La Paz, Baja California Sur.- Durante la cuarentena, el truque, una práctica de la antigüedad, regresó a Baja California Sur. A través de grupos digitales o intercambios vecinales, las personas están realizando lazos solidarios olvidándose de poner dinero de por medio. 

“Cambio por un kilo de huevo” se puede leer debajo de la fotografía de una báscula de cocina en una de las publicaciones de los grupos de internet donde las personas ofrecen despensas a cambio de bienes, bienes a cambio de despensas, kilos de huevo, leche en polvo para niños, insulina y las cosas que más valoran a cambio de artículos de primera necesidad, medicamentos, pañales, latas de comida… 

La práctica de cambiar cosas de valor por objetos de consumo se reitera no solo en la aldea digital; en algunas poblaciones de la entidad, pescadores y productores locales han comenzado a ofrecer sus productos a cambio de otros o, en algunos casos, solo por ayudar. 

El trueque posee grandes ventajas, pero también contrariedades como la dificultad de calcular equivalencias, de transportación y de selección de bienes y, desde luego, está el tema arancelario. Sin embargo, su impulso puede ayudar a la justicia económica, tanto en el intercambio de mercancía como de retribución directa de la fuerza de trabajo. 

Este fin de semana, pescadores de una cooperativa de Puerto San Carlos en Comondú llevaron a la comunidad de Palo Bola su pesca donde la entregaron sin intercambio de dinero de por medio. 

Los habitantes de la comunidad de Palo Bola recibieron la oferta, y ofrecieron a cambio lo que pudieron, la producción de su parcela, o una sonrisa, a cambio. 

En Mulegé, una iniciativa comunitaria avalada por el propio presidente municipal. Felipe Prado Bautista, encontró a las comunidades del municipio norte para regresar a la práctica del trueque entre pescadores y productores. 

Cooperativas de la zona Pacífico Norte y productores del Valle de Vizcaíno se olvidaron del peso, pusieron sus productos en piso parejo y tasaron su valor a la palabra. 

Cada vez más familias sudcalifornianas, acostumbradas a vivir al día, se ven obligadas a pausar sus actividades laborales y han iniciado la búsqueda las alternativas que les ayuden a abastecerse de lo más básico, alimentos y artículos de primera necesidad.