las campañas de desprestigio y la impunidad en que suelen quedar los
ataques en su contra, muchos de los cuales son cometidos por servidores
públicos.
Por lo anterior, llamó a que se diseñen y
apliquen mecanismos de protección con enfoque de derechos humanos, de género y
de interseccionalidad, en el que participen diversos organismos gubernamentales
o autónomos para proteger a los periodistas, investigar las agresiones en su
contra y reconocer públicamente su labor.
Edison Lanza, relator especial de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos para la libertad de expresión, alertó que
“la crisis de violencia contra los periodistas en México no ha sido
desactivada”, como lo demuestra el reciente asesinato de Jorge Armenta.
En ese contexto, señaló que aunque en México
“nunca fue fácil el vínculo entre autoridades y periodistas”, es necesario que
el país dé pasos hacia la “madurez” en esta relación, lo que implica regular el
discurso oficial ante los medios, así como el uso de publicidad oficial.
Como ejemplos del panorama complejo que
enfrenta hoy la prensa en México, Lanza mencionó las amenazas contra el diario
Reforma, las críticas presidenciales hacia la revista Proceso y la polémica en
que está envuelta la agencia de noticias Notimex, además de los ataques en
contra de la periodista Carmen Aristegui por visibilizar este tema.
Jesús Cantú, titular de la Unidad de Información
de la coordinación general de comunicación social de Presidencia, destacó el
papel de los medios informativos y subrayó que “no puede haber democracia sin
libertad de expresión”, al tiempo que admitió que las épocas de crisis también
agudizan los riesgos para los periodistas.
En estos momentos, admitió, “es cuando las
autoridades se vuelven más sensibles a las críticas y exposiciones de la
realidad que los periodistas están observando y constatando y deben revelar, y
esto también los hace vulnerables”.
En ese marco, admitió que puede haber
discrepancias o retrasos en el registro de la cantidad de personas fallecidas
por Covid-19, pero descartó que ello se deba a un propósito de “ocultar”
información de forma deliberada.
Francisco Javier Acuña Llamas, consejero
presidente del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y
Protección de Datos Personales (INAI), alertó que uno de los principales
riesgos de la pandemia es que se le utilice como pretexto para silenciar a los
periodistas, al tiempo que subrayó que las autoridades deben aceptar las
críticas por su manejo de la emergencia sanitaria y hablar con la verdad.
“El derecho a la información no perturba,
aunque la información sea negativa. Por eso no se debe negar lo evidente ni maquillar
información. No ayuda a nadie que se diga ‘son tales y cuales cifras’ […] Urge
que el gobierno diga la verdad ante las circunstancias que sean; es preferible
que todos conozcamos los números, la ruta sanitaria y si ha habido errores o
momentos de perturbación en el manejo de la información. Que se diga lo que se
ha hecho bien o mal”, recalcó.