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Hoy es lunes, 25 de noviembre de 2024

Así luce el barrio pobre que Argentina aisló por aumento de contagios Covid-19

Los operativos se enfocaron en el barrio pobre de Villa Azul, que se reparte en los municipios bonaerenses de Quilmes y Avellaneda, y que fue completamente aislado con vallados

Así luce el barrio pobre que Argentina aisló por aumento de contagios Covid-19

CIUDAD DE MÉXICO.

El gobierno argentino aisló el lunes una barriada empobrecida en las afueras de Buenos Aires, al tiempo en que intensificaba acciones para detectar a personas con el nuevo coronavirus ante un fuerte incremento de los contagios los últimos días, principalmente en zonas de la capital del país.

Los operativos se enfocaron en el barrio pobre de Villa Azul, que se reparte en los municipios bonaerenses de Quilmes y Avellaneda, y que fue completamente aislado con vallados. Allí, según las autoridades, se han detectado hasta ahora a más de 50 personas con síntomas del virus, mientras que otra cifra similar está en estudio, lo que convirtió a la humilde barriada en el primer foco de contagios en el cinturón urbano de Buenos Aires.

Personas que residen en Villa Azul se mostraron de acuerdo con la medida de aislamiento luego de denunciar que vecinos del lugar se juntaban durante la cuarentena a jugar durante horas al fútbol en una pequeña cancha del barrio.

Un comité de emergencia integrado por autoridades sanitarias y de seguridad realizaba un control total de entradas y salidas y dos centros logísticos se encargan de la distribución de alimentos y artículos de higiene.

El ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque, señaló a medios de prensa que “se cerró toda la circulación y se armó un dispositivo para que les llegue todo lo que necesite; vamos a repartir la comida en las casas”.

Argentina registra 11 mil 620 contagios y 456 fallecidos. Un total de cinco mil 500 casos se detectaron en la ciudad de Buenos Aires y cuatro mil 60 en la provincia homónima, donde los municipios populosos de las cercanías de la capital son los más afectados.

A su vez, la ciudad de Buenos Aires se prepara para volver desde el martes a una cuarentena más restrictiva después de que las autoridades decidieron cerrar comercios a los que se les había permitido abrir sus puertas días atrás, aunque se mantiene el permiso de circulación para trabajadores de actividades esenciales y se limitará el transporte público para contener los casos que se han quintuplicado en las últimas dos semanas.

El mismo lunes por la tarde, decenas de argentinos se congregaron en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, donde se encuentra la sede del gobierno, en reclamo del levantamiento de la cuarentena vigente desde el 20 de marzo, una de las más estrictas de la región. Aprovechando la celebración de un nuevo aniversario de la revolución del 25 de mayo que en 1810 inició el proceso de independencia de Argentina respecto a España, los congregados que se saltaron las medidas de aislamiento gritaron “queremos ser libres” y “queremos trabajar”. Varios de ellos portaban carteles que rezaban “violación de derechos” y cantaron el himno nacional.

En Bolivia, en tanto, algunas ciudades flexibilizaban desde el lunes la cuarentena que se extiende hasta fines de mes, ante la presión del sector informal que representa más del 60% de la economía en la nación andina y a pesar que la pandemia está en pleno auge con seis mil 13 infectados y 250 decesos.

En la jornada se observaba a más gente en las calles, como en la ciudad El Alto, vecina de La Paz.

Las autoridades bolivianas advertían que el mayor pico de casos podría darse a fines de junio y enfilaban sus esfuerzos en atender la crisis en Beni, que junto a Santa Cruz, son las provincias del Oriente del país donde se concentran el 80% de los contagios.

En Beni la precariedad del sistema de salud disparó los contagios y el gobernador Fanor Amapo lanzó desesperados pedidos de ayuda. Según medios locales, más de 80 médicos se contagiaron con el virus obligando a reclutar a galenos de otras ciudades para atender a Trinidad, la capital de Beni.

En Chile, el sistema hospitalario del país, con dos mil 400 camas de uso crítico, seguía al límite por el incesante incremento de nuevos contagiados, que en la última jornada rozó los cinco mil, mientras sólo disponía de 332 ventiladores, la menor cantidad desde marzo.

Para enfrentar la complicada situación de Chile, con 73 mil 997 infectados y 761 muertos, el subsecretario de Salud, Arturo Zúñiga, informó que se busca una mayor reconversión de catres en camas de uso intensivo que sumarán otras 400. También anunció la llegada el lunes y martes de más ventiladores, aunque no dio detalles de cuántos, ni de dónde proceden.

Para complicar más las cosas, dos mil 400 funcionarios de la salud están contagiados y en cuarentena, agregó. Unos ocho mil fueron contratados para reforzar a los equipos que trabajan turnos de hasta 24 horas.

“Es una situación de saturación de nuestros servicios”, señaló Cristóbal Cuadrado, secretario técnico del Colegio Médico, que estimó en un 97% el uso de las camas críticas en el gran Santiago, que concentra más del 80% de los infectados del país. Además, advirtió que “estamos empezando a llenar las UCI (Unidad de Cuidado Intensivo) de regiones aledañas. Cerca de 800 pacientes críticos conectados a ventilación mecánica fueron llevados a hospitales regionales.

Colombia, con 21 mil 175 casos y 727 muertos, también se preparaba para entrar en una nueva fase de flexibilización de las actividades a partir del 1 de junio y que involucra la reapertura de los centros comerciales, aunque a un 30% de su capacidad.

En América Latina se registraba a la fecha casi 543 mil contagios y más de 33 mil 300 muertos, y Brasil tiene la mayor cantidad de infecciones y decesos.

A nivel mundial se han infectado más de 5.4 millones de personas y muerto más de 345 mil, según el Centro de Ciencias e Ingeniería de Sistemas de la Universidad Johns Hopkins, que basa sus datos en los informes de los gobiernos y las autoridades de salud de cada país.

En la mayoría de la gente este virus provoca síntomas leves o moderados que desaparecen en dos a tres semanas. Pero en algunas personas, sobre todo los adultos mayores y quienes padecen trastornos de salud subyacentes, puede causar enfermedades más graves e incluso la muerte.